Condecoran a cinco perros de inteligencia militar en Ecuador
La acción de los perros fue rápida y precisa: el primero localizó las drogas y neutralizó a quien las portaba y el segundo encontró explosivos ocultos bajo la llanta de un automóvil.
Los canes mostraron sus destrezas en una brigada de inteligencia militar del sur de Quito donde el lunes fueron condecorados por su labor contra la delincuencia.
Como en toda ceremonia militar, varios grupos de uniformados permanecieron formados en el patio de la institución a ambos lados de los pastores belgas. Dayco, Amanda, Apolo, Zeus y Maly aguardaron junto a sus guías el momento de ser llamados para recibir su distinción. Maly recibió la condecoración post morten debido a que falleció de un paro cardíaco.
El coronel Santiago Salazar, comandante de la brigada de Inteligencia General Calicuchima, dijo en un discurso que los perros han desempeñado “un papel crucial en la seguridad pública y la lucha contra el crimen organizado”.
La unidad canina, destacó, “se ha convertido en una potencia de enorme importancia y en un recurso vital para la seguridad y el bienestar de la sociedad” por su rol en las operaciones militares que se intensificaron a partir de la declaración de conflicto armado interno en medio de la creciente violencia criminal que sacude a Ecuador.
Desde inicios de 2021 Ecuador registra una violenta arremetida de bandas bandas criminales vinculadas con cárteles de Colombia y México, que el año pasado dejó un saldo de casi 7.600 muertes violentas, en lo que las autoridades señalan como disputas entre organizaciones que buscan el control de rutas y territorios de distribución de narcóticos.
Al final de la ceremonia, los militares hicieron una demostración de la capacidad de los canes. En una cancha cercana estaba un grupo de personas al que se acercaron Apolo y su guía. Uno de los hombres emprendió la huida a toda carrera pero en pocos segundos fue derribado por el animal. En el registro se encontró que el hombre llevaba droga.
Cuando llegó el turno de Zeus, su guía dio la orden y el pastor belga fue hacia un vehículo estacionado, le dio una vuelta y se sentó junto a la llanta posterior izquierda, donde había un explosivo que poco después fue detonado.
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