El cubano Richard Sarduy dice sentirse afortunado después de una travesía irregular sin contratiempos que inició en Nicaragua y concluyó este jueves en Monterrey, estado de Nuevo León, México.
Él y su esposa, Yenisber Cárdenas, tienen una historia inusual. Luego de seis años residiendo como refugiados en Malasia bajo el amparo de Naciones Unidas, el gobierno de Kuala Lumpur dictaminó su deportación a Cuba el pasado 29 de enero, tras mantenerlos en régimen de reclusión por dos meses.
“Muy a pesar de que trabajábamos como maestros voluntarios en un campamento de niños refugiados, el gobierno malayo tomó la decisión de deportarnos. Los funcionarios de la Oficina del Alto Comisionado para Refugiados, ACNUR, quedaron sorprendidos, pero no pudieron hacer nada”, dijo Sarduy a Martí Noticias.
De los 43,4 millones de refugiados registrados por ACNUR en todo el mundo, más de 120.000 viven en Malasia sin ningún estatus legal debido a que el gobierno de ese país no ha ratificado el Convenio de los Refugiados de 1951, ni su protocolo. Tampoco cuenta con un sistema jurídico de protección para esta población vulnerable por lo que la pareja de cubanos fue expulsada sin posibilidad de reclamo.
Atrás quedó lo peor: una estancia de casi dos meses en Cuba donde estuvieron vigilados y obligados a permanecer en casa de familiares sin salir a la calle.
Vigilados y con libertad limitada
Al llegar al Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana, las autoridades migratorias les permitieron ingresar, pero les concedieron un plazo de quince días para abandonar la isla sin derecho a repatriarse.
Este lapso se extendió a casi dos meses porque, según la versión del matrimonio, no pudieron conseguir boletos aéreos a Nicaragua, el país al que habían decidido viajar con la intención de emprender la conocida travesía irregular por Centroamérica hasta llegar el territorio de México.
“Una oficial de inmigración, una señora mayor, nos dijo que no era conveniente salir de la casa de nuestros familiares, ni reunirnos con amigos. Nos aconsejó además que diéramos parte a la oficina de ACNUR en La Habana y así lo hicimos”, comentó Sarduy a nuestra redacción.
La familia no salió del asombro por el regreso imprevisto de Richard y Yenisber luego de seis años sin verlos, un viaje que costearon con donaciones de exiliados cubanos.
“Nos quedamos en casa de mi papá, la familia se impactó”, dijo Yenisber. Dos meses después, aparecieron los boletos para Nicaragua. “Fue la única opción que tuvimos”, afirmó la mujer.
La travesía por Centroamérica
El matrimonio logró sortear los problemas y dificultades que suelen enfrentar los migrantes durante la travesía, gracias a su constancia y a la documentación que los acredita como refugiados de la ONU. Así, cruzaron Honduras y Guatemala hasta llegar a Tapachula, en el sureño estado mexicano de Chiapas. Sin embargo, allí surgió un percance que los obligó a permanecer varios días: las lesiones en los pies que sufrió Yenisber como consecuencia de las largas caminatas.
Una vez recuperada, la pareja continuó hacia el norte y, aunque fueron detenidos en varios retenes, la documentación de la ONU, incluido el carné de refugiados, les sirvió de pasaporte para que las autoridades mexicanas les permitieran llegar hasta la Ciudad de México.
En la capital mexicana la espera fue breve y, en coordinación con otros cubanos, emprendieron el camino hacia la frontera. Tras 16 horas de viaje en autobús, llegaron a Monterrey.
“La meta es Matamoros, en el estado de Tamaulipas, colindante con Brownsville, en el estado de Texas”, dijo Sarduy.
Las leyes migratorias actualmente son férreas, particularmente, después de la reciente proclama de la Casa Blanca que prevé tolerancia cero con los extranjeros que crucen la frontera sin papeles.
“Si las personas cruzan la frontera de manera ilegal pueden ser enviadas de inmediato de vuelta a México porque el número que está llegando es mayor que lo establecido en la proclama presidencial emitida en días recientes”, explicó a Martí Noticias el abogado especialista en temas migratorios y radicado en Miami, Alejandro Sánchez.
La nueva medida se activará cada vez que las autoridades registren más de 2.500 detenciones por día durante una semana y se suspenderá si desciende a menos de 1.500 en el mismo periodo.
“En el caso de ellos (Sarduy y esposa) podrían calificar como causal de excepción, pero también les podrían preguntar si en el trayecto hacia México solicitaron protección adicional en algunos de los países por los que transitaron y los agentes estadounidenses podrían entonces activar la prohibición de tener derecho al asilo”, indicó el letrado.
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