Idoia Villanueva (Pamplona, 1980) todavía no ha terminado la jornada cuando se sienta delante de un café -descafeinado- en la tercera planta de la sede del Parlamento Europeo en Bruselas. Está preparando su viaje del día siguiente a Rafá, en plena guerra de Gaza, después de meses de tiras y afloja para poder hacer la visita. Sonríe y recibe a 20minutos para contar un día a día que no cae en la monotonía; y eso es bueno. La eurodiputada de Podemos llega al final de la legislatura con las pilas muy cargadas pese al ritmo de los últimos cinco años. No hay estrés. «Cansancio no es la palabra porque fundamentalmente yo creo que como las razones fundamentales por las que vinimos a las instituciones, en concreto al Parlamento Europeo, siguen intactas, el nivel de energía sigue intacto también», comienza la eurodiputada de Podemos.
La legislatura, con todo, no ha sido como otras, y ese es un mantra que comparten todos los eurodiputados. Villanueva no es una excepción. «Europa ha tenido más atención que en años anteriores, y se está viendo como realmente las cosas que se deciden en Europa impactan directamente en nuestras vidas diarias«, resume y rememora todos los temas tabú que se han roto durante la última legislatura, en la que la UE «se ha puesto en centro». Por eso el ritmo es frenético: «El día estándar no existe en Bruselas», concluye la eurodiputada. Ella, en concreto, contrapone el cansancio a la motivación; cuanto más trabajo ves que «hace falta», más «motivación existe» y el estrés pasa a un segundo plano.
«Yo llevo la coordinación de la Comisión de Exteriores para el grupo de la Izquierda, y también soy miembro de ella» en la Eurocámara, enumera Villanueva, que también forma parte de las delegaciones de relaciones con China y de relaciones con India. Es vicepresidenta, asimismo, de la Delegación en la Asamblea Parlamentaria Paritaria OACPS-UE y de la Delegación en la Asamblea Parlamentaria África-UE. Las líneas a seguir ante tanta carga las tiene muy claras. «Es muy importante que uno pertenezca a un proyecto político claro, con unos objetivos claros dentro de las instituciones europeas, para ser capaz de tú manejar la agenda y que la institución no maneje toda tu agenda», añade la pamplonesa mientras la tarde se ve caer desde la ventana del Parlamento.
En un momento en el que Podemos atraviesa un momento muy complicado, Idoia Villanueva tiene un discurso optimista. «Nosotros siempre hemos visto la institución europea como una herramienta más en la que era muy necesario abrirla a la ciudadanía y acercarla precisamente a la ciudadanía española. Por tanto, nosotros dedicamos mucho de ese tiempo a traer a colectivos, a entender demandas que hay en España que necesitan soluciones supranacionales y poder traer esas demandas al Parlamento Europeo, poner en contacto con la Comisión Europea». Por ejemplo, en los días previos a la entrevista Villanueva ha estado trabajando en el foro de uberización de la economía, donde se reúnen trabajadores y trabajadoras de plataforma que está afectando «cada vez más a diferentes sectores».
Se está viendo como realmente las cosas que se deciden en Europa impactan directamente en nuestras vidas diarias
«Durante toda la legislatura hemos tenido una vocación clara de intentar reunir esas demandas para poder traerlas a la institución europea y que se transformen en directivas concretas», y eso se suma al trabajo diario que es ‘clásico’ en un eurodiputado. Todo ese ritmo hace que Villanueva llegue al Parlamento «de las primeras» y se vaya «de las últimas». Coincide además con sus colegas en ver un aumento claro del ritmo en las semanas de pleno en Estrasburgo. «El trabajo es muy plural, es muy diverso, es muy amplio y eso hace que el horario pueda ser interminable».
Entre 705 eurodiputados hay distintos perfiles y distintas maneras de afrontar una jornada de trabajo. «La intensidad también depende de tu propia iniciativa», aunque la cercanía de las elecciones, para las que quedan ahora tres meses, cambia un poco las dinámicas. «Siempre sabes que se van a haber unas elecciones con otra correlación de fuerzas y que pueden continuar el trabajo que se viene haciendo o puede que haya mucho trabajo que después de cinco años se quede en el cajón», asume, en un momento en el que por ejemplo solo quedan dos sesiones plenarias, en marzo y en abril.
¿Y ha tenido tiempo Idoia Villanueva de conocer Bruselas? La eurodiputada es «muy sincera» y reconoce que solo ha estado «dos veces en la Grand Place». En eso también la vida de los eurodiputados es distinta en función de a quién preguntas. «Algunas estamos continuamente viajando y yo tengo esa responsabilidad internacional», lo que reduce las posibilidades de ocio o asueto en la capital comunitaria. La eurodiputada pamplonesa, asimismo, reivindica el trabajo de su equipo. «Un eurodiputado solo no hace nada», esgrime durante la conversación. «Gente que tienes trabajando tanto dentro del Parlamento Europeo, en Bruselas, pero también asistentes que hay locales en el territorio».
«El trabajo siempre se hace en equipo y eso, vamos, es una evidencia», sentencia, en un valor que dan todos los eurodiputados a quienes están precisamente en su día a día. Entonces se abre el melón de los viajes a Estrasburgo y Villanueva vuelve a ser muy clara: «Como navarra, me es más fácil llegar a Estrasburgo muchas veces que a Bruselas por propia combinación. Y además creo que es infinitamente más agradable el edificio de Estrasburgo que de Bruselas a nivel de trabajo» y con todo eso no ve «ningún sentido» a que haya dos sedes. «Evidentemente responde a un equilibrio político entre los países que se hizo cuando los tratados, pero que debería de revisarse sin ningún tipo de dudas ya«, termina diciendo.
La ciudad francesa tiene la clave de que condensa todo el trabajo del Parlamento Europeo en menos días. «Hemos tenido ocasiones de estar más de tres horas y media simplemente votando, pero eso significa que estás votando miles de medidas con un montón de enmiendas que se negocian en el último momento durante la semana», por lo que no se puede hacer tanta previsión. La carga además ha sido especial y eso hace que los encontronazos hayan ido a más, sobre todo en el caso, dice Villanueva, de los españoles. «Tenemos el ejemplo del Partido Popular intentando manosear las instituciones europeas y traer debates nacionales a iniciativas que se están trabajando que nada tienen que ver con esos debates nacionales y se está de alguna manera trasladando esos debates que en realidad no son muy útiles para poder llevar adelante las iniciativas europeas que hace falta», revela, en una posición muy crítica con los conservadores.
«Es cierto que aquí el prisma es un poco diferente porque el trabajo consiste en llegar a acuerdos mucho más amplios, con muchos más países, con visiones mucho más amplias y eso hace que no esté tan enfocado al clic, por así decirlo, de la ciudadanía y al mismo tiempo yo creo que también el no tener el foco mediático diario en el Parlamento también hace que no se busque tanto la viralidad», resume Villanueva, que tiene alguna anécdota llamativa de estos cinco años que se le ha quedado muy marcada. «Nos han ocurrido muchas cosas», sostiene ya al final de la entrevista, y recuerda «el momento del estallido de Chile o las elecciones en Colombia», que ella siguió in situ, en el caso chileno desde el inicio de las manifestaciones.
Ahora, destaca un hecho personal. «Soy portavoz (de su grupo) en la Comisión de Exteriores», que es, dice, «un lugar fundamentalmente ocupado por hombres». Así, se dio un ejemplo de machismo respecto a su figura. «Me ocurría al principio de la legislatura que el presidente de la comisión llamaba a todos los portavoces por su nombre y apellido y cuando llegaba mi turno daba el nombre del grupo«. Así, le envió un mensaje al presidente que «pidió disculpas» y cambió la dinámica después de varios meses. «Le dije que yo también tenía nombre».
Tres preguntas a Idoia Villanueva…
Un eurodiputado o eurodiputada española de otro grupo con quien tengas buena relación…He trabajo mucho con Diana Arriba o Jordi Solé de ERC o con Ana Miranda, del BNG, y forman parte del grupo de los Verdes
Un libro…Microfísica sexista del poder, de Nerea Barjola, que habla del papel de los medios de comunicación en el caso de las niñas de Alcásser, que fue un caso muy traumático en nuestro país.
Una película…En un viaje vi Argentina 1985, que la verdad es una película súper emocionante, donde Ricardo Darín hace un papel maravilloso. También 20.000 especies de abejas, que creo que es realmente una maravilla.
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