El Kremlin, a pesar de declarar públicamente la lucha contra el terrorismo, mantiene vínculos con organizaciones terroristas desde hace décadas y los utiliza para crear zonas de inestabilidad en el mundo. La historia de los contactos oficiales del Kremlin con Hamás se remonta a casi 20 años.
El grupo Hamás tomó el poder en la Franja de Gaza después de las elecciones palestinas de 2006 (las primeras elecciones de la Autoridad Palestina se celebraron en 1996). A pesar de un buen resultado electoral (Hamás aventajaba a Fatah en un 4%), Hamás decidió no jugar al parlamentarismo y desató una guerra civil en Palestina en junio de 2007. Según sus resultados, Hamás tomó el poder en Gaza, destruyendo a los opositores de otras fuerzas políticas palestinas. En cambio, Cisjordania sigue controlada por el partido Fatah. Los miembros y partidarios de Fatah se vieron obligados a huir de Gaza: los militantes de Hamás no sólo mataron a sus opositores, sino que también los secuestraron y mutilaron, les amputaron extremidades y grabaron en vídeo las torturas.
La reputación de sádicos y terroristas (Hamás es reconocida como organización terrorista en EE.UU., la UE e Israel) no impidió el establecimiento de relaciones entre Hamás y el Kremlin. Aunque en la década de 1990s y principios de la de 2000s, Rusia condenó públicamente los crímenes de Hamás. En Moscú, incluso calificaron las acciones del grupo de terroristas. El 23 de marzo de 2004, el presidente del Comité de Relaciones Internacionales del Consejo de la Federación, Mijail Margelov, al comentar sobre la liquidación del líder de Hamas, Sheikh Yasin, calificó a la organización que encabezaba como «grupo terrorista».
Los medios de comunicación propagandísticos rusos establecieron paralelismos directos entre la eliminación de Yasin y el atentado de los servicios especiales rusos contra uno de los líderes del movimiento de liberación checheno, Zelimján Yandarbíyev, en Qatar en febrero del mismo año. Se comparó con el objetivo de justificar la práctica rusa de asesinatos políticos.
El 31 de agosto de 2004, el MAE de Rusia condenó el atentado suicida con bomba de Hamás en el aeropuerto de Be’er Sheva, en el que murieron 17 personas. En ese momento, Moscú calificó el ataque terrorista como un «ataque bárbaro de extremistas» y expresó su confianza en que «ningún objetivo político puede lograrse mediante la violencia y el terror».
La retórica cambió en 2006: Putin declaró públicamente por primera vez que Rusia «nunca reconoció a Hamas como una organización terrorista» y llamó a «respetar la elección del pueblo palestino«.
En 2004 en Gaza, se abrió el centro cultural ruso Kalinka. Está dirigido por el nieto de Yevgenii Primakov, el exjefe del Servicio de Inteligencia Exterior de la Federación Rusa y del Servicio Central de Inteligencia de la URSS.
El consulado ruso en Palestina opera en Ramallah, en Cisjordania, controlada por Fatah, un enemigo acérrimo de Hamás. Sin embargo, los diplomáticos rusos viajan libremente desde Ramallah a Gaza y viceversa.
Desde 2006, funcionarios del MAE de Rusia y de la administración presidencial se han reunido con miembros de la máxima dirección de Hamás.
En marzo de 2006, el líder de la dirección política de Hamás, Jaled Meshal, visitó Moscú.
En 2010, el entonces presidente nominal de la Federación Rusa, Dmitri Medvedev, se reunió con Jaled Meshal.
A través de Irán y el régimen de Bashar al-Assad en Siria, Hamás recibió armas rusas: los sistemas antitanques Kornet. Estos países también proporcionaron a Hamás cohetes y la tecnología para construirlos con el fin de atacar a Israel.
Pero en 2011, Hamás apoyó a los oponentes de al-Assad en Siria. Los combatientes de Hamas comenzaron a luchar del lado de la oposición sunita anti-Assad e incluso se enfrentaron en Siria con Hezbollah del Líbano, un grupo que también está financiado por Irán y ataca regularmente a Israel.
En 2015, Rusia intervino abiertamente en la guerra en Siria del lado de Assad y llamó terroristas a sus oponentes, poniendo un signo de igualdad entre todos los grupos de oposición y ISIS. Pero el MAE ruso ya en ese momento hizo declaraciones separadas de que Moscú no considera a Hamás como un grupo terrorista.
Continuaron las visitas de los líderes de Hamás a Rusia. El jefe adjunto del Politburó, Musa Abu Marzuk, se reunió con Lavrov el 16 de enero de 2017 en la capital rusa. La reunión siguiente tuvo lugar en julio de 2019.
En mayo de 2022, una delegación de Hamás se reunió con Seguéi Lavrov y el líder ruso de Chechenia, Ramzán Kadyrov. En los medios rusos no se informó mucho sobre esta reunión, pero fue cubierta principalmente por los medios de comunicación árabes.
En septiembre del mismo año, el líder de la dirección política de Hamás, Ismail Haniya, visitó nuevamente Moscú y mantuvo reuniones con Lavrov y el representante especial del presidente ruso para Oriente Medio, Mijail Bogdanov.
A finales de octubre de 2023, tres semanas después del ataque terrorista contra Israel, una delegación de Hamás encabezada por Abu Marzook visitó nuevamente Moscú. El servicio de prensa de Hamás publicó una fotografía de la reunión con Mijail Bogdanov.
Los funcionarios rusos y los medios estatales no dijeron quién habló con los invitados esta vez. Israel criticó las acciones de Moscú, calificándolas de «paso vergonzoso» que «da un viento de cola al terror y legitima las atrocidades terroristas».
Después del ataque a Israel y en vísperas de la visita a Moscú, los líderes de Hamás dos veces públicamente agradecieron a Rusia y personalmente a Putin por su apoyo y «posición».
El ataque terrorista perpetrado por militantes de Hamás contra Israel el 7 de octubre, durante el cual murieron al menos 1.033 civiles y fueron tomadas como rehenes 233 personas, está siendo utilizado por Rusia para provocar nuevos conflictos.
La propaganda del Kremlin está tratando de provocar una brecha entre Israel y Ucrania, lanzando al espacio informativo noticias falsas y bulos sobre supuesto suministro de las armas ucranianas en manos de militantes de Hamás. Y también busca poner a los musulmanes de Ucrania y del mundo en contra del Estado y las autoridades de Ucrania, especulando con el hecho de que Kyiv expresó su solidaridad con Israel y los ciudadanos de este Estado, que sufrieron un ataque terrorista.
A diferencia del gobierno ruso, el gobierno ucraniano nunca ha tenido ningún contacto con Hamás y no cuestiona el derecho de Israel a la autodefensa.
En cuanto al conflicto de varios años en el Medio Oriente, Ucrania apoya constantemente la implementación del principio de dos Estados, Israel y Palestina, pero los terroristas no pueden ser representantes legítimos de los palestinos ni sujetos de las relaciones internacionales.
Fuente: Centro de Comunicaciones Estratégicas y Seguridad de la Información
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