La Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) de Cuba ha lanzado una ofensiva con el propósito de “reducir las conductas evasivas y las indisciplinas en el pago de los tributos en Cuba”, según publicó el diario oficialista Granma.
Según el medio oficial del régimen cubano, en los primeros cuatro meses del año en curso, el déficit de recaudaciones ascendió a 819.594 000 pesos.
La vicejefe primera de la ONAT, Belkis Pino Hernández, señaló que “entre los principales factores” que provocan hechos como estos se encuentran “la desactualización, manipulación o alteración de libros, registros, submayores y demás modelos establecidos por las Normas Cubanas de Información Financiera, las cancelaciones de cuentas por cobrar sin respaldo documental y la no declaración de la fuerza de trabajo contratada, por solo citar algunos ejemplos”.
Sin embargo, especialistas independientes entrevistados por Martí Noticias en el programa Las Noticias Como Son, señalan otras causas.
Ángel Rodríguez Pita, consultor y asesor de empresas privadas, considera que uno de los problemas básicos es que Cuba es “un país totalmente deformado, con deformaciones totalmente estructurales en la economía”.
En Cuba tampoco existe cultura tributaria, opinó.
“Un criterio que he venido sosteniendo durante largo tiempo es que mientras más aporto al Estado, se supone que más recibo del Estado. Ese es el principio de por qué tendría que aportar más… En Suiza se discute mucho sobre el tema, incluso las personas salen a manifestarse para que les suban los impuestos, porque perciben más del Estado… A nosotros nos queda un largo camino por andar para llegar ahí», subrayó Rodríguez Pita.
Sin embargo, el experto explicó que en Cuba “la mayoría del presupuesto del Estado se destina al gasto público, no al social», y ese gasto público, apuntó, es «la burocracia, enquistada en las organizaciones políticas y de masas que sostienen al Partido Comunista”.
También se refirió a la falta de trasparencia del sistema impositivo cubano.
«No existen mecanismos para ganar en transparencia en la ejecución del presupuesto del Estado», apuntó. «Solo se discute el presupuesto del Estado en Cuba ante la ciudadanía a través de los sindicatos en los centros laborales estatales y también se discute en las asambleas de rendición de cuenta de los delegados en cada una de las circunscripciones», un procedimiento que Rodríguez Pita califica de formal, ya que, señala, «el delegado no conoce todo el proceso de ejecución» y las asambleas se disuelven en otras discusiones, sin que se llegue a conocer «en qué se gastó el presupuesto del Estado».
Según el experto, en Cuba no existe una «distribución real del presupuesto estatal», de forma que llegue a la comunidad. Así, territorios que aportan una cantidad significativa en impuestos, no reciben en igual proporción, dijo.
El emprendedor cubano Julio Smith, dueño de una Mipyme, como se conoce en la isla a las Micro, pequeñas y medianas empresas del emergente sector privado, coincidió con Rodríguez Pita en la falta de transparencia del sistema impositivo en Cuba y opinó que este funciona «como una caja negra».
Explicó, además, que el aparato estatal no está optimizado y «hay muchas cosas que cargan el presupuesto», cargos públicos que, en su opinión, son «innecesarios e ineficientes».
Smith, que asegura es pro impuestos y procura pagarlos en su totalidad y en el tiempo estipulado por la ley tributaria, se quejó de la mala política impositiva en el país.
«Los impuestos en Cuba son injustos, porque el Estado, o sea, el aparato público, presta servicios de muy mala calidad. Por cualquier sector por donde tú lo mires, hay mala calidad en de los servicios (…). Además, son impuestos elevados, o sea, que estás pagando mucho por un servicio malo”, dijo el emprendedor, que considera «una aberración», y un «multiplicador de la inflación», el impuesto del 10% sobre las ventas en la isla.
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