El papa Francisco ordenó revisar la gestión de la Iglesia del caso de un religioso artista conocido internacionalmente que fue expulsado de la orden jesuita tras ser acusado de abusos sexuales, psicológicos y espirituales a mujeres adultas.
En un comunicado emitido el viernes, el papa dijo que pidió a la oficina doctrinal del Vaticano que revise el caso del padre Marko Ivan Rupnik y que había levantado cualquier estatuto de limitaciones, lo que significa que eventualmente podría enfrentarse a un juicio eclesiástico y ser apartado del sacerdocio si se le encuentra culpable.
El pontífice tomó la decisión después de que una comisión vaticana para la prevención de los abusos sexuales «señalara al papa que había graves problemas en la gestión» del caso Rupnik, así como una «falta de acercamiento a las víctimas».
Unas 25 personas, en su mayoría exmonjas, acusaron a Rupnik, de 69 años, de diversos tipos de abusos, tanto cuando era director espiritual de una comunidad de monjas en su Eslovenia natal, hace unos 30 años, como desde que se trasladó a Roma para seguir su carrera como artista.
Las acusaciones comenzaron a salir a la luz en medios italianos a fines del año pasado, tras lo cual la sede de los jesuitas reconoció que se le había prohibido en 2019 confesar y dirigir retiros espirituales. La orden le expulsó en junio por desobediencia a sus superiores.
Las víctimas se quejaron de no haber sido creídas al principio hace años y más recientemente expresaron su indignación después de que se le permitiera trabajar como sacerdote en la diócesis de Koper, en su Eslovenia natal. La diócesis dijo que se le aceptó porque no había sido condenado ni en un tribunal eclesiástico ni en uno civil.
La comisión vaticana que pidió al papa que considerara la reapertura del caso dijo el viernes en otra declaración que la Iglesia tenía que hacer frente a las «insuficiencias» de los procesos disciplinarios y que «permanecería vigilante para garantizar una adecuada administración de la justicia».
Rupnik nunca ha respondido de forma pública a las acusaciones contra él, que los jesuitas dijeron el pasado febrero que eran «muy altamente» creíbles.