Como parte de su campaña para un segundo mandato como presidente de Estados Unidos, Donald Trump y sus aliados dicen que en caso de que gane, aplicaría las leyes federales para castigar a sus enemigos políticos y reestructurar el gobierno central, a fin de agilizar la implementación de sus políticas.
Si bien los demócratas han sido prácticamente unánimes al expresar sus preocupaciones sobre una segunda presidencia de Trump, advirtiendo de que equivaldría a una «dictadura», la reacción entre los republicanos ha sido marcadamente divergente. Algunos miembros del Partido Republicano hacen saltar las alarmas, mientras que otros restan importancia a la retórica de trumpista, sugiriendo que preocuparse por eso es exagerado.
Sin embargo, una distinción clave es que la mayoría de los republicanos que expresan preocupación por las tendencias autoritarias de Trump ya no están en el cargo o han anunciado su retiro, lo que sugiere que la resistencia a las preferencias expresadas por el expresidente puede no ser una posición sostenible en la era actual del Partido Republicano.
Venganza y retribución
En las últimas semanas, Trump ha prometido a sus seguidores que será su «retribución» si retoma la Casa Blanca, y ha utilizado un lenguaje que recuerda a lo peor del fascismo europeo en las décadas de 1930 y 1940, llamando a sus oponentes políticos «alimañas» y advirtiendo que los inmigrantes están «envenenando la sangre» de Estados Unidos.
Trump también ha expresado interés en reclasificar amplios sectores de la fuerza laboral federal (decenas de miles de funcionarios públicos de carrera) como empleados del «Programa F», a quienes podría despedir a voluntad. Una coalición de think tanks conservadores, encabezada por la Heritage Foundation, está actualmente «revisando» a miles de partidarios de Trump que están interesados en servirle en una segunda administración y de quienes se podría esperar que cumplan fielmente sus deseos.
Trump también ha prometido tomar medidas específicas, incluido «perseguir» al presidente Joe Biden y su familia con un «fiscal especial», y ha sugerido que los medios de comunicación que lo critiquen deberían ser silenciados.
Los partidarios más cercanos de Trump se han hecho eco de sus amenazas. En una entrevista con el exasesor de Trump en la Casa Blanca, Steve Bannon, esta semana, Kash Patel, exfuncionario del Departamento de Defensa durante la administración republicana, dijo que en un segundo mandato de Trump, «saldremos y encontraremos a los conspiradores, no sólo en el gobierno sino en los medios”.
«Sí, vamos a perseguir a las personas de los medios que mintieron sobre los ciudadanos estadounidenses, que ayudaron a Joe Biden a manipular las elecciones presidenciales; los vamos a perseguir a ustedes. Ya sea penal o civilmente, lo resolveremos», dijo.
«Esto no es simplemente retórica», añadió Bannon. «Hablamos absolutamente en serio».
¿Dictador por un día?
Recientemente, el martes pasado, en una entrevista de Fox News con Sean Hannity, Trump tuvo la oportunidad de disipar las preocupaciones de que se comportaría como un dictador si fuera reelegido.
«Para ser claros, ¿tiene de alguna manera, algún plan, si es reelegido presidente, de abusar del poder, violar la ley, utilizar al gobierno para perseguir a la gente?», indagó Hannity.
«¿Quieres decir como están haciendo ahora mismo?», respondió Trump sin ir directo a la pregunta.
Unos minutos más tarde, Hannity volvió a intentarlo: «¿Le promete a Estados Unidos esta noche que bajo ninguna circunstancia, nunca, abusarías del poder como represalia contra nadie?».
«Amamos a este tipo», le respondió Trump a Hannity. «Él dice: ‘No vas a ser un dictador, ¿verdad?’ Le digo: ‘No, no, no. Aparte del primer día’. Estaremos cerrando la frontera y estaremos perforando, perforando, perforando. Después de eso, no seré un dictador. ¿Está bien?».
La campaña de Trump no respondió a una solicitud enviada por correo electrónico por la Voz de América pidiendo una aclaración de sus comentarios.
Los republicanos advierten
En el debate de las primarias presidenciales republicanas del miércoles, el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, pintó un panorama terrible de cómo cree que sería otra presidencia de Trump.
«Este es un hombre enojado y amargado que ahora quiere volver a ser presidente porque quiere imponer represalias a cualquiera que no haya estado de acuerdo con él, a cualquiera que haya tratado de hacerle rendir cuentas por su propia conducta y por cada una de estas políticas de las que está hablando es sobre la búsqueda de un plan de retribución», dijo Christie.
«¿Creo que estaba bromeando cuando dijo que era un dictador?» continuó Christie. «Todo lo que tienes que hacer es mirar sus historial, y es por eso que no hablar en su contra, ponerle excusas y pretender que de alguna manera es una víctima lo empodera”, explicó.
«Permítanme dejarlo en claro: su conducta es inaceptable, no es apto. Y tengan cuidado con lo que recibirán si alguna vez obtienen otro mandato de Donald Trump. Él les está haciendo saber: ‘Yo soy su retribución'».
Trump no estaba en el escenario, ya que se ha negado a participar en los debates de primarias. Los otros tres republicanos en el debate, la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y el empresario Vivek Ramaswamy, evitaron criticar duramente al exmandatario, que conserva una amplia ventaja en las encuestas entre posibles votantes de las primarias.
“Sonambulismo hacia una dictadura»
Las preocupaciones de Christie han sido compartidas por otros republicanos, como el senador de Utah y candidato presidencial de 2012, Mitt Romney, quien dijo al Washington Post esta semana que la base de Trump parece querer que se comporte de modo autoritario.
«A su base le encanta la vena autoritaria», dijo Romney. «Creo que les encanta la idea de que pueda utilizar al ejército en asuntos internos, y que buscará venganza y retribución. Por eso lo dice y tiene, casi, asegurada la nominación republicana». En septiembre, Romney anunció que no se presentará a la reelección el próximo año.
La exrepresentante de Wyoming Liz Cheney, quien ha sido una crítica abierta de Trump y formó parte del panel de la Cámara que investigó el asalto al Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021, dijo a CBS News el fin de semana pasado que no tiene dudas sobre cómo se vería una segunda presidencia de Trump. «Una de las cosas que vemos que suceden hoy es una especie de sonambulismo hacia una dictadura en Estados Unidos», dijo.
No es una amenaza seria
Los actuales funcionarios republicanos que apoyan al expresidente a menudo restan importancia a su sugerencia de que utilizará las palancas del poder gubernamental para castigar a sus críticos.
Durante el debate del miércoles, por ejemplo, DeSantis desestimó las preocupaciones sobre un comportamiento autoritario de Trump durante un segundo mandato.
«Mire, los medios están dando mucha importancia a algunos de estos comentarios que él hizo», indicó DeSantis. «Sólo quisiera recordarle a la gente que él no gobernaba así».
El senador Lindsey Graham ha dicho públicamente que cree que los comentarios de Trump a Hannity pretendían ser «divertidos». En una entrevista con CNN el domingo, Graham cuestionó las afirmaciones de Cheney sobre cómo se comportará Trump en el cargo, diciendo que se derivan de la animosidad personal de ésta hacia el expresidente.
«Creo que una continuación de la presidencia de Biden sería un desastre para la paz y la prosperidad en el país y en el extranjero», dijo Graham. «Nuestra frontera está fuera de control. La única persona que realmente va a arreglar una frontera descontrolada es Donald Trump. Cuando era presidente, nada de esto sucedía en Ucrania. Hamás y todos estos otros grupos terroristas le tenían miedo a Trump».
Cuando se le pidió que comentara sobre la declaración de Trump de que sería un dictador por un día, el senador republicano Thom Tillis enumeró: «Dijo que haría dos cosas: cerraría la frontera y realizaría perforaciones. Todo el mundo podría decir que eso es abuso de poder. Creo que es un uso justo del poder, y el presidente Biden fracasó en ello».
‘Los autócratas siempre te dicen quiénes son’
Ruth Ben-Ghiat, profesora de la Universidad de Nueva York y autora de ‘Strongmen: From Mussolini to the Present¡, advirtió contra el peligro de descartar la retórica de Trump como poco seria o frívola.
«Todo lo que dice Donald Trump debe tomarse en serio», escribió en un intercambio de correo electrónico con la VOA. «Los autócratas siempre te dicen quiénes son y qué van a hacer. En este caso, Trump está diciendo claramente que tiene aspiraciones de ser un dictador, lo cual no es sorprendente dada su incitación a un golpe de estado para permanecer en el cargo ilegalmente y dada la abierta adulación de otros de su tribu como (el presidente ruso Vladimir) Putin y (el presidente chino) Xi (Jinping)».
Kurt Braddock, profesor asistente de Comunicaciones en la American University que estudia la conexión entre el lenguaje político y la violencia, dijo que restar importancia a la retórica de Trump permite que mucho de lo que dice el expresidente se «normalice» entre el público en general.
«Han estado diciendo durante siete años que ‘sólo está bromeando'», dijo Braddock a la VOA. «Y si está bromeando o no, para mí es irrelevante. La gente -o algún segmento de la población- lo interpreta, como si fuera cierto».
«Cuando hay un sector de la población que admira a alguien tanto como algunos individuos admiran a Trump, la normalización de este tipo de lenguaje promueve actitudes positivas sobre el tipo de cosas que implica», dijo Braddock.
«Entonces, si bromea a cerca de ser un dictador sobre la violencia implícita contra enemigos políticos, cuanto más lo hace, más se convierte en parte de nuestro vocabulario normal», concluyó Braddock.