Si toda la Serie Mundial nos depara las emociones que nos regaló el primer juego, desde ya puede augurarse que estaremos en presencia de uno de los mejores Clásicos de Octubre de la historia.
Un jonrón con bases llenas de Freddie Freeman en el final del décimo sirvió para dejar al campo a los Yankees de Nueva York y darle a los Dodgers de Los Angeles un importantísimo triunfo en el primer partido.
Aaron Boone, manager de los Yankees, entró en pánico en el séptimo y se apuró al sacar a su abridor Gerrit Cole, de gran faena hasta el momento, tras admitir sencillo de Téoscar Hernández.
A partir de ahí, se vio obligado a forzar un bullpen, tras otra salida de llanto de Clay Holmes, quien, si bien salió ileso, se debió a uno de los habituales errores de juicio de su colega de los Dodgers, Dave Roberts.
De halarse los pelos la decisión de Roberts de sacrificar a Kike Hernández con toque de bola en el séptimo, con dos corredores en circulación sin out, cuando el boricua ha sido uno de los motores ofensivos del equipo en la postemporada. Un inning que parecía grande, terminó en cero.
Aparte de cuestionables decisiones de ambos managers, hubo detalles que, a la larga, definieron el partido a favor de Los Angeles, como imprecisiones defensivas de Juan Soto y Gleyber Torres sobre doblete del japonés Shohei Ohtani en el octavo y un gran fildeo del campocorto de los Dodgers, Tommy Edman, sobre un batazo de Austin Wells, en el sexto, que, si bien terminó en infield hit, impidió una carrera con el veloz Jazz Chisolm en circulación, que hubiera evitado incluso el extrainnings.
El propio Soto pareció un principiante ante un batazo del propio Kike en el quinto, que se convirtió en triple y terminó costando la primera carrera de los Dodgers.
De quitarse el sombrero las actuaciones de los abridores, Jack Flaherty, por los locales, y Cole, por los visitantes.
Flaherty, aunque estuvo sentado casi todo el tiempo sobre el cráter de un volcán, consiguió meter el brazo casi siempre para resolver situaciones, hasta que, en el sexto, Giancarlo Stanton le botó la pelota con uno a bordo.
Cole, por su parte, impecable en seis episodios, con apenas cuatro hits y una limpia, para dejar el juego en posición de ganar.
Preocupante la incapacidad de los Yankees a lo largo de toda la postemporada de producir con hombres en bases.
Esta vez dejaron 11 en circulación y batearon de 8-1 con corredores en posición de anotar, como preocupante también es el exagerado slump de Aaron Judge, de 5-1, con tres ponches.
Tan mal anda, que Roberts prefirió transferir a Soto para lanzarle a él y le salió bien la táctica en el noveno.
El segundo juego de la Serie Mundial será este sábado, también en el Dodger Stadium, con el duelo entre el zurdo cubanoamericano Carlos Rodón, por los visitantes, y el japonés Yoshinobu Yamamoto, por los dueños de casa.
Los Dodgers parten delante y ahora toda la presión está sobre los hombros de los Yankees, urgidos de una victoria en el segundo encuentro, para viajar a Nueva York para los próximos tres juegos con la cuenta empatada a un triunfo por bando.
En los últimos 36 años, en 29 de ellos, el ganador del primer juego de la Serie Mundial terminó coronándose como campeón.
Pero el béisbol no es una ciencia exacta y cada juego, cada serie, tiene su propia historia.
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