¿Qué es la tristeza de invierno y cómo enfrentarla?
La llegada del invierno en el hemisferio norte trae para muchas personas una sensación de tristeza, melancolía, más sueño e incluso otros trastornos que podrían afectar la vida normal con síntomas muy parecidos a la depresión.
Es lo que los expertos denominan como “Trastorno afectivo estacional”, que se manifiesta durante los meses de poca luz solar.
Las personas que padecen esta condición deben lidiar con mucha dificultad durante esta temporada para cumplir con sus tareas diarias. La Clínica Mayo considera que incluso evaluaciones minuciosas hacen difícil el diagnóstico porque «hay otros tipos de depresión o enfermedades mentales que pueden provocar síntomas similares».
El Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos (NIH) considera que el “decaimiento” que experimentan muchas personas está estrechamente relacionado a los cambios estacionales, y que puede agudizarse para algunas personas en los hemisferios norte y sur del globo terráqueo durante la estación invernal.
En el norte es este sábado 21 de diciembre el día más corto del año cuando empieza el invierno.
“Muchas personas se sienten decaídas cuando los días se acortan en el otoño y el invierno, y se sienten mejor en la primavera cuando vuelve a haber más horas de luz natural. (…) A veces estos cambios de humor son más graves y pueden afectar la forma en que una persona se siente, piensa y se comporta”, según el HIH.
Síntomas y diagnóstico
El jefe del área en Salud Mental de la Clínica del Pueblo, Oscar Flores, dice a la Voz de América en Washington que este trastorno estacional es un tipo de “depresión” al afectar el estado de ánimo que estaría condicionado por la falta de luz solar durante esta temporada.
Este experto en salud mental agrega que esas “emociones depresivas” son típicas entre octubre y febrero, asociadas con el tiempo en el hemisferio norte cuando la Tierra está inclinada y alejada de cara al Sol.
“Al haber menos luz solar algunas personas sienten un bajón de ánimos, y típicamente si estas personas experimentan esos síntomas durante este período específico y si es recurrente cada año durante esta temporada, entonces ya sería un diagnóstico de depresión asociada con la estación”, dice el experto.
Estudios del NIH consideran que las mujeres son más vulnerables a este trastorno que afecta a millones de estadounidenses cada año “aunque es posible que muchas de estas personas no sepan» que lo padecen. Según las investigaciones, comienza a manifestarse en la edad adulta temprana.
“Ocurre con mucha más frecuencia en las mujeres que en los hombres”, según el NIH, y los datos de la institución indican que las personas que viven más al norte son más propensas a padecerlo que los que viven más al sur.
“Por ejemplo, las personas que viven en Alaska o en Nueva Inglaterra tienen una mayor probabilidad de tener trastorno afectivo estacional que las personas que residen en Texas o en Florida”.
Cerebro, luz y energía
La investigadora María de Jesús Vitoria, de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, México, trabaja el área de interconexiones cerebrales, y señala que existe un vínculo entre la luz solar y la producción de una molécula asociada a la energía y el bienestar general conocida como serotonina.
Sus hallazgos abonan que estudios previos han concluido que la falta de serotonina está en la base de los cuadros depresivos, por una menor producción en nuestros sistemas circulatorio, nervioso, digestivo y en la piel. Se pueden detectar los niveles con pruebas de sangre.
“Hoy sabemos que la exposición a la luz solar activa la fabricación de serotonina. En algunas investigaciones se ha podido establecer una relación entre los niveles de serotonina y la cantidad de luz solar disponible; pareciera que nuestro pico de producción de serotonina se da en verano, con un descenso en invierno”, escribió la experta en un artículo especializado.
Los investigadores consideran que, a través de los ojos se activan en el cerebro los primeros receptores para producir la serotonina, pero las investigaciones demuestran que la piel también posee receptáculos para producir esta molécula vital para el ánimo.
“Las personas que padecen depresión o ansiedad, manifiestan un incremento de sus síntomas durante el invierno. (…) Los estudios demuestran que, a mayor exposición solar, menores síntomas depresivos.”, apunta la investigadora mexicana.
El Grupo de Trabajo de Endocrinología y Nutrición de la Sociedad Española de Médicos Generales y Familia (SEMG) considera que la falta de luz natural durante esta temporada del año afecta en algunas personas el ritmo circadiano, el reloj interno que tenemos los seres humanos para regular el sueño y la disponibilidad de energía.
Como efecto contrario a la producción de serotonina, en algunas personas el cuerpo empieza a producir más melatonina, la hormona que regula el sueño, con lo que las personas afectadas tienen un desbalance de estas moléculas y experimentan mayor somnolencia y una sensación de agotamiento durante las horas diurnas.
Como buena noticia los expertos han descubierto que ante el desbalance, el cuerpo mismo comienza a activar sus receptores naturales para ajustar las funciones del organismo, cuando no es severo, para devolverle al cuerpo la normalidad funcional.
Como lidiar con el bajón
El terapeuta Oscar Flores, de la Clínica del Pueblo, dice a la VOA que cada persona debería estar atenta a los síntomas que considere “anormales”, y saber diferenciar cuando algo rompe la normalidad, “es normal sentir cierta tristeza un día”, pero se deben encender las alarmas si el sentimiento se intensifica sin una causa aparente.
“Nosotros somos los primeros doctores”, dice al instar a la autoevaluación como primer paso.
En clínica -enfatiza Flores, se trabaja en varias líneas para ayudar al paciente a bregar con un cuadro como este trastorno estacional.
“Siempre recomendamos que las personas establezcan rutinas, porque eso nos da un sentido de predictibilidad y propósito para enfocarnos”, con un sentido de la vida, apunta.
También recomienda que las rutinas abarquen más allá de hacer ejercicio, “sino también en nuestros hábitos” como establecer horarios regulares para dormir.
“Otra cosa que recomiendo es activarse físicamente, salir, tomar los rayos de sol” y aprovechar cuanto se pueda al aire libre en este tiempo de días cortos, ya que la exposición solar además está asociada a la absorción de vitamina D, clave para la energía el bienestar general.
Otro aspecto clave según este experto es “conectarnos socialmente, porque los seres humanos somos sociales por naturaleza” y en casos de síntomas depresivos es “nadar en contracorriente”, porque la persona que lo sufre lo que menos quiere es salir y tiende a aislarse.
Los estudios indican que hasta un 10 % de la población en el hemisferio norte padece esta afectación causada por los días cortos, grises y hasta nevados del invierno.
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