La empresa estatal petrolera venezolana PDVSA vivió un año de vaivenes en 2023, entre un escándalo de corrupción milmillonaria que derrumbó de su máximo cargo a un ministro de máxima confianza del presidente Nicolás Maduro y una bocanada de oxígeno gracias a la flexibilización de sanciones económicas por parte de Estados Unidos.
La producción petrolera venezolana arrancó 2023 rondando los 700.000 barriles, según datos del gobierno nacional, hasta que en marzo la trama de corrupción en la industria copó los titulares.
El presidente Maduro y el fiscal general y ex gobernador del chavismo Tarek William Saab ofrecieron detalles a cuentagotas sobre cómo una red que incluía a altos funcionarios desfalcó al Estado venezolano por una cifra que aún permanece opaca, pero que según Reuters se estima en más de 21.200 millones de dólares, basados en facturas por cobrar.
PDVSA y la Superintendencia de Criptomonedas fueron epicentro de esa trama por la que detuvieron a 61 personas y que derivó en la renuncia de Tareck El Aissami, considerado un líder del chavismo cercano a Maduro, como ministro del sector y responsable de la estatal petrolera.
El hecho fue “alarmante” dentro de una empresa estatal cuya transparencia gerencial y capacidad técnica han quedado en entredicho en los últimos años, comentó a la Voz de América el economista Luis Crespo.
“PDVSA está muy disminuida, pues han destruido sus capacidades y potencialidades”, dijo Crespo, profesor de la Universidad Central de Venezuela.
Luis Oliveros, economista y decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Metropolitana de Caracas, valoró que la trama de corrupción fue “una de las causas” por las que la economía venezolana no creció como se preveía este año.
Vamos a limpiar plenamente PDVSA de todas estas barbaridades, de toda esta gente que roba el dinero al pueblo»
“La opacidad, la falta de rendición de cuentas y la baja calidad institucional generan eso (corrupción). Venezuela tiene que cambiar eso si quiere cambiar el rumbo económico”, apuntó.
La corrupción desvelada, de la que Maduro dijo tener sospechas desde 2022, coronó una letanía de denuncias de expertos, sindicalistas y voceros de partidos de oposición sobre la administración de PDVSA, que solía aportar cerca de 95 % de las divisas del país.
Las expropiaciones de empresas privadas que brindaban servicios a PDVSA en la primera década de este siglo, el despido de miles de empleados —el antichavismo los llama «mano de obra calificada»— y el presunto desvío de su propósito para fines políticos son parte de los reclamos sobre la industria petrolera que hacen especialistas y antichavistas.
Otra era, nuevos convenios
Luego de la renuncia de El Aissami, Maduro designó a Pedro Tellechea, militar, político e ingeniero, como nuevo jefe de PDVSA. Tellechea concretó cambios directivos y firmó nuevos convenios en el último semestre del año con para explotación de petróleo y gas con Chevron, de Estados Unidos; Maurel & Prom, de Francia, y Repsol, de España, así como la compra a China de 450 gandolas tipo cisterna para transporte de combustible.
Crespo resaltó que los últimos convenios de PDVSA son “opacos”, sin mucha información de sus alcances.
Flexibilización de sanciones de EEUU
Los pactos se concretaron luego del segundo hecho trascendental de 2023 para PDVSA: la flexibilización de sanciones económicas contra el sector de petróleo y gas por parte de Estados Unidos por seis meses prorrogables, como incentivo a los pactos políticos entre el gobierno y la oposición venezolana en octubre pasado.
Voceros de la Casa Blanca han advertido que las sanciones podrían revertirse e incluso reforzarse si no hay avances positivos en los acuerdos políticos, que incluyen la liberación de presos políticos, rehabilitar a algunos líderes opositores para poder optar por cargos públicos y mejores garantías para las elecciones presidenciales del próximo año.
Mientras, la producción de PDVSA cierra el año cerca de los 800.000 barriles por día, cifra que se queda “corta” con la meta de 1 millón de barriles que el gobierno venezolano había anunciado, subrayó Oliveros.
La escasez de combustible en el país sigue siendo tarea pendiente, agregó.
Hay cierta regularización del tema de los combustibles, pero sigue habiendo inestabilidad»
También, los presidentes Maduro y Gustavo Petro, de Colombia, anunciaron hace pocas semanas sus planes de gestar una alianza entre PDVSA y Ecopetrol para explotar campos de gas y petróleo en Venezuela, un proyecto apenas embrionario y del cual hay muy poca información disponible, de acuerdo con los expertos.
Según Oliveros, la nota positiva de la estatal petrolera de cara al próximo año es el incremento de la producción y la reducción de sanciones extranjeras.
Ya esa “excusa” de las sanciones se acabó por los momentos, advirtió Oliveros, y destacó que aún deben darse mayores frutos, especialmente en el tema de los combustibles para el mercado interno y en la oferta de gas doméstico a los hogares venezolanos.
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