el cubano que deslumbra en America’s Got Talent

Un cubano ha dejado sin aliento a los jueces de America’s Got Talent con su interpretación de un conocido tema de Ricky Martin. Se llama Adrián Ramírez, pero su nombre artístico es: Dian Rene.

El cantante se hizo con los aplausos de Simon Cowell, Howie Mandel, Heidi Klum y Sofía Vergara, así como del público presente.

Fue tan grande su dominio del escenario que sus seguidores hicieron que el hashtag #goldenbuzzertodianrene se expandiera por las redes sociales. De esta manera, el joven llegó a los shows en vivo sin tener que hacer más audiciones.

Dian Rene nació en Holguín y estuvo en el grupo de salsa SOS. Además, estudió canto lírico. En Miami, ha tenido múltiples presentaciones en algunos locales.

Otro cubano en America’s Got Talent

Para Rene, estar en este concurso constituyo una oportunidad increíble: “AGT es el espectáculo más grande del mundo. Mi objetivo es dar lo mejor de mí porque sé lo que puede suceder después. Este programa ha cambiado vidas y espero que también cambie la mía”.

Sin embargo, admitió que sintió toda una gama de intensas emociones, desde el nerviosismo hasta la alegría, en su paso por este popular programa norteamericano.

“Enfrenté muchos peligros al ir a Estados Unidos porque tuve que cruzar América Latina para llegar aquí. La multitud me apoyó y me dio vibraciones positivas de que estoy en el lugar correcto”, comparte el cantante.

El futuro de Dian Rene luce prometedor. El cubano promete seguir trabajando arduamente, imprimiendo su pasión en cada oportunidad.

No es la primera vez que un cubano destaca en el America’s Got Talent. En 2018, dos ancianos cubanos se presentaron en un concurso de baile. El jurado quedó sorprendido, pero no ganaron. Los familiares de estos abuelos cubanos decidieron seguir compartiendo en redes sociales videos con sus bailes, mediante la cuenta “Ganas con canas”. Así, han ido ganando miles de seguidores en redes sociales como Instagram, y hasta en YouTube.

Un acróbata cubano, Utnier Aquino Hernández, dejó sin aliento y con la boca abierta a los cuatro jueces con un arriesgado número en el que se jugó la vida.

El acróbata cubano, residente en España, demostró su equilibrio subiéndose encima de una estructura que construyó hasta llegar a las equis con los nombres de los miembros del jurado que rozan el techo del plató. Un show peligroso en el que incluso se tapó los ojos para demostrar su destreza desde las alturas.

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