Finlandia ha cerrado toda su frontera de 1.340 kilómetros de largo con Rusia después de acusar a Moscú de «instrumentalizar» a los solicitantes de asilo enviándolos a través de la frontera en un ataque «híbrido», como represalia por la incorporación de Helsinki a la OTAN. Moscú negó la acusación y advirtió que considerará el despliegue de cualquier unidad militar en la frontera como una amenaza.
La Guardia Fronteriza finlandesa dijo que más de 900 solicitantes de asilo de países como Kenia, Marruecos, Pakistán, Somalia, Siria y Yemen ingresaron a Finlandia desde Rusia en el mes de noviembre. Anteriormente llegaba uno diario, y a veces menos.
El gobierno finlandés respondió cerrando todos los cruces fronterizos oficiales a mediados de noviembre, excepto uno. El jueves, Finlandia cerró el último cruce restante, en Raja-Jooseppi, dentro del Círculo Polar Ártico, sellando toda la frontera durante al menos las próximas dos semanas.
Ese mismo día, Estonia dijo que también estaba dispuesta a cerrar su frontera con Rusia si se produce una gran afluencia de inmigrantes. El gobierno advirtió a sus ciudadanos que no viajen a Rusia en caso de que no puedan regresar.
El primer ministro finlandés, Petteri Orpo, dijo que su país no aceptaría la interferencia rusa.
«La migración instrumentalizada desde Rusia ha continuado. Me gustaría subrayar que no es sólo el número de llegadas lo que está en juego, sino el fenómeno en sí», dijo Orpo en una conferencia de prensa el jueves.
«En los últimos días, ha habido una comprensión cada vez mayor de que se trata de una actividad organizada, no de una emergencia genuina. No aceptamos ningún intento de socavar nuestra seguridad nacional», manifestó el mandatario.
Rusia claramente está tratando de convertir la migración en un arma, dijo el analista Charly Salonius-Pasternak, del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales.
«Hay entrevistas [con inmigrantes] que reflejan que a algunas de estas personas se les ha dado estas opciones: o ir al frente en Ucrania o subirse a un autobús o camión militar, ser conducidos hasta el Círculo Polar Ártico o más al norte, y luego verse obligado a comprar una bicicleta e intentar cruzar», dijo a la Voz de América Salonius-Pasternak. «Así que está muy estructurado cómo las autoridades rusas han hecho esto».
Las acciones de Rusia son vistas como una evidente represalia por la incorporación de Finlandia a la OTAN en abril, tras la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Moscú. Su membresía en la alianza puso fin a décadas de no alineación.
«Rusia considera que Finlandia es un Estado hostil», afirmó Salonius-Pasternak. «Y mientras, vemos a través de esta militarización de personas y flujos, está tratando activamente de desestabilizar a Finlandia y tal vez causar otros tipos de estragos. No ha tenido éxito todavía, pero claramente hay alguna intención aquí».
Tensión también en Polonia
El jefe de la Oficina de Seguridad Nacional de Polonia, Jacek Siewiera, escribió el martes en la red social X que su país enviaría asesores militares a Finlandia en respuesta a «una solicitud oficial de apoyo aliado ante un ataque híbrido contra el territorio fronterizo finlandés. Finlandia dijo que no tenía conocimiento de la oferta.
Polonia acusó a Bielorrusia de enviar a decenas de miles de solicitantes de asilo a su frontera compartida en 2021, creando una crisis humanitaria. Bielorrusia es un aliado cercano de Moscú.
Rusia niega las acusaciones de que esté impulsando los flujos de inmigrantes hacia la frontera finlandesa.
«No hay ninguna amenaza allí, en realidad no hay tensión», dijo el jueves a la agencia Reuters el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov. «En realidad, puede surgir tensión durante la concentración de unidades adicionales en nuestra frontera, porque los finlandeses deben ser conscientes de que esto representará una amenaza para nosotros».
En Finlandia existe preocupación de que algunos inmigrantes intenten cruzar la frontera ilegalmente, poniendo en riesgo sus vidas. Decenas de inmigrantes murieron en la frontera entre Bielorrusia y Polonia en 2021, lo que generó acusaciones de que Europa estaba haciendo la vista gorda ante los abusos contra los derechos humanos.
«Ha bajado a -25º. Volverá a subir allí. Es sumamente inhóspito para cualquiera que intente cruzar la frontera», dijo el analista Salonius-Pasternak. «Así que existe este temor: ¿comenzaremos a ver videos o fotografías de personas simplemente congeladas en la naturaleza?».