El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) publicó el informe “Diagnóstico del Hábitat Infantil para un Desarrollo Sostenible” que analiza cómo los chicos y adolescentes están expuestos a la contaminación ambiental, al hacinamiento, a la mala calidad del agua, a las condiciones de vivienda deficitarias y a la inseguridad ciudadana.
El estudio fue realizado a partir del relevamiento de 4.325 menores de 17 años que en 2023 pertenecían a aglomerados urbanos de más de 80.000 habitantes de la Argentina. A partir de los datos, el informe concluyó que los problemas que más frecuentemente afectan a niños y adolescentes son: la inseguridad en los barrios (77% de los casos relevados), la carencia de servicios públicos como desagües, veredas y pavimentos (56%), la presencia de drogas en la zona (54%), la falta de acceso a la red de gas (53%), la contaminación ambiental (48,6%) y la ausencia de sistemas cloacales (38%).
La precariedad habitacional (19%), las situaciones de hacinamiento (18%) y la tenencia irregular de vivienda (10%) si bien representan porcentajes inferiores, son importantes en la medida que afectan el desarrollo de los chicos. Para los autores, una de las cuestiones más alarmantes es que el 15% de los niños no dispone de agua corriente y el 20,5% tiene una mala calidad del servicio de agua.
El foco de la investigación es la importancia que tiene el derecho a un hábitat saludable en todas las personas y, en particular, para los más vulnerables: los menores de 17 años. Según Ianina Tuñón, doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigadora de la Universidad Católica Argentina (UCA), Matías Majlar, investigador de la Deuda Social en la UCA, y Nicole Robert, autores del trabajo, solo el mejoramiento de las condiciones de hábitat de vida de la ciudadanía favorecerá el crecimiento madurativo y cognitivo de los niños, tanto en sus primeros años de vida, como en etapas posteriores desarrollo. Para lograrlo, señalan, resulta imperativo la implementación de medidas concretas.
El estudio que ODSA-UCA publicó junto al Banco Hipotecario, analiza cada dimensión del espacio del hábitat de vida –medioambiente, servicios básicos, percepción de inseguridad, infraestructura barrial y recursos de las viviendas–. La información está “aperturada” en conglomerados urbanos (Ciudad Autónoma de Buenos Aires, conurbano bonaerense, Gran Buenos Aires Norte, Oeste y Sur, Gran Córdoba, Gran Rosario, Gran Mendoza, Gran Tucumán y resto urbano del interior) y también por estratos sociales (trabajador marginal, obrero integrado, medio no profesional y medio profesional).
Respecto de los problemas ambientales, los autores señalan que un 48,6% de los menores de 17 años están expuestos a la contaminación. Los resultados del informe demuestran además que, en el caso del conurbano bonaerense y del Gran Tucumán principalmente, los niños y adolescentes más desfavorecidos económicamente enfrentan más problemas medioambientales que los que pertenecen a otros estratos sociales.
A nivel global, el 53,4% de los chicos no tiene acceso a la red de gas natural, un 37,7% no tiene cloacas, el 20,5% asegura no poder acceder a agua en su barrio y un 15,4% no está conectado a la red potable. Todas esas cuestiones son cruciales para la nutrición, salud, desarrollo físico y de las capacidades educativas de los menores.
La inseguridad y la presencia de drogas en los vecindarios afectan la socialización de los chicos y adolescentes en la medida que les impide jugar en espacios públicos y tener cierta autonomía de desplazamiento. Un 77,3% de los casos relevados percibe su barrio inseguro de noche. Además un 75% de los consultados está insatisfecho con la cantidad de policías en la cuadra.
Un 56% de los chicos tiene déficit de servicios públicos, tales como problemas con desagües, pavimento, veredas, alumbrado público y recolección de basura. En el estrato más pobre, un 70% de los chicos carece de ese tipo de infraestructura.
Según el informe, cerca del 20% de los niños y adolescentes viven en condiciones de hacinamiento o en viviendas precarias, algo que limita su desarrollo personal, dificulta el descanso adecuado y genera complicaciones para la interacción social con sus pares.
Diagnóstico del Hábitat Infantil para un Desarrollo Sostenible señala que aproximadamente el 10% de los menores de 17 años residen en viviendas informales. Según expresan los autores, la inestabilidad y vulnerabilidad en su entorno habitacional, afecta negativamente el bienestar psicológico de los adultos a cargo de su cuidado y crianza.
LA NACION
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