Los atisbos de la Perestroika en Cuba, su repercusión en la academia y la intelectualidad de la Isla y la persecución a cubanos que cursaban estudios universitarios en la URSS aperturista, son los puntos fundamentales del recién publicado Informe del Observatorio de Libertad Académica (OLA).
La Perestroika, desde que se conoce y se comienza a recibir en Cuba en los círculos intelectuales «es un proceso que llega a todos los círculos de formación de la comunidad intelectual y que se va nucleando entre personas que tenían una perspectiva reformista del sistema, los que se van a conocer como perestroikos”, indicó a Martí Noticias, Leonardo Fernández Otaño, Máster en Ciencias Históricas e investigador de OLA, el cual es gestionado por el Programa Cuba de la Universidad Sergio Arboleda, en Colombia.
Gran parte de la población quería reformas y desprenderse de ataduras estatales y cuando comenzó a percibir la Perestroika de la URSS, desarrolló un afán, apenas escondido, y una creencia de que se instrumentaría el mismo proceso en Cuba.
Los estantes de las librerías y bibliotecas cubanas estaban atiborrados de libros rusos y versiones en español de Sputnik, Pravda y Novedades de Moscú, que apenas se tenía en cuenta, pero, después de 1987, comenzaron a tener un movimiento inusual entre los lectores.
Pero fueron censuradas rápidamente porque mostraban una realidad, una crítica al sistema, que era vista como reaccionaria dentro de Cuba.
Ante el creciente interés de la población frente al cambio de política de la Unión Soviética, Fidel Castro negó la pertinencia de emprender reformas estructurales y, en su lugar, impulsó el Proceso de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas.
Especial atención pusieron las autoridades en los estudiantes y trabajadores a los que les había alcanzado la Perestroika durante su formación en el entonces país multinacional.
“Analizamos el proceso de llegada a Cuba de las reformas que ocurrieron en Europa del Este y en la Unión Soviética, cómo el sistema totalitario cubano se resistió en la persona de Fidel Castro a impulsar todas estas transformaciones que facilitaron la transición a la democracia en la Unión Soviética y en los países satélites de Europa del Este”, señaló Fernández Otaño.
En esta edición del informe, el número 42, se estudian los Reglamentos Ramales que abordan la disciplina docente e investigativa para el trabajo en la educación superior, así como los elementos destinados a controlar el desarrollo de los ciclos pedagógicos e investigativos.
La exposición de OLA examina “la influencia que tuvo sobre la comunidad docente educativa” todo este cambio ocurrido en los países de Europa del Este y ejemplifica con lo sucedido a la académica María del Carmen Ares.
“Sale a estudiar cine en la Unión Soviética y aquí la sorprende el proceso de la Perestroika, de la Glasnost, con toda las aperturas y la posterior transición. El caso de Mari Carmen es importante porque demuestra también cómo el Estado cubano impulsó un grupo de acciones represivas sobre los sujetos que se habían formado y que les sorprende las transiciones en Europa del Este y cómo bloquea y los veta para el ejercicio de su profesión o un posterior retorno al país”, explicó Fernández Otaño.
La otra historia abordada por OLA es la de la animalista santaclareña Leidy Laura Hernández Naranjo, quien fue expulsada de la Facultad Obrero Campesina Mártires de Bolivia «por su postura política contra el Estado y la Revolución”.
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