Autoridades de la prisión Kilo 8, en Camagüey, enviaron al preso político Aliesky Calderín Acosta a una celda de aislamiento, donde se encuentra desde el 12 de junio, cuando se declaró en huelga de hambre, de acuerdo con la denuncia de su hermano Anieski Calderín.
“En estas celdas de castigo no hay agua, ni colchón y la única compañía son los ratones y las cucarachas. Es mejor estar en un campo de concentración de Hitler que en estas celdas de Kilo 8, conocida como la 26, donde a través del tiempo se han cometido cientos de crímenes”, dijo el familiar a Martí Noticias.
Reos comunes y exprisioneros políticos han denunciado agresiones y torturas físicas y sicológicas de los funcionarios de Kilo 8 contra los encarcelados.
En septiembre de 2023, el Centro de Documentación de Prisiones cubanas denunció que el internamiento de los reclusos en celdas de castigo es una «práctica recurrente» en las cárceles de Cuba y que se hace en violación de las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos.
“Mi hermano está en huelga de hambre, para denunciar la falta de atención médica que lleva reclamando desde ya hace seis meses y no ha visto respuesta alguna. Padece de varias enfermedades como hipertensión arterial, problemas de estómago y de visión”, subrayó Calderín.
El pasado junio, la entidad independiente citada indicó que, de los 114 incidentes en cárceles y centros de detención compilados en mayo, 50 son denuncias sobre eventos de salud.
Aliesky Calderín Acosta lleva 11 años y siete meses en prisión, desde que fue detenido en 2012, y posteriormente condenado a 20 años de privación de libertad por el delito de sabotaje, luego de que lanzara una botella con un líquido inflamable al interior de la tienda en Moneda Libremente Convertible (MLC) “El Encanto”, en la capital camagüeyana.
“No sucedió nada, no hubo daños, no hubo lesionados, ni hubo muertos. Esta acción fue de inconformidad con los elevados precios que se ofertaban en esta y otras tiendas en aquel entonces, en el 2012, que se vendían las cosas en dólares y el cubano de a pie no tenía acceso a comprar en esas tiendas y gran parte de esos productos se producían en aquel entonces en el país y los producíamos nosotros los cubanos que siempre hemos cobrado en una moneda que no vale ni en nuestro mismo país”, recalcó su hermano.
La sentencia, a la que nuestra redacción tuvo acceso, asegura que el joven, que contaba en ese momento con 24 años, provocó daños materiales por 4,228 pesos.
“Al otro día de la acción en la tienda nosotros pasamos por el lugar y la tienda estaba funcionando normalmente”, aclaró Calderín.
El documento condenatorio reseña que gracias a “la ardua labor” de sus trabajadores, el centro comercial reabrió al otro día con total normalidad.
“Lo que pasó es que los esbirros de la Seguridad del Estado querían echarle la culpa a la oposición aquí en Camagüey y a mi hermano le iban a poner una sanción de cuatro años sin internamiento, pero, al él no prestarse para ese juego sucio y chantaje, lo condenaron a 20 años de prisión. Por eso afirmo que su sanción fue ideológica”, opinó el familiar del preso político.
Con su huelga de hambre, Calderín Acosta reclama, además, que se le otorgue el tránsito hacia un régimen menos severo (la mínima), beneficio al que considera ya tiene derecho.
“Se le ha negado en tres ocasiones y ya le toca”, apuntó el hermano.
Según la legislación penal cubana, aunque es el tribunal de ejecución el encargado de otorgar los “beneficios”, en la práctica, los internos, en especial, los presos políticos, están sujetos a la decisión de los oficiales del Ministerio del Interior (MININT) y de la Seguridad del Estado.
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