Sin tregua y desde hace varios meses, la disputa al interior del oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS) ha avivado la tensión política en Bolivia con una serie de acusaciones entre los seguidores del actual presidente Luis Arce y su predecesor Evo Morales.
Los primeros se denominan “arcistas” y los segundos, “evistas”.
Estas dos facciones reflejan la crisis de la izquierda boliviana y la incertidumbre rumbo a las elecciones generales de 2025.
El expresidente Morales anunció su postulación el pasado 24 de septiembre, argumentando las “presiones” que recibe desde cuatro frentes: el gobierno del presidente Luis Arce, el imperio, la derecha y los medios de comunicación.
“Realmente me han convencido de que voy a ser candidato (…) Me están obligando a ser candidato y vamos a batallar”, dijo entonces en su programa de radio Kawsachun Coca.
Días después el Décimo Congreso Ordinario, lo ratificó como líder del partido y candidato único para las elecciones presidenciales. Este masivo evento realizado en la localidad de Lauca Ñ, Departamento de Cochabamba, congregó a movimientos sociales afines a Morales, que decidieron proclamarlo y además expulsar de las filas del MAS al presidente Luis Arce, al vicepresidente David Choquehuanca, y varios funcionarios del actual gobierno.
Morales, rodeado por sus bases en el Trópico cochabambino, que es su bastión político, argumentó que debe “salvar Bolivia”.
Pero este anuncio no fue del todo sorpresivo ya que el expresidente nunca quedó al margen del escenario político boliviano y se ha convertido en el principal crítico de Arce, quien fuera ministro de Economía en su gobierno.
¿Qué opinan los expertos sobre la estrategia de Evo Morales?
El politólogo Paul Coca sostiene que Morales «siempre ha estado en campaña”, en alusión a su llegada a la presidencia en 2006.
“Él siempre va a justificar de que el pueblo o los sectores populares lo respaldan por eso dice ‘me han obligado’ o ‘las circunstancias me obligan’. Se ve el intento, tanto de Evo Morales como del propio Luis Arce Catacora, de polarizar la elección, y hasta ahora lo están consiguiendo”, dijo Coca a la Voz de América.
La politóloga María Teresa Zegada, por otro lado, considera que existe también un lado positivo de esta batalla entre “arcistas” y “evistas”, porque se cuestiona al poder único, que giraba en torno a una sola figura.
“Finalmente hay una democratización interna en el partido, aparecen voces disonantes cuestionando una dirección monolítica. Pero claramente esto no es acompañado por una autocrítica del propio Evo Morales, que ha insistido en ser el jefe. Él tomó a Arce, como una suerte de su asistente funcional temporal con la intención de volver a ser presidente y sin considerar que iba a cobrar liderazgo”, explica la experta a la VOA.
Por su parte, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) indicó que la candidatura de Evo Morales es “anticipada” y está al margen del calendario electoral que contempla las elecciones primarias para finales de 2024. También permanecen en suspenso las determinaciones del Congreso debido a un reclamo sobre la legalidad del mismo, presentado por seguidores del presidente Arce.
“El Tribunal Electoral tiene la atribución de supervisar los congresos partidarios y otorgar su aprobación para que de ahí surja no solo la nueva dirección del partido o la reafirmación de la que existe, sino también los nuevos candidatos”, dijo Zegada.
La estrategia del presidente Luis Arce
Hasta ahora el presidente Luis Arce no ha manifestado su intención de participar en los comicios de 2025, pero quiere mostrar el respaldo de sus seguidores y para esto se alista un cabildo en la ciudad de El Alto, en el que se prevé la masiva presencia de movimientos sociales afines al gobierno, el próximo 17 de octubre.
“De ese ampliado saldrán resoluciones importantes que serán dadas a conocer en el gran cabildo, en el marco del respeto y madurez política que siempre ha caracterizado a las organizaciones sociales”, dijo recientemente Arce en un acto en La Paz.
Aunque algunos parlamentarios manifestaron que en este evento se podría proclamar al mandatario como candidato con un nuevo proyecto político, otros descartan la posibilidad y aseguran que solo se mostrará la unidad del partido y el apoyo a la gestión de gobierno.
Morales calificó esta convocatoria como un “cabildo de la derecha y del neocolonialismo” arremetiendo contra los “arcistas” por ir en contra del Estatuto Orgánico del MAS.
Las pugnas son cada vez más fuertes y evidencian la crisis del partido más grande e importante del país, y el que ha dominado la esfera política en los últimos años.
En este contexto reapareció ante los medios, Álvaro García Linera, exvicepresidente de Bolivia durante el gobierno de Morales, quien ve un futuro complejo para el partido mientras dure la disputa entre los dos liderazgos.
“Me gustaría esa energía y esa habilidad discursiva para enfrentar a las oligarquías, pero no entre compañeros”, dijo al diario La Razón, y admitió que se siente “triste, deprimido e indignado” por el “desangramiento interno” del MAS.
¿Qué sucede con la oposición boliviana?
Las dos bancadas de oposición Comunidad Ciudadana y Creemos, a través de sus parlamentarios, han expresado críticas hacia el partido oficialista por sus disputas internas, que según explican, también obstruyen el trabajo Legislativo y el avance de diferentes normativas.
También ven el momento como una oportunidad para mostrar su vigencia en el escenario político. “Creemos está trabajando para la unidad de la oposición el 2025 y mientras el MAS pretende entretener al pueblo boliviano con un congreso en Lauca Ñ orquestado por Evo Morales o con un cabildo en El Alto orquestado por Arce, yo vengo a afirmarles que en 2025 no va a ganar ni Evo ni Arce”, dijo el diputado opositor, Erwin Bazán.
Sin embargo, los expertos consultados por la Voz de América coinciden en que no hay un liderazgo desde la oposición que pueda hacer frente al Movimiento Al Socialismo, aún dividido.
“Hay una oposición muy débil, que mantiene una minoría alrededor del 30 %, en las sucesivas elecciones, sin embargo es un porcentaje desagregado porque hay distintos candidatos como si en esa oposición hubiera varias oposiciones. Están tratando de generar una candidatura de unidad, pero me temo que eso va a ser muy difícil debido a las inconsistencias internas”, asegura la politóloga María Teresa Zegada.
Por su parte, el analista político, Paul Coca considera que hay una oposición “sin norte ideológico ni rumbo”. “Si bien el Movimiento al Socialismo en este momento tiene una crisis interna y está debilitado, Evo Morales se ha convertido en el principal opositor de este gobierno”.
“Orfandad política”
La crisis política y social que sacudió a Bolivia desde 2019, con la protesta civil y la renuncia del expresidente Evo Morales se sigue arrastrando y está lejos de resolverse, dicen expertos.
El debate sobre si fue un “golpe de Estado” o “fraude electoral”, aún enfrenta a quienes consideran que se produjo una interrupción inconstitucional del gobierno con la llegada al poder de la exsenadora Jeanine Áñez como presidenta interina. Y, por otro lado, a quienes consideran que los resultados de los comicios fueron alterados luego de varias denuncias de falta de transparencia.
Todo ello hace que la polarización crezca en Bolivia y genera incertidumbre de cara a las elecciones presidenciales de 2025. La Primera Encuesta Nacional de Polarización, iniciativa el proyecto Unámonos, develó datos importantes de la percepción de los bolivianos sobre la representatividad política.
El 73,9 % de la población no cree que los partidos políticos sean importantes para el futuro del país. El 66,8 % dice lo mismo acerca de las plataformas ciudadanas, el 63,1 %, sobre los movimientos sociales y el 65,3 % sobre los sindicatos.
En entrevista con la Voz de América, Ana Velasco, politóloga y coordinadora de este proyecto que busca reducir el impacto de la polarización en Bolivia, se refiere a un concepto clave para entender el panorama: orfandad política.
“La gente ni siquiera cree que es importante para el futuro tener partidos políticos o plataformas ciudadanas o movimientos sociales o sindicatos, todas estas organizaciones que están llamadas a generar representatividad política. De ahí nace esta noción de orfandad política, porque una cosa es que se tenga malos políticos o partidos que estén fallando, un sistema de representación que no funcione, pero es más preocupante que ni siquiera se crea en un futuro con esa presencia. Nadie los va a extrañar, porque las cosas se hacen a pesar de ellos y no gracias a ellos”, explica la experta.
Según esta consulta nacional con datos a 2022, cerca de la mitad de los encuestados no se siente representado ni por los discursos del gobierno central ni por los de su gobierno regional. “Existe una sensación de no representatividad, algo mayor entre los más jóvenes de 40 años y entre los no indígenas. Ese efecto invisibilizador de la polarización, según devela el estudio, es producto de un estado de orfandad política”, añade Ana Velasco.
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