Cuando Jennifer Lopez recorrió las calles de La Habana

En 1997, Jennifer Lopez visitó La Habana donde vivió diez días rodeada de la calidez y alegría de los cubanos en Jaimanitas, un humilde barrio a las afueras de la capital.

¿Por qué Jennifer Lopez visitó La Habana?

El viaje de Jennifer Lopez a La Habana tuvo lugar en un momento significativo de su vida personal. En ese entonces, estaba comprometida con Ojani Noa, un joven cubano que más tarde sería su primer esposo.

La boda estaba planeada para 1997, y Jennifer quiso conocer a la familia de su prometido, quienes llevaban años sin salir de Cuba.

La actriz y cantante llegó al barrio de Jaimanitas el 31 de diciembre de 1996 y pasó diez días con la familia de Noa y los vecinos del lugar.

Aunque se hospedaba en el icónico Hotel Nacional, Jennifer pasaba todo el día en el barrio, interactuando con los locales y disfrutando de la autenticidad de la vida cubana.

Durante su estancia, Jennifer Lopez dejó huellas en Jaimanitas que aún hoy se recuerdan. La comunidad confirmó que Jennifer solía visitar una casa amarilla, incompleta en la parte superior, ubicada cerca de la playa.

Los vecinos recuerdan cómo Jennifer no solo compartía con la familia de su prometido, sino que también se integraba perfectamente con los habitantes del lugar.

Una de las anécdotas más famosas ocurrió cuando intentó manejar una motocicleta soviética, conocida como “Karpaty”, que pertenecía al abuelo de un vecino.

Los vecinos de Jaimanitas recuerdan a Jennifer Lopez como una persona auténtica, cálida y sencilla. Una vecina relató: «Era igual de bella que ahora, con el mismo carisma y un cuerpo espectacular». Durante esos días, Jennifer bailó con los vecinos, cantó y compartió momentos que reflejaban su espíritu latino.

Para los residentes locales, Jennifer Lopez no era una superestrella, sino alguien que encajaba perfectamente con su estilo de vida, como una verdadera cubana.

«Ella se comportó como una más de nosotros, como una verdadera cubana», concluyó uno de los vecinos. Este capítulo en la vida de Jennifer López, aunque breve, es una prueba más de cómo las conexiones humanas trascienden cualquier barrera de fama o cultura.