Las relaciones diplomáticas entre Colombia e Israel habrían llegado a un punto álgido la tarde de este domingo cuando el presidente Gustavo Petro aseguró estar dispuesto a “suspenderlas”, después que el gobierno israelí llamara “hostiles y antisemitas” sus recientes declaraciones a favor de la causa palestina.
“Si hay que suspender relaciones exteriores con Israel, las suspendemos. No apoyamos genocidios”, escribió Petro en su perfil de X, antes Twitter, donde ha sido muy vocal sobre el conflicto en los últimos días.
En algunos de sus comentarios previos, Petro opinó que el campo de concentración nazi de Auschwitz estaba “calcado en Gaza” y que “si hubiera vivido en la Alemania del 33 hubiera luchado al lado de los judíos y si hubiera vivido en Palestina en 1948 hubiera luchado del lado palestino”.
Israel condenó las declaraciones del presidente, que dijo «reflejan un apoyo a las atrocidades cometidas por los terroristas del Hamás, avivan el antisemitismo, afectan a los representantes del Estado de Israel y amenazan la paz de la comunidad judía en Colombia», dijo más temprano el domingo Lior Haiat, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores israelí.
Haiat aseguró que el canciller israelí, Eli Cohen, y otros funcionarios convocaron a la embajadora de Colombia en Israel, Margarita Manjarrez, para una “reprimenda” en la que atendieron las “declaraciones hostiles y antisemitas del presidente de Colombia, Gustavo Petro, contra el Estado de Israel, durante la última semana”.
En respuesta al mensaje de Haiat, Petro convocó a los demás países de América Latina a “una solidaridad real con Colombia” en medio de las tensiones.
Cientos de colombianos quedaron varados en territorio israelí al inicio del conflicto, un primer grupo de 110 de ellos logró regresar a casa el pasado viernes en un vuelo humanitario que aterrizó en la base de la Fuerza Aérea de Colombia.
Este domingo cientos de miles de residentes de Gaza trataron de acatar una orden de Israel de evacuar la mitad norte del territorio, mientras otros se apiñaban en hospitales en el norte. Los 2.3 millones de civiles de Gaza enfrentaban una escasez cada vez más profunda de alimentos y agua y se preparaban para una invasión inminente, después de que militantes de Hamas lanzaran un ataque mortal contra Israel la semana pasada.
Las fuerzas israelíes, apoyadas por un creciente despliegue de buques de guerra estadounidenses en la región, se posicionaron a lo largo de la frontera de Gaza y realizaron ejercicios para lo que Israel dijo sería una campaña por aire, tierra y mar para desmantelar al grupo militante. Israel arrojó panfletos sobre la ciudad de Gaza en el norte y renovó las advertencias en las redes sociales, ordenando a más de un millón de residentes de Gaza que se trasladaran al sur.
[Con información de The Associated Press]
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