Colombia comienza a importar gas tras 45 años, los analistas consideran que es un riesgo
Tras más de 45 años de producir gas natural para su consumo interno, Colombia ha comenzado a importarlo, en medio de la disminución de las reservas y el poco aliciente para la exploración de pozos.
El anuncio de la importación tiene lugar tras meses de alertas por parte de los empresarios del sector energético sobre este asunto.
De acuerdo con cifras oficiales del Gestor del Mercado de Gas Natural, para 2025 en Colombia se prevé un déficit del 8,2 % en la demanda total de gas, e incrementaría a un 20,6 % en 2026 si no se implementan soluciones estructurales.
Este déficit, de acuerdo con analistas consultados por la Voz de América, es el resultado de varios factores, entre los que se incluyen la disminución de las “reservas nacionales”.
“Las importaciones hacen que Colombia dependa de ellas, y lo que está en riesgo y la amenaza es que el país está perdiendo la seguridad y la soberanía energética”, dijo Amylkar Acosta, exministro de Minas y Energía de Colombia.
En esta primera fase, la empresa TPLGas, encargada de la distribución, comunicó que ha puesto a disposición 40 millones de unidades térmicas de gas, que empezaron a llegar al país.
Esta importación, agregan los expertos, se ha “agravado” por las políticas del gobierno del presidente Gustavo Petro de “descartar” las firmas de nuevos contratos de exploración que podrían asegurar el suministro a largo plazo.
“La política del gobierno de descartar la firma de nuevos contratos de exploración es un mensaje que desalienta la industria petrolera y se traduce en que estamos llegando a mínimos históricos de pozos perforados”, explicó el exministro Acosta.
Colombia hasta ahora había mantenido una producción nacional estable gracias a los yacimientos de gas. Para Clara Inés Pardo, economista y profesora de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario de Bogotá y experta en temas energéticos, aunque en el país se han hecho hallazgos grandes de gas en las últimas décadas “no se hicieron los estudios necesarios para su explotación”.
“El país ha encontrado gas, pero la explotación se vuelve muy compleja por temas de infraestructura y demás, lo que lo hace económicamente inviable. Entonces, eso nos ha puesto en un dilema que ahora tenemos que salir a importar”, dijo Pardo.
El agotamiento de estos recursos y la imposibilidad de desarrollar nuevos campos con la rapidez necesaria, es otro ítem que para Pardo ha llevado al país a depender de actores externos.
“Ahora, por no haber generado otras fuentes de energía, nos vemos abocados a cómo suplir la demanda interna; pues nos toca buscar alternativas y una de ellas es la importación de gas natural”, agregó Pardo.
Desafíos que presenta su importación
Aunque el gas es considerado menos contaminante que otros combustibles fósiles, para Camilo Prieto, profesor de la maestría en Energía y Sostenibilidad de la Universidad Javeriana de Bogotá, su importación puede incrementar las emisiones de gases de efecto invernadero del país.
“La importación de gas natural licuado tiene la particularidad de que es tres veces más costosa y, adicionalmente, tiene mayores emisiones de gases de efecto invernadero porque es un gas que se tiene que licuar a -162 grados; es decir, hay que congelarlo y después regasificarlo para usarlo”, afirmó.
“Esto se traduce en una mayor cantidad de gases de efecto invernadero relacionados con el uso de la energía en Colombia”, añadió.
“Este gas importado no es de pozos convencionales, sino de yacimientos no convencionales y se debe extraer con fracking. Además, para transportarlo en buques metaneros se necesita mucha energía, y para descongelarlo y volverlo gas también se necesita mucha energía. Sumado todo esto, la intensidad de emisiones de efecto invernadero del gas natural licuado será mucho más alta que la del gas nacional”, reveló Prieto.
El ministro de Energía de Colombia, Andrés Camacho, declaró a los medios que el gas que empezó a importarse al país, pero que dicha importación no quiere decir que “será utilizado de inmediato” y que su importación obedece a una ampliación de las reservas en caso de que se genere un “crecimiento en la demanda”.
En ese orden, a los incrementos en los niveles de contaminación asociados a los gases de efecto invernadero, su importación podría elevar los costos del consumo en los hogares por su cadena de logística, que puede ser hasta tres veces más cara comparada con la producción local.
“El abastecimiento de 30 millones de personas se había dado con gas local, y ese déficit para garantizar el abastecimiento debe ser llenado con este importado. Eso evidentemente va a generar un costo más alto en la factura de energía”, dijo Prieto.
Por su parte, concluye Pardo, que aunque se ha dicho que los costos no se van a ver reflejados de inmediato en las facturas de los hogares, es innegable que esa importación va a “implicar a mediano y largo plazo, un incremento en los hogares en el precio del gas natural”.
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