Simcha Greininan es carpintero desde hace 25 años, pero recientemente cerró su negocio para dedicarse a ser voluntario de ZAKA (las siglas en hebreo para Identificación de Víctimas de Desastres), uno de los servicios médicos de emergencias de Israel, una misión en la que, según cuenta, debe asegurarse “de que los ciudadanos israelíes obtengan sus derechos y que todos sean enterrados en el lugar correcto».
Como él, cientos de voluntarios realizan uno de los trabajos más duros desde que Hamas incursionó violentamente por el sur de Israel el sábado 7 de octubre: recolectar despojos humanos, incluso su sangre, para permitir una sepultura conforme a los preceptos religiosos judíos.
En una declaración a los medios, desde el kibutz -comuna agrícola israelí- de Holit, ubicada a apenas dos kilómetros de Gaza y la cual fue atacada por Hamás, Greininan cuenta con voz entrecortada historias escalofriantes: “Puedo contarte a través de mis ojos, no desde alguien que no vio. Mis ojos lo vieron», advierte.
Y, en seguida, relata cómo llegó a una casa en el kibutz de Be’eri y, al entrar, no sólo vio a un pastel de cumpleaños entero sobre la mesa, sino que sintió mal olor desde el cuarto trasero.
“Entramos en esa habitación y vimos a cinco miembros de la familia. Estaban de pie y abrazados, pero estaban quemados. No quedó nada. Tuvimos que separarlos para ponerlos en las bolsas. Fue aterrador», recuerda.
Y aunque es voluntario, desde hace 32 años, con numerosas experiencias dolorosas en su haber, dice que esto “fue más de lo que tu corazón puede entender».
“Tu mente no puede entender lo que vemos. Pero lo vi con mis ojos y cuidé a esos cinco miembros de la familia cuando caminaba por la cocina de un lado a otro hacia la habitación. Y vi sus fotos en el refrigerador que estaba allí“, agrega.
Soldados en custodia
Ahora, Greininan continúa con la labor, esta vez desde Holit, donde soldados del ejército de Israel custodian el lugar y donde el personal forense se empeña en recuperar restos humanos y evidencias de la masacre ocurrida hace casi 20 días.
De sus pocos más de 80 habitantes, en Holit murieron 11 durante la incursión de Hamás. Casas quemadas, cristales rotos, caos por todos lados y el sonido de las explosiones al otro lado de la frontera es lo que queda actualmente.
Los combates han matado a más de 1.400 personas en Israel, la mayoría de ellas civiles que murieron durante el ataque inicial de Hamás, de acuerdo con el gobierno israelí. Hamás también tiene a unas 224 personas como rehenes en Gaza.
Del otro lado, el número de muertos en Gaza no tiene precedentes en el conflicto palestino-israelí que lleva décadas. El Ministerio de Salud palestino, controlado por Hamás, dijo el jueves que más de 7.000 palestinos han muerto en el conflicto, una cifra que no pudo ser verificada de forma independiente. Podría morir todavía más gente si Israel lanza una ofensiva terrestre destinada a aplastar a Hamás, que gobierna Gaza desde 2007 y hasta ahora lleva cinco guerras contra Israel.
El miércoles, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, puso en duda las cifras de víctimas palestinas, que según un portavoz militar israelí no eran fiables.
Sin embargo, el ejército no ha proporcionado ninguna evaluación propia y el portavoz del Ministerio de Salud de Gaza, Ashraf al-Qidra, rechazó las declaraciones que cuestionaban las cifras.
[Con información de Reuters y AP]