El anuncio oficial del 28 de julio como día de las elecciones presidenciales en Venezuela ha generado diversas interrogantes sobre el tipo de contienda que se llevará a cabo en el país caribeño. Este nuevo plazo acelera las acciones políticas y plantea diferentes escenarios para el futuro de la nación.
El Consejo Nacional Electoral (CNE), al recibir las propuestas del Parlamento controlado por el chavismo, ha establecido la fecha de las presidenciales, lo cual define los lapsos que determinarán quiénes serán los candidatos y qué garantías se darán para este proceso electoral. Sin embargo, surgirán varias dudas y certezas en los próximos meses.
Con 145 días por delante, el tiempo para organizar las misiones de observación electoral parece ser insuficiente para que la Unión Europea (UE) envíe una misión técnica al país, a pesar de lo establecido en el acuerdo firmado entre el Gobierno y la oposición el año pasado. Además, los lapsos establecidos dejan poco margen para asuntos importantes para la oposición, como la actualización del registro electoral en el exterior, teniendo en cuenta que casi ocho millones de venezolanos viven fuera del país.
La exdiputada María Corina Machado, elegida como candidata presidencial por la mayoría opositora, sigue inhabilitada para ocupar cargos de elección popular, por lo que no podrá inscribirse en las fechas establecidas por el CNE. Ante esta situación, Machado ha llamado a sus seguidores a mantener la serenidad y la firmeza, sin hacer referencia a su candidatura o a la posibilidad de elegir a otro candidato que pueda inscribirse según los requisitos del CNE.
Nicolás Maduro ha valorado el calendario propuesto por el CNE como «palabra sagrada» y ha augurado una gran victoria para el pueblo en las presidenciales, sin confirmar oficialmente su participación. Múltiples precandidatos han expresado su deseo de competir en estas elecciones, aunque las encuestas indican que ninguno de ellos cuenta con el suficiente apoyo popular para desafiar al chavismo, siendo Machado la principal opción según los venezolanos.
El CNE ha establecido una campaña oficial de 21 días, del 4 al 25 de julio, lo que deja cuatro meses de una precampaña que ya lleva más de un año en marcha y que continuará sin regulaciones por parte del órgano electoral. Mientras Machado recorre el país en busca de votos que, en principio, no podrá recibir directamente, el chavismo muestra a diario propaganda a favor de Maduro en los medios estatales, presentándolo como un «conductor de victorias».
Aunque parece que todo está decidido, tanto el Gobierno como la oposición han reconocido que mantienen un canal de negociación activo, lo que deja abierta la posibilidad de cambios de última hora, como la aceptación de la candidatura de Machado o el cambio de fecha de las elecciones, algo que ya ocurrió en 2018 tras un rápido acuerdo político.
En cualquier caso, si se mantiene el calendario anunciado, el principal bloque opositor deberá resolver en 20 días el estatus de su candidatura y poder inscribir a alguien que genere simpatía entre sus bases o, como ha sucedido en el pasado, considerar la opción de la abstención. El reloj avanza rápidamente y el tiempo apremia para la oposición venezolana.
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