El músico cubano Michael Gil nos invita a un recorrido por el mundo de los instrumentos musicales a través de su proyecto “El museo de la música en movimiento”.
Oriundo de Luyanó, en La Habana, realizó estudios de guitarra clásica, fue profesor y escribió música para espectáculos, danzas, cine y teatro.
De visita en los estudios de Martí Noticias nos cuenta acerca de cuál fue el paso decisivo para sumergirse en el estudio de diferentes instrumentos del mundo: “Yo originalmente estudié guitarra clásica, siempre tuve la inquietud por los instrumentos étnicos, folclóricos, de diferentes partes del mundo. También tuve mucho interés en las artes marciales y tenía un amigo que practicaba capoeira, el arte marcial brasileño, descubro que él tenía un berimbau, un instrumento de percusión afrobrasileño y me quedé atrapado con esa música”.
De ahí, comenzó a construir los instrumentos en Cuba y al emigrar a los Estados Unidos, esto sigue siendo parte de su vida.
Nos explica que este país le ha dado la posibilidad de potenciar su amor por los instrumentos, pues está a solo un click del mundo gracias a la Internet, lo que lo ayuda para conectarse y desarrollar lo que le gusta en materia musical.
El músico tiene un estilo de vida espiritual y saludable, enfatiza que, a pesar de las prisas con que se vive, sigue unido a lo que le gusta hacer: “Es natural, automático e inconsciente, he tenido que hacer de todo, tengo una familia, lo que la música produce está más allá del dinero, por lo que he tratado de seguir creando. He trabajado en gasolineras, entonces estudiaba instrumentos pequeños para estudiar, componer y practicarlos”.
“El Museo de la música en movimiento” es un proyecto donde presenta los instrumentos que toca, su origen y su historia.
Explica que comenzó a llevar este andar por las escuelas primarias de Estados Unidos, al darse cuenta de que las personas después de sus presentaciones siempre le preguntaban sobre la música y los instrumentos.
Gil nos cuenta una anécdota que lo marcó mucho: “Una niña pequeña se me acercó y me dijo que yo era más famoso que Justin Bieber, uno de los mejores piropos que me han dicho en mi vida”.
Fue una experiencia maravillosa, según nos dice Michael, quien añade que ha llevado la historia de los instrumentos musicales de diferentes partes del mundo a través de este proyecto a lugares y eventos como las Ferias del Libro de Miami, a algunos museos e incluso a la ciudad de Tampa.
El músico cubano durante estos dos últimos años obtuvo ayuda del Departamento de Asuntos Culturales de Miami Dade, para presentar el proyecto en el Koubek Center del Miami Dade College y en las escuelas públicas del condado.
En su experiencia, estas presentaciones son de las partes del proyecto que más satisfacción le han dado, porque hay muchas personas jóvenes que no están expuestos a la música, a la cultura, por cualquier motivo y llevarles la sonoridad y el conocimiento hasta ellos es lo mejor que puede suceder.
El artista aclara que nunca pensó tener ese impacto con este proyecto, pero su mayor satisfacción es que lo recuerden por esto.
Sus estudios con la música y los instrumentos no cesan, toca instrumentos de diversas regiones del mundo, como Australia, África, Brasil y ahora está enfocado en el estudio de los tambores batá, como parte de las raíces que, según él, le pertenecen.
De sus nuevos proyectos Michael Gil nos comenta que en el mes de diciembre se realizará en el Koubek Center del Miami Dade College de Miami un encuentro cultural entre artistas aborígenes australianos donde él participará y el año próximo visitará el territorio norte de Australia, un sueño que se le ha cumplido.
Su mayor deseo es que con “El museo de la música en movimiento” las personas entiendan que la cultura y la música han sido parte de la historia de la humanidad y que son necesarias para persistir como sociedad.
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