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El papa Francisco encabeza un sínodo, o reunión de obispos católicos de todo el mundo, que esta vez incluye a laicos y mujeres y que, a lo largo de las próximas semanas, abordará a puertas cerradas una serie de cuestiones espinosas.
Con una misa solemne en la Plaza de San Pedro el miércoles, el papa Francisco inauguró formalmente el encuentro de cuatro semanas, en el que participan 365 miembros con derecho a voto, tanto laicos como obispos y mujeres, que votarán por primera vez.
No se tomarán decisiones vinculantes, pero se discutirán temas controvertidos en la reunión que se realiza en el Aula Pablo Sexto de la Ciudad del Vaticano. Incluirían el papel de los católicos comunes y corrientes –incluidas las mujeres- en los procesos de toma de decisiones, si a los sacerdotes se les debería permitir casarse, y las enseñanzas de la iglesia sobre el divorcio y cuestiones LGBTQ.
El tema del encuentro es “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión”.
Los comentaristas dicen que es probable que el sínodo exponga profundas divisiones entre liberales y conservadores en la Iglesia Católica Romana.
En su homilía en la misa del miércoles, el papa Francisco dijo que los líderes de la iglesia presentes en la reunión “no necesitan una visión puramente natural, hecha de estrategias humanas, cálculos políticos o batallas ideológicas”.
El papa añadió: “No estamos aquí para llevar a cabo una reunión parlamentaria o un plan de reforma. El sínodo, dijo, no es un parlamento”.
Antes del inicio de las discusiones, cinco cardenales conservadores pidieron al papa Francisco que reafirme la doctrina de la Iglesia sobre las parejas del mismo sexo y la ordenación de mujeres. En una carta, presentaron cinco preguntas y expresaron su preocupación porque algunos líderes de la iglesia ya no proponen sana doctrina sino “enseñanzas según sus propios gustos”.
En una respuesta escrita, el pontífice evitó dar las respuestas de sí o no que pedían los cardenales y los observadores dicen que parecía estar abierto a la posibilidad de bendecir a las parejas del mismo sexo.
El pontífice, de 86 años, afirmó que “no podemos ser jueces que sólo niegan, rechazan y excluyen”. Escribió: “La prudencia pastoral debe discernir adecuadamente si existen formas de bendición, solicitadas por una o más personas, que no transmitan un concepto equivocado del matrimonio”.
En la misa del miércoles, el papa Francisco dijo que el sínodo tiene como objetivo reafirmar “una Iglesia que mira con misericordia a la humanidad” y que está “unida y fraterna, que escucha y dialoga; una iglesia que bendice y alienta”.
Antes de la reunión, funcionarios del Vaticano dijeron que no se permitiría el acceso a los medios de comunicación y que los asistentes recibieron instrucciones de no hablar con los periodistas sobre las discusiones.