La primera cartelera de pugilismo profesional en casi 70 años en Cuba celebrada este martes, 27 de agosto fue un programa de tercera categoría, auspiciado por la Asociación Internacional de Boxeo (IBA), entidad que en el pasado reciente regía las actividades internacionales de este deporte a nivel amateur, bajo la sombrilla del Comité Olímpico Internacional (COI).
Aunque intentaron darle un toque de glamour, al mejor estilo de las grandes carteleras de Las Vegas o el Madison Square Garden de Nueva York, el evento terminó siendo una caricatura de lo que promovieron los organizadores.
Contradictoriamente, el evento que marcó el retorno del boxeo profesional a Cuba celebraba el aniversario 50 del primer campeonato mundial amateur, disputado en el mismo escenario.
Asimismo, terminó por desmontar toda la doctrina del fallecido dictador Fidel Castro, que en 1962 demonizó el profesionalismo e impuso el amateurismo, para convertir el deporte en una bandera de propaganda política.
Eran seis combates, cuatro de ellos a seis asaltos y dos a diez, siempre con un cubano contra un extranjero sobre el cuadrilátero de la Ciudad Deportiva habanera. Todo fue preparado para que brillaran los dueños de casa ante rivales cuya calidad hacía dudar, incluso, de que fueran realmente boxeadores.
Del lado cubano estaba lo mejor que queda en la isla, recién llegados de participar en los Juegos Olímpicos de París, mientras que entre los visitantes hubo de todo, desde un debutante en el profesionalismo, hasta otros sacados debajo de la manga a última hora, cuyos nombres no figuraban en el programa oficial que se anunció un día antes.
Los cubanos lo ganaron todo. Saydel Horta venció unánime al ruso Ruslan Belousov en los 57 kilos y por la misma vía se impuso Lázaro Álvarez en los 63 y medio al uzbeko Mujibillo Tursonov.
Lo más entretenido de la noche estuvo a cargo de Erislandy Alvarez, único campeón en París 2024, que tuvo buenos intercambios con el colombiano José Muñoz, rival de último momento ante la ausencia del uruguayo Eduardo Estela, programado originalmente.
Acto seguido, el bicampeón olímpico de Río 2016 y Tokio 2020 en el peso welter, Roniel Iglesias, dominó al armenio Gurgen Madoyan, quien debutaba profesionalmente y arrastraba un mediocre récord amateur de 28-24.
Cada vez que Iglesias le conectaba sus combinaciones al cuerpo, Madoyan se golpeaba a sí mismo, en lugar de al contrincante, y despertaba abucheos y carcajadas del público.
Luego de las primeras cuatro peleas a seis rounds, vinieron las dos de diez asaltos, que concedían el cuestionable título de campeón mundial de la IBA, con una magra bolsa de 120 mil dólares para el ganador.
Arlén López, quien debía enfrentar al bielorruso Aliaxei Alfiorau en los 80 kilos, terminó noqueando en el segundo tramo al dominicano José Tejeda, otro reemplazo con poca idea de lo que es boxear.
Fue tal la paliza, que el propio López le pidió al referee que parara la pelea para no seguir un castigo innecesario ante un hombre absolutamente indefenso.
Julio César La Cruz, en los 92 kilogramos, paseó la distancia entre bostezos ante uzbeko Madiyar Saydrakhimov, quien celebraba apenas su segundo combate profesional y primero desde el 2017.
El programa fue patrocinado no sólo por la IBA y las autoridades deportivas de la isla, sino por empresas rusas, como la poderosa compañía estatal de energía Gazprom y el club deportivo Ural FC.
El presidente de la IBA, Umar Kremlev, es muy cercano al gobernante Vladimir Putin, a quien ha ayudado a violar las sanciones del COI al Comité Olímpico de Rusia por el programa de dopaje institucionalizado por el Kremlin, y la invasión de Moscú a Ucrania desde febrero del 2022.
Todo esto, unido a acusaciones de manejos turbios de las finanzas por parte de Kremlev, causó la expulsión de la IBA del olimpismo y la exclusión, por ahora, del boxeo del programa de los Juegos de Los Angeles 2028, donde, de ser readmitido, estaría bajo la regencia de un nuevo organismo llamado World Boxing.
Entretanto, la IBA se ha convertido en una suerte de paria que, con estas carteleras de calidad inferior, busca abrirse camino en el complicado mundo del pugilismo profesional, donde la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), el Consejo Mundial de Boxeo (CMB), la Organización Mundial de Boxeo (OMB) y la Federación Internacional de Boxeo (FIB) hace años se repartieron todo el pastel.
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