Holguín, la ciudad en la que han nacido muchos de los mejores poetas que ha dado Cuba, es la ciudad donde nació, sobrevive y escribe Ghabriel Pérez, quien se hace llamar Pérez de Holguín, como si quisiera amarrarse a los profundos pilares de esa ciudad fundada frente al mar y decidida a existir contra viento y marea.
La poesía de Ghabriel Pérez, de Holguín, armónica y precisa, huele a salitre, a corazones rotos, a Patria descompuesta, demolida.
Sus rimas son pespuntes que levantan la imagen; pespuntes en ese traje roto que llamamos La Patria, que ya es sólo memoria, cadáver descompuesto a fuerza de ignominia.
Traemos a Escritos al Margen a Ghabriel Pérez, de Holguín y con él, llega el dolor de quien se ve obligado a convivir con el desastre y, sobre todo, con las ausencias de los que sólo pueden marcharse a medias.
Cronista de este tiempo, Ghabriel Pérez, de Holguín, la ciudad en la que nunca he estado y, sin embargo, sus poetas han hecho un nicho para mí, un pequeño país de hija adoptiva.
Ha escrito Ghabriel un poema que es mucho más que un grito a la ausencia en una isla condenada a quedarse vacía, no sólo de sus hijos, sino también de la misma vida.
Se va la Cruz de mi Loma
Se fue Juan Gabriel Gordín,
Nano Omar y Karen Cano.
Se va el grande y el enano.
Se va to’ el mundo de Holguín.
Se queda solo el cojín
en la sala de la casa.
Karel Fernández se enlaza
al mástil a barlovento.
Se fue Guillermo Sarmiento.
La ausencia a la ausencia abraza.
Se piró Yunior García.
Trébol completo se fue.
En el parque San José
el Angelote se enfría
y don Calixto García
lagrimea en lo profundo
y Faustino en inframundo
nos guayaberea un son
que comprime el corazón:
¡se queda sin Cuba el mundo!
Se fue Zenovio Pavón.
Y tras vencer mil asedios
se exilió Betsy Remedios.
Se marchó George Riverón*.
Se ha perdido la razón,
la memoria y el detalle.
Se cambia la natal calle
por una calle cualquiera.
Se enmustia la primavera
en las Delicias del valle.
Al abrir de la mañana
muy solo se queda Abdiel
repitiendo: ¡Soy Fhidel!
vistiendo de roja pana
y entre tanto la cubana
bandera cambia el axioma
de los parques y la loma
por un parque de volcanes
y entre coyotes y truhanes
nos destrozan la paloma.
Los médicos y dentistas
están en cola por irse.
Es hora de decidirse
y hacer algo en estas pistas
enbrujadas por marxistas
seres de almas infatuas.
Los héroes en sus estatuas
no quieren desayunar
también se quieren pirar,
huir de las tierras fatuas.
Se fue Dianko el bailarín
y Chapman el pelotero.
Nadie quiere el noticiero
en todo el mapa de Holguín.
La guitarra y el violín
lucen alas de alcatraz.
El Arte no aguantó más…
todos se fueron volando
y aterrizaron cantando
en el show de Sánchez Grass.
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