El presidente estadounidense, Joe Biden, dijo el martes que los nuevos límites a la migración indocumentada hacia Estados Unidos ayudarán a «asegurar» la frontera entre Estados Unidos y México, al tiempo que presentaba medidas que cierran temporalmente la frontera a los solicitantes de asilo cuando aumentan los cruces.
“Hoy, estoy dejando atrás la obstrucción republicana y utilizando la autoridad ejecutiva de que dispongo como presidente para hacer lo que pueda por mi cuenta para abordar el problema de la frontera. Francamente, hubiera preferido abordar este tema a través de una legislación bipartidista, porque es la única manera de arreglar el tipo de sistema que tenemos ahora y que está roto», dijo en una conferencia de prensa.
“Los migrantes no podrán recibir asilo en nuestra frontera sur a menos que lo soliciten después de ingresar (al país) a través de un proceso legal establecido”, concertando una cita (en la aplicación CBP One) y acudiendo a un puerto de entrada, explicó el mandatario.
“Esta prohibición permanecerá activa hasta que el número de personas que intentan ingresar ilegalmente se reduzca a un nivel que nuestro sistema pueda gestionar de manera efectiva”, aclaró.
En una nota explicativa la Casa Blanca explicó que Biden emitió la proclamación en virtud de las secciones 212(f) y 215(a) de la Ley de Inmigración y Nacionalidad por la que se suspende la entrada de extranjeros que crucen ilegalmente la frontera sur de los Estados Unidos. «Esta proclamación va acompañada de una norma final provisional de los Departamentos de Justicia y Seguridad Interior que restringe el asilo para estos extranjeros».
«Estas medidas entrarán en vigor cuando la frontera sur se vea desbordada y les facilitarán a los funcionarios de inmigración la rápida expulsión de las personas que no tengan un fundamento legal para permanecer en Estados Unidos. Estas medidas no son permanentes. Se suspenderán cuando el número de inmigrantes que crucen la frontera entre los puertos de entrada sea lo suficientemente bajo como para que el sistema estadounidense pueda garantizar una gestión segura y eficaz de las operaciones fronterizas. Estas medidas también incluyen excepciones humanitarias similares a las incluidas en el acuerdo fronterizo bipartidista anunciado por el Senado, incluidas las destinadas a los niños no acompañados y a las víctimas del tráfico de personas», agregó la Casa Blanca.
El acceso al asilo en la frontera sur estará suspendido cuando el número de cruces irregulares supere un promedio de 2.500 diarios por un periodo de siete días. Las restricciones estarían vigentes hasta dos semanas después de que el número de encuentros diarios sea igual o inferior a 1.500 por día entre los puertos de entrada, según un promedio de siete días.
Los cruces diarios ya están por encima de esa cifra, por lo que entrarían en vigor de inmediato.
La Casa Blanca recordó que el Departamento de Seguridad Nacional está operando más vuelos de repatriación a la semana que nunca y que en el curso del último año, se ha expulsado o devuelto a más de 750.000 personas, una cifra que supera las de cualquier año fiscal desde 2010.
El presidente ha contemplado la posibilidad de tomar medidas unilaterales durante meses, especialmente después de que colapsara un acuerdo bipartidista de seguridad fronteriza.
«El acuerdo hubiera añadido personal fronterizo y de inmigración esencial, invertido en tecnologías para capturar el fentanilo ilegal, introducido reformas radicales en el sistema de asilo y proporcionado al presidente autoridad de emergencia para cerrar la frontera cuando el sistema se viera desbordado. Pero los republicanos del Congreso optaron por anteponer la política partidista a nuestra seguridad nacional, y votaron dos veces en contra del conjunto de reformas más rigurosas y justas en décadas», dijo la presidencia de EEUU.
Varios congresistas republicanos rápidamente expresaron su desacuerdo con la medida anunciada por el Presidente, entre ellos los legisladores cubanoamericanos.
El senador por la Florida, Marco Rubio, dijo en la red social X que “la orden ejecutiva del presidente Biden expuso la hipocresía de esta Casa Blanca”.
“Después de afirmar durante años que no había una crisis fronteriza, ¿de repente la hay?”, cuestionó el representante.
Por su parte, el congresista Mario Díaz-Balart opinó que este «cierre de la frontera” está plagado de «lagunas legales».
Mientras la representante María Elvira Salazar consideró que lo anunciado fue muy poco y que llegó demasiado tarde. «Too little, too late», escribió.
Se espera que las nuevas restricciones desencadenen impugnaciones legales por parte de grupos de inmigrantes y de derechos civiles que han criticado a Biden por adoptar políticas similares a las de Donald Trump y dar marcha atrás en las obligaciones legales de Estados Unidos con los solicitantes de asilo.
“Tenemos la intención de presentar una demanda”, dijo Lee Gelernt, un abogado de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles que logró con éxito impugnaciones legales similares durante el gobierno de Trump. “Una prohibición del asilo es ilegal, tal como lo era cuando Trump la intentó sin éxito”.
Por su parte, el expresidente Trump dijo el martes en su cuenta de redes sociales que Biden “ha entregado totalmente nuestra frontera sur” y que la orden era “solo para aparentar” antes del debate presidencial del 27 de junio.
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