Elena Elizabeth Salguera tiene más de dos años a la espera de que los restos de su esposo, Hiparco Alejandro Guzmán, lleguen a Nicaragua para darle sepultura junto a sus hijos y su madre. El hombre tenía 33 años de edad cuando falleció ahogado en el Río Bravo, en la frontera entre México y Estados Unidos.
La tragedia ocurrió en julio de 2022. Guzmán intentó cruzar de forma irregular hacia EEUU junto a un grupo de amigos que lo motivaron a emprender el viaje, convencidos de que más allá del río encontrarían trabajo y una mejor vida.
Su esposa ya había perdido contacto con él horas antes de cruzar.
«Se fue a Estados Unidos por unas amistades que le decían que había oportunidades allá, que iba a ganar mucho más y que iba a encontrar trabajo rápido. Viajó y todo el tiempo estuvimos comunicados hasta el último día que se decidieron a pasar», contó la mujer vía telefónica a la Voz de América.
La pareja tenía cumplidos 15 años de matrimonio. Atravesaban diversas dificultades económicas que complicaban el panorama para subsistir en Nicaragua, el segundo país más pobre de Centroamérica, según indicadores internacionales
La familia no se enteró del destino del hombre de forma inmediata y emprendieron la búsqueda con el apoyo de organizaciones de asistencia a migrantes, como la Comunidad Nicaragüense de Texas (TNC, por sus siglas en inglés).
«La organización comenzó a ayudarme con la búsqueda en México primeramente, luego aquí en Nicaragua a hacer una solicitud en Cancillería, cosa que no ayudó en nada. No me hicieron caso para nada», lamentó la mujer.
Repatriar un cuerpo conlleva un proceso complejo que requiere de una notificación al gobierno de Nicaragua, en este caso, para los trámites correspondientes y recaudar el dinero para pagar a una funeraria que se encargue del procedimiento de repatriación, sea de un cuerpo íntegro o cremado.
En Estados Unidos, la TNC ha reportado dificultades para poder conseguir apoyo del gobierno de Nicaragua en los procesos de repatriación de sus connacionales, ya sea económico o en forma de gestiones que aceleren este tipo de procesos.
Cristine Ochoa, directora de la Comunidad Nicaragüense de Texas (TNC), dijo a la VOA que se sienten «prácticamente abandonados» por parte del gobierno de Daniel Ortega para este tipo de trámites.
«Hablamos de que cerraron muchos consulados en Estados Unidos, en México, y esto afecta, porque los consulados que están disponibles, que son la embajada en Washington y el consulado de Miami, no dan abasto para la cantidad de nicaragüenses que están haciendo trámites en todo Estados Unidos. Eso conlleva a que la gente no sepa qué hacer al momento de presentarse la situación de una repatriación», dijo Ochoa.
Nicaragua ha clausurado la mayoría de consulados en Estados Unidos y México a inicios de este año sin dar una explicación clara al respecto.
La Ley Consular de Nicaragua señala que estos tienen como principal objetivo promover y fomentar el comercio entre Nicaragua y las demás naciones, y prestar la protección que el Estado debe dispensar en territorio extranjero a sus ciudadanos y a los intereses nacionales.
La VOA envió una solicitud de comentarios a la vicepresidenta Rosario Murillo sobre el cierre de los consulados en el exterior, pero no ha obtenido respuesta. Tampoco respondió sobre los señalamientos de organizaciones pro migrantes sobre el abandono estatal a los nicaragüenses.
Ochoa explica que, cuando una persona, en este caso un nicaragüense, fallece, normalmente la funeraria contacta a la embajada para que esta haga el “sentado” —así le llaman— del acta de defunción.
«Pero en el caso de Nicaragua no está pasando esto. Ni siquiera contestan las llamadas. Nunca responden, la gente se desespera. El teléfono nunca lo levantan, los correos electrónicos tampoco los contestan», lamenta.
Ochoa menciona que las funerarias que tienen más experiencia en el tema están haciendo los contactos directamente con la Cancillería en Nicaragua, enviándoles la documentación anticipada, «diciéndoles que va un cuerpo y mandan el cuerpo así, sin hacer esa parte que es el sentado del acta de defunción».
En el caso de Hiparco Alejandro Guzmán, fallecido por ahogamiento en el río Bravo, cuando otros parientes intentaron acelerar los trámites, la respuesta de Cancillería fue negativa.
«Yo fui a la Cancillería a la semana de que se reportó como desaparecido mi pariente. Nunca obtuve respuesta. Nunca. La última vez que visité la Cancillería de Nicaragua se me dijo que a las personas que habían viajado ya no las consideraban ciudadanos nicaragüenses porque habían tomado la decisión de abandonar el país y que viéramos cómo hacíamos porque lo consideraban un desertor. No volví a ir más porque no tuve ninguna buena respuesta y ningún avance. Prácticamente fui ignorada», lamentó el familiar del nicaragüense que pidió no ser identificado.
“La última vez que visité la Cancillería de Nicaragua se me dijo que las personas que habían viajado ya no consideraban ciudadanos nicaragüenses porque habían tomado la decisión de abandonar el país”
Costos de repatriación varían
De acuerdo con la Comunidad Nicaragüense de Texas (TNC), aparte de las trabas administrativas que enfrentan los familiares para repatriar los cuerpos de sus parientes, existen otros obstáculos financieros.
Los costos de repatriación varían dependiendo del estado. «Mientras más al centro o al norte de Estados Unidos estés, los costos se van haciendo un poco más altos. Los reportes que tenemos de las funerarias en Miami y Houston, las dos ciudades que tienen costos de repatriación más económicos, son de 4.000 dólares», dice TNC.
Por esa razón, una cantidad no específica de nicaragüenses ha contratado servicios de repatriación que ofrecen algunas funerarias en Managua. No obstante, algunos familiares denuncian excesivos costos y cláusulas engañosas.
De 3.000 dólares a incluso 11.000 dólares puede llegar costar todo el procedimiento. La VOA contactó al menos a tres funerarias en Nicaragua y Estados Unidos que ofrecen el servicio y constató los precios mencionados por la organización.
José Rodolfo, de 34 años murió el 17 de julio de 2023 a causa de un accidente laboral en Kansas City, Missouri. Su familia previamente había contratado por medio de un seguro en Nicaragua por más de 11.000 dólares y al utilizar el servicio de repatriación, este llegó en una caja de cartón para darle sepultura.
«No es justo. Cuesta mucho recoger tanto dinero y que lo hayan traído en una caja de cartón, nos indigna mucho», dijo a un canal local un pariente del joven.
A medida que la migración de nicaragüenses aumenta, también la cantidad de demandas de repatriación por parte de familiares, respondiendo a la cantidad de nicaragüenses fallecidos.
En 2023 murieron 148 migrantes nicaragüenses en territorio estadounidense, según reportes de la Comunidad Nicaragüense de Texas. El mismo organismo documentó en 2022 la muerte de 49 nicaragüenses.
La ONG lamenta que sus recursos son muy limitados para apoyar en estos procesos de repatriación. «Nosotros no tenemos ayuda gubernamental, tampoco tenemos asistencia de otras organizaciones grandes. La ONG se formó en vista de la necesidad de los nicaragüenses y todos somos voluntarios. Todos tenemos nuestros trabajamos regulares y lo que hacemos es donar tiempo en el voluntariado que hacemos en la ONG», dijo su presidenta a la VOA.
Se prevé que este año la cantidad de nicaragüenses muertos en el exterior ascienda.
«A la fecha, estamos hablando de que faltan todavía cuatro meses y ya llevamos contadas unas 120 personas (nicaragüenses) fallecidas. Estamos anticipando una frecuencia de entre 15-17 fallecimientos por mes»; concluyó la presidenta de la organización.
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