En una medida que ha levantado alarmas tanto dentro como fuera de Cuba, el primer ministro Manuel Marrero anunció la posible suspensión de las importaciones gratuitas de alimentos, medicamentos y productos de aseo a partir de septiembre.
Este anuncio, realizado durante un extenso discurso ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, pone en jaque a miles de familias cubanas que dependen de estas importaciones para suplir sus necesidades básicas, dijeron varios expertos a Martí Noticias.
«Estamos trabajando firmemente en dotar a nuestro sistema de tiendas con alternativas de producto», declaró Marrero, justificando la medida como un intento de combatir el mercado negro. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja y preocupante para el pueblo cubano.
Las consecuencias para la población
Desde que el gobierno cubano implementó la exención de aranceles tras las protestas del 11 de julio de 2021, esta política ha sido un salvavidas para los cubanos que enfrentan la escasez crónica de productos esenciales, dijo el economista Emilio Morales, quien preside el Think Tank Cuba Siglo 21, especializado en estudiar el aparato económico de los militares cubanos.
«Esta medida se implementó para aliviar las carencias de la población y evitar el descontento popular. Ahora, el régimen quiere cobrar un arancel a las mercancías que entren al país, buscando exprimir aún más el bolsillo de la diáspora cubana», dijo.
Impacto económico y social
El cierre de estas importaciones gratuitas no solo encarecería los productos en el mercado interno, sino que aumentaría la presión sobre las familias que dependen de las remesas y envíos de sus parientes en el extranjero, explicó Morales.
«Esto va a generar más hambre, más miseria», advirtió. «La población ya está abrumada con la inflación y las políticas económicas desastrosas del gobierno».
Además, esta medida podría intensificar la crisis migratoria que ya ha visto a más de un millón de cubanos abandonando el país en los últimos tres años. La disminución en el envío de remesas, que ya ha caído un 50% desde 2021, podría agravarse aún más, añadió el experto.
La economista Rafaela Cruz, por su parte, escribió una columna en el portal de noticias Diario de Cuba en la que acusa a los militares de “secuestrar” la economía cubana.
“No es sorpresa entonces que declaren la economía de guerra, aunque no guerra contra el hambre, las enfermedades o la peste, sino contra el propio pueblo que, a veces, solo a veces, se atreve a intentar aliviar el cepo socialista. El pueblo es el verdadero enemigo”, dijo.
La verdadera intención tras la medida
Detrás de la justificación oficial de combatir el mercado negro, se esconde la intención de recuperar el control total sobre el abastecimiento de productos en Cuba, explicó Cruz.
Morales, por su parte, señaló que las principales fuentes de ingreso del régimen, como el turismo y las exportaciones de servicios médicos, han caído divididas.
«Ahora, están tratando de arañar dólares a la costa del exilio cubano. El objetivo es eliminar la competencia de las importaciones gratuitas y recuperar el monopolio del abastecimiento minorista», afirmó.
Un futuro incierto
El anuncio de Marrero llega en un momento crítico para el régimen cubano, que enfrenta una economía en ruinas y un creciente descontento popular. La medida, de implementarse, podría desencadenar una nueva ola de protestas y agudizar la crisis humanitaria en la isla.
«Estamos viviendo un proceso similar al de Venezuela», dijo Morales. «La caída de Maduro podría significar la quietud del sistema cubano», concluyó el experto.
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