clínica en Bogotá atiende a la población transgénero
Para Juana Ferrer y María Alejandra Josa, hasta hace unos pocas semanas ir a una consulta médica o buscar un servicio de salud se convirtió en una lucha constante.
Han sobrepasado obstáculos, demoras y hasta discriminación, pero la Clínica de Género, que abrió sus puertas hace cinco meses en Bogotá, se ha convertido en un lugar donde estas mujeres trans no solo se sienten seguras y “muy bien” atendidas, sino donde además han sido «escuchadas».
Se trata de un espacio en el que las personas de la comunidad LGTBIQ+ de Bogotá, en particular la población que se identifica como transgénero, puede acceder a servicios de salud en diferentes especialidades y acorde con sus necesidades, que van desde la promoción y la prevención, pasando por la atención y la rehabilitación e incluyendo la realización de terapia hormonal, adecuación y/o transformación corporal.
Tener espacios donde uno se pueda sentir seguro, libre de toda forma de discriminación es muy importante”
La secretaría de Salud, de la alcaldía de Bogotá, con el apoyo de la política pública para esta población, “tiene una estrategia de asistencia técnica para los actores del sistema de salud.
En ese sentido, dentro de los compromisos, surgió la idea de hacer una prueba piloto para garantizar la atención integral de esta población”, explicó Natalia Baquero, médico y coordinadora del grupo funcional modelo, Dirección Provisión de Servicios de la Secretaría.
Juana lleva más de 10 años en su proceso de transición. Tras una lucha constante en un hospital y la búsqueda de especialistas en el tema de disforia de género, dijo a la Voz de América que ha encontrado en este lugar respuestas para continuar con su proceso de cirugía plástica, feminización facial e implantes de senos.
El trato, agregó, “es diferente, es más inclusivo y sobre todo más oportuno y más ágil”.
“Sin barreras”
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la población LGBTQ+ se enfrenta a negativas, discriminación y patologización inadecuada en los entornos sanitarios y para la Organización Panamericana de la Salud (OPS), esto genera graves consecuencias a nivel físico y mental en esta comunidad que incluyen, además de infecciones, depresión y ansiedad, e incluso suicidio, y consumo de sustancias dañinas como alcohol y tabaco y sustancias psicoactivas.
La Clínica de Género, que funciona en el Hospital Chapinero de Bogotá, cuenta con un equipo médico y profesional interdisciplinario de especialistas el cual tiene amplia experiencia en la atención de personas trans.
Es el caso de Diana Vargas, especialista en obstetricia y ginecología, y subespecialista en biología de la reproducción humana, quien recordó cómo a su consulta llegaban varios pacientes pertenecientes a la población LGTBIQ+ y empezó a darse cuenta de la necesidad de crear un espacio centralizado para la atención de esta población y así comenzó a trabajar junto a su colega, el ginecobstetra de la clínica, Néstor Giraldo.
“Nuestra población LGTBIQ+ es víctima de discriminación sistemática. Entonces, el objetivo de crear la clínica de género es generar un espacio seguro donde ellos, ellas y elles tengan la oportunidad de recibir atención médica general y especializada sin ningún tipo de barreras”.
En este sentido, los pacientes tienen acceso a servicios que van desde la atención básica en enfermería a la especializada de urología, ginecología, endocrinología, salud mental, entre otras, además de un equipo de cirujanos. También tienen acceso a intervenciones adicionales como la terapia física, del lenguaje y ocasionalmente trabajo social.
Los especialistas pueden atender al paciente en un solo día y darle “el acceso a los servicios en los grupos interdisciplinarios y de alguna forma como en un circuito. De tal forma, que el paciente no vea como fraccionada su atención”, agregó el doctor Giraldo.
De esta manera lo percibió María Alejandra, quien recordó haber llegado inicialmente por una torcedura de tobillo y hoy ha podido acceder a servicios de medicina general, psiquiatría, endocrinología, otorrinolaringología y trabajo social, según contó a la VOA.
Una ayuda que agradece infinitamente, pues en Pasto, la ciudad donde nació, “era muy complicado” llevar su proceso de hormonización por la falta de especialistas y, hace seis años, al llegar a Bogotá y no encontrar un servicio rápido, decidió automedicarse, lo que reconoce es un gran riesgo para su salud.
En su caso, hace un mes y medio que comenzó a seguir las indicaciones del especialista y ha podido acceder a los medicamentos, de manera gratuita: “Estoy muy agradecida con la clínica porque he podido acceder a los servicios de salud de manera más fácil”.
Un cuestionario distribuido en Bogotá en el 2019, por la ONG Colombia Diversa, un 96 % de las mujeres trans acudió a mecanismos informales para transformar sus cuerpos. De este total, el 55,4 % acudió a una persona conocida y el 13,8 % lo realizó en clínicas clandestinas y hasta en garajes.
No solo son cirugías
Según un boletín de junio de 2023 del Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE, en Colombia hay 474 mil personas LGBT, lo que equivale al 1,3 % de la población mayor de edad en el país.
Hasta el momento, la Clínica de Género ha contabilizado 279 atenciones, que incluyen en su mayoría consultas por endocrinología y ginecología y cuatro procedimientos de reafirmación de género.
En la mayoría de los casos, afirmó el doctor, son personas que quieren iniciar o están en el proceso de tránsito, buscan valoración de su estado de salud inicial y, en la mayoría de los casos, se inicia “la terapia de hormonización… para luego proceder a procedimientos de reafirmación del sexo, en términos de mejorar o cambiar su aspecto físico”.
No obstante, la endocrinóloga afirmó a la VOA que aunque la mayoría de consultas son sobre terapia hormonal para la transformación de género, no se trata de que sea una clínica que ofrece solamente cirugías: “Muchas veces nuestros pacientes no vienen por eso, muchas veces los pacientes vienen porque han tenido barreras en la atención de medicina general, entonces lo que hacemos es escucharlos”.
Además, buscan que los especialistas “rompan ese miedo a atender a la población trans”: “ Nosotros les decimos, cuando entran al consultorio, que es un espacio seguro, todo lo que quieran comentarnos, sus necesidades, sus miedos, sus deseos”.
Un objetivo que, sin duda, han podido cumplir, al menos para Juana: “Hay que mirar el derecho a la salud. Todos tenemos derecho a la salud y en especial muchas personas de la comunidad transgénero viven marginadas y han sido muy excluidas… Entonces, es importante que haya espacios en hospitales como este, que se le dé esa atención a la comunidad LGBTI y, sobre todo, a personas que nunca han tenido ese trato médico”.
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