Gaza se muere de hambre y la ayuda humanitaria es insuficiente
La Franja de Gaza se hunde en su mayor catástrofe humanitaria tras 160 días de guerra y los gazatíes se ahogan en hambre, especialmente en el norte, donde se estima que hay unas 700.000 personas en riesgo de hambruna.
Según el Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamás, 27 personas han muerto por malnutrición y deshidratación en las últimas semanas, la mayoría bebés, pero también dos adultos y un adolescente.
La ayuda humanitaria que entra no es suficiente para cubrir las necesidades básicas de los gazatíes, y la destrucción generada por los meses de bombardeos ha dejado inaccesibles muchas rutas hacia el norte, donde el hambre hace mella.
Ante esta situación, en las últimas semanas, ha aumentado la presión internacional, especialmente de EEUU, para que entre más ayuda al enclave ante lo cual Israel ha hecho algunas concesiones, aún insuficientes.
Además de abrir una nueva ruta terrestre directamente por el norte, que el martes permitió la entrada por primera vez de seis camiones del Programa Mundial de Alimentos (PMA) con suministros suficientes para 25.000 personas, las autoridades israelíes aseguran que han aumentado el flujo de caravanas humanitarias que acceden al enclave desde el cruce de Kerem Shalom, que conecta directamente Israel con la Franja por el sur.
«En las dos últimas semanas han entrado a Gaza una media diaria de 230 camiones de ayuda humanitaria, sobre todo alimentos», afirmó este jueves a los medios desde Kerem Shalom el coronel israelí Elad Goren, jefe del COGAT, organismo del ejército que se encarga de los asuntos administrativos y civiles en los territorios palestinos ocupados.
Antes de la guerra entraban cada día a la Franja unos 500 camiones, pero solo unos 70 de comida -el territorio también producía parte de sus necesidades alimentarias pero su agricultura ha sido destruida-, frente a los más de 200 de alimentos que entran ahora.
«Trabajamos mano a mano con la comunidad internacional para asegurarnos de que la ayuda humanitaria llega a la gente de Gaza y no hemos puesto límites en las cantidad que puede entrar», defendió Goren, aunque cada vez más países, especialmente EEUU, la Unión Europea y el mundo árabe, presionan a Israel para que abra más rutas terrestres, ya que los lanzamientos por aire de ayuda o el corredor marítimo inaugurado esta semana son insuficientes y menos precisos.
En los primeros meses de la guerra, apenas entraban unas docenas de camiones, pero el flujo de ayuda se incrementó progresivamente desde que comenzó 2024 y Goren aseguró que desde que el inicio del conflicto el 7 de octubre, han dado acceso a una media diaria de cien camiones.
«Esto son 16.000 camiones, 9.500 de ellos con alimentos, es decir, 200.000 toneladas de comida», aseveró Goren.
Sin embargo, las agencias humanitarias de la ONU, que se ocupan del grueso de la distribución dentro de la Franja, manejan cifras más modestas y se quejan de los exhaustivos y lentos controles a los que Israel somete a toda la carga, principalmente en Kerem Shalom, y de que el ejército no les garantiza rutas seguras para su reparto por tierra.
Goren aseguró hoy ante los medios que Israel hace todo lo posible para acelerar los controles a las caravanas, para «asegurarse de que nada de lo que entra en la Franja pueda servir a los intereses terroristas de Hamás» y que entre los cruces de Kerem Shalom y el cercano Nitzana, el personal del COGAT tiene capacidad para revisar 44 camiones por hora.
«Cada día, desde el 7 de octubre, Hamás ha demostrado que no le importan los civiles, ni los del lado israelí ni en Gaza, por eso roban ayuda, usan ambulancias para transferir armas y terroristas y se infiltran entre la población civil», indicó el militar israelí, que acusó al grupo islamista de querer provocar una crisis humanitaria en el enclave.
El jefe del COGAT culpó a la ONU de las carencias humanitarias en el enclave, ya que según él no cuentan con suficientes medios de transporte, ni almacenes, ni personal, para distribuir la ayuda por todo el territorio palestino.
Además de los exhaustivos controles, las agencias de la ONU, especialmente la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), lamentan la falta de rutas seguras para el reparto e incluso han denunciado numerosos ataques dirigidos contra sus almacenes y centros de distribución de ayuda, como ocurrió el miércoles en Rafah, donde murieron cinco personas.
También este jueves, al menos ocho palestinos murieron en un ataque aéreo israelí contra un almacén de distribución de ayuda en el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de la Franja, informó la agencia de noticias palestina Wafa.
El ataque contra personas que esperaban para recibir alimentos se produjo un día después de que Israel atacó un centro de distribución de UNRWA en Rafah, en el que murieron cinco personas, entre ellas un policía y un empleado de la agencia.
Israel indicó que el ataque iba dirigido contra Muhamad Abu Hasna, el policía al que identificaron como miembro de la unidad de operaciones de Hamás en Rafah, que se ocupaba de la distribución de ayuda humanitaria y entregaba grandes cantidades a «terroristas de Hamás».
«Hasna también era responsable de actividades de inteligencia y proveía información sobre posiciones del Ejército israelí que luego Hamás utilizaba para sus ataques», agregó.
El gobierno de la Franja, controlado por Hamás, tildó hoy de «cobarde crimen» el ataque dirigido a Abu Hasna y condenó los «repetidos bombardeos por parte del Ejército de la ocupación contra personal de servicio y policías».
Según el gobierno gazatí más de 400 palestinos han muerto por fuego israelí mientras esperaban el reparto de ayuda desde el pasado 29 de febrero, día en el que tuvo lugar la apodada «Masacre de la harina».
Al menos 118 gazatíes murieron y más de 700 resultaron heridos, cuando unas 12.000 personas esperaban la llegada de un convoy de ayuda y, según el Ejército, la muchedumbre hambrienta se abalanzó sobre los camiones en una estampida que provocó muertes por asfixia, aunque fuentes médicas palestinas aseveran que las víctimas presentaban heridas de bala y metralla.
En Gaza, tras más de cinco meses de guerra, las bombas y el hambre siguen haciendo estragos entre la población civil. La cifra de muertos asciende a los 31.340 y se estima que unos 7.000 cuerpos pueden estar sepultados aún bajo los escombros. El número de personas heridas supera las 73.134.
Como parte de los esfuerzos para aumentar la entrada de ayuda humanitaria a Gaza esta noche debe arribar a La Franja el barco español Open Arms con 200 toneladas de alimentos donados la ONG World Central Kitchen, equivalentes a unas 500.000 comidas.
El del Open Arms sería el primer viaje de un corredor humanitario que funcionará entre el puerto de Larnaca, en Chipre y La Franja de Gaza.
Aunque hay muchas esperanzas en que este corredor marítimo sirva para aliviar la grave situación alimentaria en La Franja, el gobierno gazatí, controlado por Hamás, ha criticado la iniciativa porque las 200 toneladas de alimentos que carga el barco «no superan la de uno o dos camiones», y además «tarda días en llegar».
Ante la creciente presión internacional para aumentar el flujo de ayuda humanitaria hacia Gaza, Israel ha accedido a ampliar el número de camiones que entran al enclave desde Jordania, a través del cruce de Allenby con Cisjordania. Además esta semana Israel comenzó a transferir a La Franja envíos de harina de EEUU y Turquía que llevaban dos meses retenidos en el puerto israelí de Ashdod.
Ante las acuciantes necesidades humanitarias en Gaza, países como Estados Unidos, Francia, Jordania y Egipto llevan varias semanas lanzando ayuda por aire, método no tan eficaz como la vía terrestre, porque no se controla su destino final.
¡Conéctate con la Voz de América! Suscríbete a nuestros canales de YouTube, WhatsApp y al newsletter. Activa las notificaciones y síguenos en Facebook, X e Instagram.