El presidente electo de Argentina, el ultraliberal Javier Milei, se verá obligado a negociar con legisladores aliados y opositores si pretende avanzar con polémicas reformas como la privatización de empresas públicas o la dolarización de la economía, al no contar con mayoría en el Congreso.
En el contexto de una grave crisis financiera, Milei logró el domingo el 55,7 % de los votos frente al 44,3 % del peronista oficialista Sergio Massa, aunque la formación del nuevo Parlamento se había decidido en la primera ronda electoral de octubre, cuando el líder libertario obtuvo solo el 30 % de los votos.
Con una inflación anual del 143 % y una pobreza del 40 %, el economista ultraliberal prometió reformas drásticas al destacar en su discurso tras la victoria electoral que «no hay lugar para las medias tintas».
Pero el impulso libertario podría chocar contra el Congreso, que es el responsable de aprobar eventuales reformas para bajar impuestos o cambios en el sistema de pensiones como los que ha propuesto Milei.
«El gobierno de Milei se va a respaldar en sus aliados políticos en primer lugar y seguramente va a tener diálogo con el conjunto de la dirigencia para poder gobernar, porque no se puede gobernar sin autonomía legislativa», explicó el analista Federico Aurelio, presidente de la consultora Aresco.
La Libertad Avanza, el partido de Milei, contará con solo 38 diputados en una cámara de 257 miembros, mientras que sus senadores serán 7 sobre un total de 72. El economista ultraliberal no cuenta tampoco con gobernadores de su partido.
Por eso, la alianza, hasta ahora informal, que Milei cerró antes del balotaje con el expresidente Mauricio Macri y la excandidata Patricia Bullrich, ambos de la coalición conservadora Juntos por el Cambio, asoma clave para garantizar la gobernabilidad.
«Están negociando», dijo a Reuters una fuente de Juntos por el Cambio sobre las chances de que dirigentes de ese espacio se sumen al Gabinete del Gobierno que asumirá el 10 de diciembre.
De cualquier forma, Juntos por el Cambio contará con 94 diputados, insuficientes para lograr mayoría en la Cámara baja, donde la coalición peronista derrotada tendrá 108 legisladores, por lo que el nuevo presidente necesitará acuerdos más amplios.
En el Senado, la situación se repetirá: Juntos por el Cambio cuenta con 21 legisladores frente a los 33 del peronismo hasta ahora en el poder.
Por otro lado, Juntos por el Cambio da indicios de desintegración tras las elecciones y muchos de sus legisladores difícilmente den un respaldo abierto a Milei, que prometió también reformar la salud y la educación públicas y criticó el aborto legal.
«Evidentemente va a tener que hacer muchos acuerdos con gobernadores peronistas, de derecha, con intendentes. Tiene solo tres intendentes (alcaldes) de pueblos con menos de 2.000 habitantes. Es todo un desafío», destacó la analista Mariel Fornoni, directora de la consultora Management & Fit.
En una crítica situación financiera, el futuro presidente deberá lidiar con las arcas vacías del banco central y una deuda contraída en 2018 con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por un programa de 44.000 millones de dólares.
Sin embargo, no todo el panorama es oscuro: los expertos aguardan una multimillonaria entrada de dólares el año próximo ante una buena cosecha de granos de un país, que es una de las mayores potencias agrícolas del mundo, y una mejora en la balanza energética.
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