Campesinos cubanos aseguran que la delincuencia está acabando con sus cultivos y ganados en medio de una oleada de robos en el país, que atraviesa su peor crisis en décadas.
Lo peor, dijeron varios de los entrevistados por Martí Noticias, es que la Policía no está haciendo su trabajo.
«Nos viven robando nuestros animales, siembras, nos saquean y todo queda impune porque no se preocupan por coger a esos delincuentes», dijo en un video campesino Juan Carlos Gámez Leyva, con una finca en Sao de los Hidalgos, en el municipio de Báguanos, en la provincia de Holguín.
«Me llevaron la yunta de bueyes, me han llevado vacas de leche. Aquí la delincuencia se campea, a cualquier hora roban y uno hace las denuncias y la policía a veces ni se preocupa por venir. El fruto de mi trabajo quien lo a disfrutado es la delincuencia, porque cada vez que empiezo a levantar algo, vienen y me roban», comentó el agricultor.
Las autoridades anunciaron a inicios de este mes una cruzada contra la delincuencia, conductas antisociales y otros delitos pero los campesinos consultados por nuestra redacción consideran que el foco no está puesto en los verdaderos ladrones.
Vladimir Ríos Cruz, residente la zona de Arroyo Blanco, en el municipio spirituano de Jatibonico, explicó que «la policía está para el que está vendiendo platanitos en la calle y el que tiene una carretilla vendiendo ajíes. El guajiro es quien tiene que estar cuidando sus vaquitas y sus cosas».
El productor Emiliano González indicó por su parte que en el Horno, en la provincia de Granma, «el hurto y sacrificio es continuo».
«Hace apenas unos días le llevaron una yegua a unos vecinos, que con eso se transportaban hacia la finca y regresaban para El Horno. Los traficantes en el mercado negro se están ensalzando con los animales de los campesinos», dijo.
Para el líder de la Liga de Campesinos Independientes de Cuba, Esteban Ajete, los robos «se han disparado debido a la hambruna que se está viviendo en este país, y los pocos campesinos que tienen ganado tienen que vivir con ellos en corralones porque se los roban y se los comen».
El municipio de Sibanicú en la provincia de Camagüey, es un territorio históricamente ganadero, y allí el hurto y sacrificio toca a la empresa estatal, aseguró por su parte Jiordan Marrero Huerta.
«Hace poco se dio un escandalo de corrupción del delito y contrabando de la carne de res, estamos hablado de miles de cabezas de reses, una red que tenía hasta médico veterinario para certificar la muerte del animal, el ganado se compraba por la izquierda como que era legal a los campesinos», informó el activista.
En la comunidad rural del Guaro, en Mayarí, Teresa Miranda Céspedes, contó que su hermano tiene que hacer guardia porque le roban el arroz. «Ya inventaron hasta una cortadora rústica».
«Por qué no van los policías a esas zonas donde se concentran los productores de arroz de Guaro», cuestionó.
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