La artista cubana Camila Lobón ha imaginado el fin de la dictadura con una serie de fotografías creadas con la ayuda de una herramienta de Inteligencia Artificial (IA).
La obra, titulada “Monumento para ser derrumbado”, recrea una supuesta escultura del fallecido Fidel Castro y el momento en el que el pueblo la derriba.
“Esta obra la hice, específicamente, para un proyecto que estaba organizando el colectivo Forma Foco, un grupo de curadores cubanos radicados en Madrid, en colaboración con la Galería Entre. La idea era, justamente, agrupar obras que, de alguna manera, proyectaran o hablaran del futuro post totalitario en mi país, y que entraran en diálogo con los movimientos de la sociedad civil de los últimos tiempos”, explica la artista visual a Martí Noticias.
“Nos pareció que lo más adecuado era generar una imagen verídica de ese posible futuro de restauración de la democracia en Cuba”, agrega Lobón.
En 2016 el Parlamento cubano aprobó una ley que prohíbe el uso del nombre y la figura de Castro para denominar instituciones, plazas, parques, avenidas, calles u otros sitios públicos. Tampoco pueden ser erigidos en su memoria monumentos, bustos, estatuas y otras formas similares de tributo.
Según afirmó su hermano menor, Raúl Castro, el ex dictador siempre dijo que no quería que le hicieran culto a su personalidad, aunque esto sea, justamente, lo que el régimen ha hecho por más de seis décadas.
Para Camila Lobón “en esa prohibición, en ese deseo de Fidel, se lee también una proyección nefasta de la caída de su imagen en un futuro, como ha sucedido en otros contextos totalitarios”. La artista considera que el régimen aprobó esa normativa para “ahorrarse la imagen de su defenestración pública”.
“Para subvertir eso, y para hacer una especie de acto iconoclasta de restauración histórica, es la idea de crear, precisamente, el monumento que no quería, y hacerle esa especie de ritual público. Es una fantasía que se proyecta como obra de arte, pero con perspectiva de que, realmente, pudiera realizarse algún día”, comenta a nuestra redacción.
Aunque Lobón no había utilizado hasta el momento la IA en su arte, no descarta la idea de emplearla porque “tiene esa magia de poder generar y proyectar de una manera realista y bastante creíble cualquier tipo de escenario posible”.
“Hay una especie de encanto en poder generar imágenes de todos los futuros posibles que nos imaginemos que es muy atractiva y que, evidentemente, funciona para este tipo de obras”, explica.
Lobón, una de las artistas que formó parte del movimiento 27N en Cuba, se exilió en Estados Unidos en 2021, tras las presiones y amenazas a las que fue sometida por parte de la Seguridad del Estado.
“Este ha sido un tiempo muy difícil, con todos los traumas que carga ser una sobreviviente… Ha sido también un tiempo para pensarme de cara a los que no lo han sido, los que no han tenido un destino tan afortunado, pero, al mismo tiempo, pasando por un proceso destructivo”, dice.
“Es como una especie de renacer en el que debes aprender a construirte una vida completamente extraña y nueva. Ha sido difícil pero es también un tiempo en el que uno se fortalece y aprende a salirse de sus propias lógicas. Lo veo como un proceso a largo plazo, en el que no pierdo de vista la persona que quiero ser a nivel intelectual y humano, para poder funcionar y actuar en el contexto cubano”.
La obra de Lobón estará expuesta al público hasta el próximo tres de diciembre, en el Museo de Arte Contemporáneo Belvedere 21, de Viena, como parte de una exposición colectiva sobre la realidad cubana titulada Alibi.
En la exposición participan activistas y defensores de los derechos humanos cubanos como Luis Manuel Otero Alcántara, Kevin Ávila, el grupo Justicia 11J, Carla María Bellido, Raychel Carrión, Liliam Dooley, Mitch EC, José Raúl Gallego, Claudia Patricia Pérez, Luis Alberto Mariño, el Centro de Estudios Convivencia, Ernesto Oroza, Julio Llópiz-Casal, Yimit Ramírez y Ezequiel Suárez.
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