Israel intensificó sus bombardeos sobre objetivos en la Franja de Gaza, dijo el ejército el martes, antes de una esperada ofensiva terrestre contra insurgentes de Hamás que Estados Unidos teme que pueda desencadenar un conflicto más amplio en la región, incluyendo ataques a tropas estadounidenses.
El recrudecimiento de los ataques y el rápido aumento de las muertes en Gaza, se produjeron luego de que Hamás liberó a dos ancianas israelíes que estaban entre los cientos de rehenes capturados durante su devastador asalto del 7 de octubre contra localidades del sur de Israel.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, llegó a Tel Aviv el martes, donde vio a familiares de los ciudadanos franceses asesinados o capturados antes de reunirse con altos cargos israelíes, a quienes dijo que viajó al país para «expresar nuestro apoyo y solidaridad y compartir su dolor», además de para asegurar que Israel «no se queda solo en la guerra contra el terrorismo».
En una conferencia conjunta con Macron, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo que su país está haciendo todo lo posible para librar una guerra rápida, «pero podría ser una guerra larga».
Los 2,3 millones de habitantes de Gaza se han quedado sin comida, agua y medicamentos desde que Israel selló el territorio luego del ataque. Un tercer pequeño convoy de ayuda entró al enclave el lunes con una pequeña fracción de la carga los grupos de ayuda humanitaria consideran necesaria.
Tamira Alrifai, vocera de la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos, dijo que en los últimos días han entrado 54 camiones en Gaza, un «goteo» comparado con los 500 camiones diarios que pasaban antes de la guerra. Los negociadores de la ONU estaban «muy, muy lejos» de lograr un acuerdo para el envío sostenido de la ayuda que se necesita en el enclave.
Dado que Israel sigue vetando la entrada de combustible, la ONU dice que la distribución de la ayuda se paralizará en breve cuando no haya más combustible para los camiones dentro del territorio. Los hospitales, desbordados por la cantidad de heridos, tienen problemas para mantener en funcionamiento los generadores que alimentan equipos médicos vitales y las incubadoras para los bebés prematuros.
Israel dijo el martes que en el último día lanzó 400 ataques aéreos que mataron a comandantes de Hamás y alcanzaron a insurgentes que se preparaban para disparar cohetes hacia el país, además de golpear centros de mando y un túnel del grupo. En la víspera, había efectuado 320 ataques. Según la agencia noticiosa oficial palestina, WAFA, muchos de esos ataques impactaron en edificios residenciales, incluyendo en el sur de la Franja, donde Israel le había pedido a la población civil gazatí que se refugiase.
Durante la noche, un ataque afectó a un edificio residencial de cuatro pisos en la ciudad sureña de Khan Younis y dejó al menos 32 muertos y decenas de heridos, de acuerdo con los sobrevivientes.
Entre las víctimas había 13 miembros de la familia Saqallah, dijo Ammar al-Butta, un pariente que sobrevivió al ataque. En el inmueble había alrededor de un centenar de personas, muchas de ellas procedentes de la Ciudad de Gaza, que Israel había ordenado evacuar.
«Se estaban refugiando en nuestra casa porque pensábamos que nuestra zona sería segura. Pero al parecer no hay ningún lugar seguro en Gaza», añadió.
Quince miembros de otra familia estaban entre los al menos 33 palestinos enterrados en una fosa común poco profunda en la arena en un hospital de Gaza tras fallecer en ataques aéreos israelíes.
Israel dice que no ataca a la población civil y señala que los insurgentes de Hamás los utilizan como cobertura para sus ataques. Los combatientes palestinos han disparado más de 7.000 proyectiles sobre el país desde el inicio de la guerra, según las autoridades israelíes, y Hamas dijo que lanzó una nueva andanada el martes por la mañana.
«Seguiremos atacando con contundencia la Ciudad de Gaza y sus inmediaciones, donde Hamás está construyendo su infraestructura terrorista y desplegando sus tropas», dijo el vocero del ejército israelí, el contralmirante Daniel Hagari, que reiteró a los palestinos que se dirijan al sur «por su seguridad personal».
La agencia de la ONU para los refugiados palestinos reportó que seis de sus trabajadores murieron en bombardeos, elevando a 35 el número de empleados fallecidos desde el inicio de la guerra. Además, dijo que encontró metralla en dos de sus instalaciones tras bombardeos cercanos.
Los combates han dejado más de 1.400 fallecidos en Israel, en su mayoría civiles asesinados durante el asalto inicial de Hamás.
Más de 5.000 palestinos, entre los que hay unos 2.000 menores y alrededor de 1.100 mujeres, han perdido la vida, según los datos del Ministerio de Salud, controlado por Hamás. Esto incluye el polémico balance de una explosión en un hospital la semana pasada. La cifra se han incrementado rápidamente en los últimos días y el ministerio reportó 436 decesos más en las últimas 24 horas.
Las dos rehenes liberadas el lunes en la noche, Yocheved Lifshitz, de 85 años, y Nurit Cooper, de 79, salieron de Gaza por el paso fronterizo de Rafah hacia Egipto, donde las subieron a ambulancias, según las imágenes mostradas por la televisión egipcia. Las mujeres, junto a sus esposos, fueron sacadas de sus viviendas en el kibutz de Nir Oz, cerca de la frontera gazatí. Sus esposos, de 83 y 84 años, siguen retenidos.
Con aspecto débil en una silla de rueda y hablando en voz baja, Lifshitz dijo a reporteros el martes que los insurgentes la golpearon con palos, le magullaron las costillas y le dificultaron la respiración durante el secuestro. La llevaron a Gaza y fue obligada a caminar varios kilómetros (millas) en suelo mojado para llegar a una red de túneles que parecían una telaraña, agregó.
Una vez allí, el trato que recibió mejoró, contó. La gente asignada para su custodia, «nos dijeron que eran personas que creían en el Corán y que no nos harían daños». Lifshitz apuntó que estaban en un lugar limpio, que recibió atención médica — incluso medicación — y que recibió la misma única comida diaria, queso y pepinillo, que sus captores.
Las mujeres quedaron libres días después de una mujer estadounidense y su hija adolescente. Se cree que Hamás y otros insurgentes de la Franja tomaron a unas 220 personas como rehenes, incluyendo una cifra no confirmada de ciudadanos extranjeros y con doble nacionalidad.
El ejército israelí lanzó panfletos sobre Gaza pidiendo a los palestinos que revelen información sobre el paradero de los rehenes. A cambio, prometió recompensas y protección para las viviendas de los informantes.
Al menos 1,4 millones de palestinos en Gaza han huido de sus hogares, y casi 580.000 de ellos se refugian en escuelas y albergues gestionados por la ONU, dijo la institución el lunes.
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