A principios demayo, Claudia Sheinbaum, la favorita de las encuestas para ganar las elecciones presidenciales de México, iba a visitar un municipio de Michoacán con fuerte presencia del crimen organizado, pero finalmente abortó la gira de campaña.
Tres fuentes del círculo cercano de la candidata oficialista dijeron a Reuters que se tomó la decisión porque horas antes del evento supuestos miembros de la delincuencia organizada prendieron fuego a varios vehículos en Apatzingán, obligando al despliegue de fuerzas militares. Sheinbaum ha negado que la cancelación tuviera que ver con la inseguridad.
Más tarde, a unos kilómetros de allí, en Uruapan, militares desmontaron un campamento ligado al poderoso Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y hallaron un arsenal que incluía armas como el Barrett M82, cuyas municiones pueden atravesar fácilmente chalecos antibala y vehículos blindados.
El episodio destaca cómo Sheinbaum podría enfrentar desafíos mucho más difíciles para repetir el éxito que tuvo en reducir los homicidios cuando gobernó Ciudad de México en otra zonas como Jalisco o Michoacán, donde diversos grupos criminales ejercen un férreo control y exhiben un notorio poder de fuego.
«López Obrador siempre ha tratado de dar un tono optimista al describir los problemas de seguridad en las zonas rurales. Como presidenta, Sheinbaum tendrá que lidiar con la realidad sobre el terreno», dijo Nathaniel Parish, analista de riesgo político para América Latina.
Cuando asumió la presidencia en diciembre de 2018, López Obrador se comprometió a acabar con la inseguridad en tres años. Pero su mandato, que culmina en octubre, se ha convertido en el más letal desde que se tiene registro, con más de 185,600 homicidios dolosos acumulados hasta abril.
Él ha defendido el aplacamiento de la curva de homicidios-aunque no ha podido bajar de 30,000 al año-, pero sus adversarios han criticado su estrategia de no confrontar a los grupos del crimen organizado, que ha desatado una crisis de desaparecidos, extorsiones, aumento del robo en carreteras, elevados porcentajes de impunidad y un empeoramiento de la inseguridad en estados bajo control de su partido Morena.
Actualmente, seis de cada 10 mexicanos consideran que la inseguridad es el principal problema del país, según una encuesta anual del Instituto Nacional de Estadística (INEGI).
Homicidios a niveles de Brasil
Con una estrategia diferente a la de su líder, Sheinbaum quiere llevar la tasa de homicidios dolosos a niveles similares a los de Brasil para 2027, dijeron sus asesores a Reuters.
Para ello, ha propuesto aumentar los efectivos de la Guardia Nacional a 150,000 para sustituir al Ejército en labores de seguridad pública hacia 2028, fortalecer la investigación en las policías locales, mejorar la coordinación entre las fiscalías y aplicar una reforma judicial que busque reducir la impunidad.
Entre otras cosas, duplicará el número de investigadores en la fiscalía general a 8,000, creará universidades y centros comunitarios para alejar a los jóvenes del crimen y ampliará las capacidades policiales de la Guardia Nacional, teniendo en cuenta que más del 40% de sus miembros carecen de entrenamiento policial.
Pero expertos coinciden en que enfrentará desafíos para reducir la impunidad desde niveles cercanos al 100% y en la aplicación de su plan en zonas del país con fuerte presencia armada del crimen organizado, algo que no ocurre visiblemente en la capital.
«Nadie puede negar que en muchas zonas del país la gente se siente objetivamente insegura y es víctima de muchos delitos», dijo a Reuters Juan Pablo Morales, miembro del equipo que colaboró en la elaboración del plan de gobierno de la candidata.
«(Pero) si las tendencias continúan como están ahora, más o menos a mediados de la próxima administración estaríamos viendo niveles comparables a países como Brasil», agregó Morales, en referencia a la tasa de homicidios intencionales por cada100,000 habitantes.
Morales dijo que el equipo está consciente de las diferencias entre Ciudad de México y el país, pero que muchas lecciones de la capital se pueden aplicar a nivel nacional.
México tiene una tasa de 23.3 homicidios por cada 100,000habitantes, cerca del nivel de países con conflictos armados como Colombia, mientras que en Brasil la tasa es de 19.4. Cuando López Obrador asumió la presidencia de México, a fines de 2018, la tasa era de 29 homicidios por cada 100,000 habitantes.
«Me parece sensato, nada más que no está en cancha de ellos. La situación de inseguridad en el país depende de la guerra civil que hay entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco», opinó David Saucedo, consultor en programas de gobierno y especialista en seguridad pública.
«Son ellos los que están marcando la pauta de la guerra. Veo muy complicado que los grupos del narco puedan ser sometidos, controlados o inducidos a una paz por el Estado mexicano», agregó.
Expertos aseguran que el plan de Sheinbaum carece de detalles y fuentes de su círculo cercano confiesan que la científica de 61 años los ha obviado adrede para evitar referirse a los magros resultados de AMLO, a quien debe su elevada intención de voto, que la coloca dos dígitos por delante de Xóchitl Gálvez, la aspirante de una coalición opositora.
«Sheinbaum ha publicado poca información sobre sus planes de seguridad. Lo que tenemos son señales sobre lo que le gustaría hacer, pero no tenemos cantidades concretas en dólares de lo que planea dedicar a estas iniciativas», dijo Parish.
Danza de cifras
Sheinbaum ha mostrado sus buenas cifras cuando fue alcaldesa de la capital mexicana como un ejemplo de que sí puede pacificar al país. Con ella a la cabeza, Ciudad de México redujo los homicidios dolosos en 50% entre diciembre de 2018 -cuando asumió el cargo- y junio de 2023 -cuando lo dejó para participar en las presidenciales-.
Pero críticos sostienen que una reclasificación de delitos bajo el rubro «eventos de intención no determinada», que empezó antes del mandato de Sheinbaum, podría estar escondiendo un incremento de los homicidios.
En 2018, estos eventos -que incluyen presuntos homicidios, ahogamientos, envenenamientos, atropellos u otros- sumaron 1,942 mientras los homicidios fueron 1,469. La cifra aumentó en 2019 pero cayó en los años de pandemia para luego volver a crecer en 2022 a 1,549 eventos de intención no determinada versus la mitad de homicidios.
«(Las cifras) confirman las sospechas de encubrimiento de homicidios y suicidios en algunas entidades, empezando por la Ciudad de México», dijo el sociólogo Jorge Ramírez. «Es una cantidad enorme que ha venido creciendo desde hace años y no se distribuye al azar», agregó.
Sheinbaum y el gobierno de Ciudad de México han rechazado en varias oportunidades que las cifras de homicidios se hayan reducido artificialmente.
José Merino, asesor de la candidata oficialista, dijo a Reuters que es «absurdo» asegurar que se están encubriendo los homicidios. «Son ataques porque la reducción de homicidios es uno de los grandes logros de la administración de Sheinbaum».
Explicó que el número de muertes catalogadas como «eventos de intención de determinada» y luego constatadas como homicidios representan menos del 10% del total.
Merino agregó que el aumento en el número de desapariciones se debió a un incremento en los registros de estos incidentes y no a un aumento en su ocurrencia.
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