Cuba llega a París con pronósticos sombríos

Entre el conservador pronóstico de las autoridades deportivas y el excesivo optimismo de la prensa oficialista, Cuba llega a los Juegos Olímpicos de París´2024 con un panorama sombrío, lejos, muy lejos, de aquella potencia que fue hace más de 30 años.

Desde que en Barcelona´92 Cuba logró su mayor cosecha olímpica (14 medallas de oro, seis de plata y 11 de bronce), el otrora poderoso movimiento deportivo de la isla se desinfló gradualmente, al desaparecer el millonario financiamiento de la extinta Unión Soviética y la ruptura masiva de muchos atletas de élite con el régimen, en busca de las mejores oportunidades que ofrece vivir en libertad.

Aquel quinto puesto en el medallero de Barcelona, el octavo en Montreal´1976 y Atlanta´1996, o cuarto en Moscú´1980 son espejismos de un sistema que usó el deporte, cuando contaba con recursos, como una bandera de propaganda política.

A partir de Atenas´2004, Cuba salió del top ten que le era habitual y ahora, las aspiraciones son, a duras penas, arañar una decena de preseas de cualquier color, para tratar de no quedar por debajo del lugar 20 en el medallero.

Con una delegación de 61 deportistas, la más pequeña desde Tokio´1964, Cuba con 18 representantes en atletismo, diez en lucha libre y grecorromana, cinco boxeadores, cuatro judocas y otros tantos en tiro.

El resto de sus integrantes competirán en tenis de mesa (3), canotaje (3), remo (2), taekwondo (2), clavados (2), natación (2), voleibol de playa (2), ciclismo (1), tiro con arco (1), pentatlón (1) y levantamiento de pesas (1).

Estarán en la rama femenina del triple salto y el canotaje las mayores opciones de oro para la delegación cubana, que, a diferencia de años anteriores, no tendrá en el boxeo su principal motor.

Las triplistas Leyanis Pérez y Liadagmis Povea deberán aprovechar la ausencia por lesión de la recordista mundial venezolana Yulimar Rojas, lo que hace que la lucha por el podio esté abierta.

Pérez ocupa el segundo lugar del ranking mundial de la temporada, con un salto de 14.96 metros que consiguió hace apenas unos días, el 12 de julio, en una reunión atlética en Mónaco, lo que evidencia la gran forma en que llega a París.

Por su parte, Povea figura sexta en el escalafón, con 14.73 que logró hace un mes atrás.

En el canotaje, Yarisleidis Cirilo, campeona mundial sobre 220 metros, partirá como favorita, aunque con la férrea oposición de la estadounidense Nevin Harrison y la china Wenjun Lin.

En el boxeo, Cuba ha apostado a nombres, sobre hombres, basándose en el historial y confiabilidad política, dejándole todo el peso de ganar medallas al pluma Saidel Horta, el ligero welter Erislandy Álvarez, el semipesado Arlen López y el crucero Julio César La Cruz.

Con todo lo doble campeón olímpico que sea La Cruz (Rio´2016 y Tokio´2020) y por mucho que grite “¡Patria o Muerte!” cada vez que baje del cuadrilátero, a sus 35 años le será difícil igualar la hazaña del húngaro Lazslo Papp y los cubanos Teófilo Stevenson y Félix Savón, ganadores tres veces en estas citas estivales.

López también buscará su tercer oro olímpico, aunque los propios expertos de la isla creen que sus mejores años pasaron y ya ni él, ni La Cruz, son para nada invencibles.

La judoca Idalys Ortiz, abanderada de la delegación en el desfile inaugural, ha ganado medallas olímpicas desde Beijing´2008 hasta Tokio´2020, con su clímax en Londres´2012, cuando logró el oro.

Una medalla más por quinta ocasión seguida no es imposible, pero cada vez se hace más difícil ante el paso implacable del tiempo y el ascenso de figuras más jóvenes, como la japonesa Akira Sone.

Y en la lucha grecorromana, Luis Orta, campeón olímpico en Tokio en 60 kilogramos, busca repetir el oro, ahora en la división de 67, en la que ya ganó el título mundial en el 2023.

Mijaín López, cuatro veces monarca en los 130 kilos, busca convertirse en el primer deportista en el mundo en ganar una misma especialidad en cinco Juegos Olímpicos seguidos.

Pero a los 42 años y una deuda de casi dos temporadas sin competir pueden –deberían- pasarle factura y descarrilar el camino hacia lo más alto del podio a quien es considerado, junto al ruso Alexander Karelin, como uno de los dos mejores luchadores de todos los tiempos.