El presidente chino Xi Jinping se reunió por última vez con su homólogo estadounidense Joe Biden el sábado, pero anticipando la llegada del presidente electo Donald Trump y sus políticas de «Estados Unidos primero» dijo que Beijing «está listo para trabajar con un nuevo gobierno estadounidense».
Durante sus conversaciones al margen de la cumbre anual del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés) en Perú, Xi advirtió que una relación estable entre China y Estados Unidos era crítica no sólo para ambas naciones, sino para el «futuro y destino de la humanidad».
«Haga la elección sabia», advirtió. «Siga explorando la manera correcta para que dos grandes países se lleven bien entre sí».
Sin mencionar el nombre de Trump, Xi pareció señalar su preocupación de que la retórica proteccionista del presidente entrante durante la campaña electoral pudiera presagiar cambios para la relación entre Estados Unidos y China.
«China está lista para trabajar con un nuevo gobierno estadounidense para mantener la comunicación, expandir la cooperación y gestionar las diferencias con el fin de luchar por una transición estable de la relación entre China y Estados Unidos en beneficio de ambos pueblos», dijo Xi.
Xi, quien está firmemente consolidado en la cima de la jerarquía política china, habló con firmeza en sus breves comentarios ante los periodistas. Biden, que está concluyendo más de 50 años de servicio público, habló en términos más generales sobre el rumbo que ha tomado la relación entre ambos países.
Reflexionó no sólo sobre los últimos cuatro años, sino sobre las décadas que ambos se han conocido.
«No siempre hemos estado de acuerdo, pero nuestras conversaciones siempre han sido sinceras y francas. Nunca nos hemos engañado», indicó Biden. «Estas conversaciones previenen malentendidos y aseguran que la competencia entre nuestros dos países no se desvíe hacia el conflicto».
Biden instó a Xi a disuadir a Corea del Norte de profundizar su apoyo a la guerra de Rusia en Ucrania. Los dos mandatarios, rodeados de sus principales asesores, se reunieron en torno a un largo rectángulo de mesas en una amplia sala de conferencias en un hotel en Lima, la capital de Perú.
Tenían mucho de qué hablar, incluyendo el apoyo indirecto de China a Rusia, cuestiones de derechos humanos, tecnología y Taiwán, la democracia autónoma que China reclama como propia.
En cuanto a la inteligencia artificial, ambos acordaron la necesidad de mantener el control humano sobre la decisión de usar armas nucleares y mejorar más ampliamente la seguridad y la cooperación internacional en este ámbito de la tecnología que se expande rápidamente.
Hay mucha incertidumbre sobre lo que depara el futuro en lo que se refiere a la relación entre Estados Unidos y China bajo Trump, quien hizo campaña prometiendo imponer aranceles del 60% a las importaciones chinas.
Muchas empresas estadounidenses, incluidas Nike y la tienda de lentes Warby Parker, ya están diversificando sus fuentes de importaciones para no depender únicamente de China. La marca de calzado Steve Madden afirma que piensa reducir las importaciones de China en hasta un 45% el próximo año.
En un mensaje de felicitación a Trump después de su victoria sobre la vicepresidenta Kamala Harris, Xi pidió que Estados Unidos y China manejen sus diferencias y se lleven bien en una nueva era. Frente a las cámaras el sábado, Xi habló a Biden, pero era claro que su mensaje iba dirigido a Trump.
«En una gran floreciente revolución científico-tecnológica, ni el desacoplamiento ni la interrupción de la cadena de suministro son una solución», resaltó Xi. «Sólo la cooperación mutuamente beneficiosa puede llevar al desarrollo común. ‘Patio pequeño, valla alta’ no es lo que debería perseguir un gran país».
Funcionarios del gobierno de Biden han dicho que aconsejarán al equipo de Trump que manejar la intensa competencia con China probablemente será el desafío de política exterior más significativo que enfrentarán.
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