El rey Carlos asiste a una misa de Pascua, su mayor aparición pública desde diagnóstico de cáncer
El rey Carlos III estrechó manos y conversó con el público tras acudir este domingo junto con la reina y otros miembros de la familia real a una misa de Pascua en el castillo de Windsor, en su aparición pública más significativa desde que se le diagnosticó un cáncer el mes pasado.
El rey, en un abrigo oscuro y corbata azul brillante, sonrió mientras saludaba a los congregados afuera de la Capilla de San Jorge por unos cinco minutos, estrechando la mano a personas que mostraban tarjetas de buenos deseos y que tomaban fotos en un día frío de primavera.
“Ustedes son muy valientes, estando aquí parados en medio del frío”, les dijo el monarca a los presentes.
“Siga con fuerzas”, le expresó una persona entre la multitud cuando Carlos y la reina Camila pasaban.
La aparición del rey, de 75 años, se interpretó como un intento de tranquilizar a la población después de suspender sus tareas públicas tras un anuncio del palacio de Buckingham, a principios de febrero, sobre que estaba en tratamiento contra una forma no especificada de cáncer.
El rey ha seguido trabajando en privado, revisando documentos del gobierno y reuniéndose con el primer ministro. Pero su presencia en un acto público habitual de la corona como la misa de Pascua se consideró un indicio de que comienza a regresar a la vista del público.
Los medios británicos publicaron la semana pasada que el monarca empezaría a incrementar sus actos después de la Pascua.
La ceremonia en sí estuvo menos concurrida de lo habitual, ya que Kate, la princesa de Gales, también está bajo tratamiento contra el cáncer y ha detenido sus apariciones públicas. La princesa, su esposo, el príncipe Guillermo, y sus hijos no asistieron al acto.
El sorpresivo anuncio de Kate de que también ella tiene cáncer se hizo el 22 de marzo tras semanas de conjeturas sobre su salud y su paradero tras una cirugía abdominal importante en febrero.
La ausencia forzada del rey de la vista del público ha sido un revés para un hombre deseoso de dejar su marca en la corona tras casi 74 años de espera, más que ningún heredero anterior, para convertirse en rey.
Aunque los deberes de un monarca constitucional son en su mayoría ceremoniales, las tareas de un miembro de la familia real pueden ser agotadoras.
Además del ocasional desfile con todo el boato real, hay reuniones con líderes políticos, ceremonias de homenaje y eventos que reconocen los logros de ciudadanos británicos. El primer año de Carlos en el trono sumó 161 días de actos oficiales.
Si bien faltó a un servicio religioso el jueves, Carlos emitió un mensaje de audio pregrabado en que lamentó perderse ese servicio que usualmente cuenta con la asistencia del monarca.
El rey reiteró su promesa hecha el día de su coronación de que “no estoy para que me sirvan sino para servir”.
“Es lo que siempre he tratado de hacer y seguiré haciendo, de todo corazón”, afirmó.
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