El jefe del equipo negociador de la Plataforma Unitaria en las conversaciones con el gobierno de Nicolás Maduro, Gerardo Blyde, cuida cada palabra que pronuncia para que ninguna exprese una burla o una descalificación de la contraparte. Es garantía de ponderación y, a la vez, de firmeza en la búsqueda de soluciones políticas para la honda y enquistada crisis venezolana.
Por El Nacional
En su muy reciente conversación radiofónica con Román Lozinski, Blyde hizo precisiones de primera importancia para entender que el proceso de convocatoria electoral está lejos de ser «justo, verificable y libre». Y, además, no va en la dirección que permita superar el conflicto político. Pero aún hay tiempo para la rectificación:
∙ El Acuerdo de Barbados no está contenido dentro del acuerdo de Caracas (suscrito por Jorge Rodríguez con un grupo de partidos afines al gobierno).
El conflicto político no está en la mesa de lo pactado en Caracas, sino en lo pactado en la de Barbados con los partidos de la Plataforma Unitaria que no reconocieron a Maduro, el cual contó con mediación internacional de Noruega y presencia de países de toda la amplia gama política. Solo las partes sentadas en esa mesa pueden resolver el conflicto político y producir soluciones para el país.
∙ El Acuerdo de Barbados propone una solución más amplia, cuya agenda debe agotar, y que comienza por la reinstitucionalización del país, por ejemplo con las inhabilitaciones ejecutadas sin respetar el derecho a la defensa y el debido proceso.
∙ El Acuerdo de Barbados establece que cada parte podía elegir su candidato según sus propias formas. La Plataforma Unitaria realizó una primaria de la que surgió la candidatura de María Corina Machado y desde entonces solo ha habido obstrucción y no reconocimiento.
∙ La inhabilitación (tanto de Machado como de Capriles) no es un proceso. Un proceso es un juicio que implica etapas en las que se puede alegar, probar, llegar a informes y sentenciar. En el dictamen contra María Corina Machado no hay ni una sola palabra de los alegatos de la defensa. Una sentencia incluye las partes motiva y dispositiva que puede ser recurrida ante la Sala Constitucional. Aquí no hay una cosa juzgada.
∙ La impopularidad del gobierno lo obligó a desconocer lo firmado y de ese desconocimiento surgió un cronograma compactado en menos de cinco meses que impide cumplir con el control y pulcritud del proceso electoral. Y los asuntos que anuncian también los incumplen: no hay invitación formal para la observación electoral, no hay instructivo para el registro electoral y no hay ninguna garantía de que los medios van a ser imparciales.
∙ El Acuerdo de Barbados establece que habrá un ambiente electoral de paz y no persecución. Lo que ha habido es un escalamiento casi diario de detenciones, que se juzgan y sentencian por los medios, se niegan las visitas familiares a los detenidos y que estos puedan escoger sus propios defensores. La idea es crear miedo y terror.
∙ Ese cronograma tan estrechamente compactado no permite que se pueda decir que en este momento ese proceso es “justo, verificable y libre”, y que pueda ser un proceso en el que los venezolanos y la comunidad internacional confíen. El mudo va a medir este proceso en relación con el cumplimiento de lo suscrito en el Acuerdo de Barbados.
∙ Todavía hay tiempo para rectificaciones (el cronograma aún no ha sido publicado en la Gaceta Oficial). Rectificaciones para permitir “nuestra candidatura sin obstrucciones; permitir que podamos avanzar en la observación electoral sin obstrucciones; permitir que se puedan inscribir los venezolanos aquí y afuera sin obstrucciones”.
Blyde ratificó -por si las dudas- que los partidos de la Plataforma Unitaria y su candidata tienen la convicción de que nada los apartará de la ruta electoral.
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