Aviones de combate israelíes han bombardeado la Franja de Gaza durante la madrugada de este sábado, incluyendo algunas de las cada vez más escasas zonas del sur del sitiado enclave donde se ha instado a los palestinos a refugiarse.
Los últimos ataques se producen un día después de que Estados Unidos vetase una resolución de Naciones Unidas que exigía un alto el fuego humanitario inmediato en Gaza, que contó con el respaldo de la inmensa mayoría de los miembros del Consejo de Seguridad y de muchas otras naciones. Trece de los 15 miembros del organismo votaron a favor de la propuesta y Reino Unido se abstuvo.
“Los ataques por aire, tierra y más son intensos, continuos y generalizados”, afirmó el secretario general de la ONU, António Guterres, antes de la votación. A los residentes de Gaza “se les está diciendo que se muevan como pinballs humanos, rebotando entre franjas cada vez más pequeños en el sur, sin ninguno de los elementos básicos para la supervivencia”.
Guterres dijo al Consejo que Gaza está en “un punto de ruptura”, con el sistema de ayuda humanitaria al borde del colapso total, y apuntó que teme que “las consecuencias puedan ser devastadoras para la seguridad de toda la región”.
Las fronteras de Gaza con Israel y Egipto están blindadas, lo que deja a los palestinos sin más opción que tratar de buscar refugio dentro del propio territorio. El número total de muertos en el enclave desde el inicio de la guerra supera las 17.400 personas, que en su mayoría son mujeres y niños, según el Ministerio de Salud gazatí, que está controlado por Hamás y no diferencia entre víctimas civiles y combatientes.
El ejército israelí ha confirmado que combatió y mató a insurgentes de Hamás y halló armas en el interior de una escuela en Shijaiyah, un vecindario densamente poblado de Gaza. Los soldados encontraron también un túnel, equipado con un elevador, en el mismo barrio y, en un incidente separado, los milicianos dispararon a las tropas desde una escuela gestionada por la ONU en Beit Hanoun, una localidad del norte.
Los residentes en la ciudad palestina han reportado durante las primeras horas del sábado ataques aéreos y bombardeos tanto en el norte como en el sur, incluyendo Rafah, que está cerca de la frontera con Egipto y a dónde el ejército israelí condujo la evacuación de los civiles palestinos.
El principal hospital de la ciudad de Deir al-Balah, en el centro de la Franja, recibió 71 cadáveres tras los bombardeos registrados en la zona en las últimas 24 horas, según indicó el Ministerio de Salud este sábado por la mañana, además de 160 heridos. En Jan Yunis, en el sur, al Hospital Nasser llegaron 62 fallecidos y 99 heridos en el mismo periodo, agregó.
Israel ha tratado de afianzar el control del ejército en el norte, donde los intensos combates han reflejado la férrea resistencia de los gobernantes de Hamás. Se cree que, a pesar de las órdenes de evacuación, decenas de miles de residentes siguen en la zona seis semanas después de la entrada de las tropas y los tanques israelíes durante la guerra provocada por el letal ataque de Hamás contra la población civil del sur de Israel el 7 de octubre.
Unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, fallecieron en la incursión de los insurgentes palestinos, y más de 240 fueron tomadas como rehenes. Decenas de ellos — además de cientos de presos palestinos — quedaron libres durante una tregua temporal, pero se cree que en Gaza quedan más de 130 cautivos.
Más de 2.200 palestinos han perdido la vida desde el final del alto el fuego temporal el 1 de diciembre, según el Ministerio de Salud gazatí.
Ante la escasa cantidad de ayuda humanitaria que llega a pocas zonas de la Franja, los residentes denuncian una severa escasez de comida.
“Tengo mucha hambre”, dijo Mustafa al-Najjar, que se cobijaba en una escuela de la ONU en el arrasado campo de refugiados de Jabaliya, en el norte del enclave. “Vivimos a base de comida enlatada y galletas, y eso no es suficiente”.
Aunque los adultos pueden soportar el hambre, “es extremadamente difícil y doloroso cuando ves a tu hijo o hija pequeños llorar porque tienen hambre y no puedes hacer nada”, añadió.
Al mismo tiempo, una delegación de ministros de exteriores de naciones árabes y Turquía visitaron Washington para presionar a Estados Unidos para que abandone sus objeciones al pedido de un cese inmediato de los combates. Según el ministro turco de exteriores, Hakan Fidan, el veto estadounidense en el consejo de Seguridad puso de manifiesto su aislamiento.
“El sistema político estadounidense está desamparado en cuestiones relacionadas con Israel. Por ello, Israel actúa de forma imprudente en este asunto y continúa con su opresión”, dijo Fidan en declaraciones a los medios estatales turcos Anadolu y TRT.
Está previsto que el grupo, formado por los cancilleres turco y palestino, además de los de Arabia Saudí, Indonesia, Egipto, Jordania, Qatar y Nigeria se reúne este sábado con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y con su homóloga de Exteriores, Melanie Joly.
Ante la reanudación de los combates, Estados Unidos instó a Israel a hacer más para proteger a la población civil y para permitir la entrada de ayuda. Los pedidos coincidieron con la ampliación de la campaña aérea y terrestre al sur de la Franja, especialmente sobre la ciudad de Jan Yunis, lo que provocó la huida de decenas de miles de personas.
“Ha sido una noche de tiroteos y bombardeos intensos, como todas las noches”, ha dicho este sábado Taha Abdel-Rahman, residente en Jan Yunis, por teléfono.
El Departamento de Defensa Civil de Gaza reportó la muerte de al menos una persona el viernes en la noche en Rafah en un ataque aéreo sobre una vivienda familiar que dejó varios heridos. Además, publicó imágenes en las que se veía como rescatistas y vecinos utilizaban linternas y las luces de sus celulares para buscar posibles sobrevivientes entre los escombros del edificio.
También se reportaron ataques aéreos nocturnos en el campo de refugiados de Nuseirat, además de en la Ciudad de Gaza y en otras partes del norte.
“Es una rutina”, señaló Mohamed Abded, quien vive en Zaytoun, un vecindario de la Ciudad de Gaza, acerca de los bombardeos. “Solo tienes una opción: irte o te matarán. Eso es lo que ocurre en todo el norte”.
Israel ha designado una pequeña franja de costa árida en el sur, Muwasi, como zona segura. Pero los palestinos que han ido allí describen un panorama sombrío de hacinamiento con pocos lugares en los que refugiarse y sin apenas instalaciones higiénicas.
“No hemos visto nada bueno aquí. Estamos pasando un frío muy duro. No hay baños. Dormimos en la arena”, dijo Soad Qarmoot, una palestina que se vio obligada a dejar su casa en la ciudad norteña de Beit Lahiya. “Soy enferma de cáncer (…) No tengo un colchón para dormir, duermo sobre la arena. Hace mucho frío”.
Imad al-Talateeny, un desplazado de la Ciudad de Gaza, dijo que la zona carece de servicios básicos para atender al creciente número de familias desplazadas.
“Me falta de todo para sentirme un ser humano”, apuntó señalando que antes de la guerra tenía una vida tranquila y cómoda. “Aquí no estoy seguro. Aquí vivo en un desierto. No hay gas ni agua. El agua que bebemos es agua contaminada”, finalizó.