Una disidencia interna dentro de la administración Biden por su apoyo a la ofensiva militar de Israel en Gaza en represalia por el ataque del 7 de octubre por parte de Hamás quedó evidente con la reciente renuncia de un diplomático.
Josh Paul renunció a su cargo de director de Asuntos Públicos y del Congreso en la oficina del Departamento de Estado, donde se encargaba de las transferencias de armas y la asistencia de seguridad a gobiernos extranjeros.
Paul explicó a la Voz de América, VOA, que renunció en protesta por políticas que equivalen a una luz verde para las represalias israelíes independientemente de las víctimas entre los civiles.
El Departamento de Estado no hizo comentarios directos sobre la renuncia de Paul, diciendo que se trataba de una cuestión personal. En una carta a los empleados, el secretario de Estado Antony Blinken reconoció las dificultades personales que enfrentan algunos.
En el Departamento de Estado existe un mecanismo formal sobre este tipo de protesta. El llamado «Canal de Disidencia» puede ser usado por cualquier funcionario de la Cancillería y de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). El mismo fue creado en 1971 por el secretario de Estado William Rogers, para facilitar el intercambio de opiniones e ideas sobre el conflicto con Vietnam.
En octubre del 2021, Blinken afirmó que estaba fortaleciendo el canal «porque disentir en patriótico».
«Disentir tiene que ser no sólo protegido, sino bien recibido. Yo leo y respondo a cada mensaje de disenso en el canal. Mi anhelo es que el Canal de Disidencia fomente una cultura de disenso contructivo y profesional, ampliamente en el Departamento, porque la disidencia nos hace más fuerte».
Josh Paul habló con la jefa de la Oficina de la VOA en la Casa Blanca, Patsy Widakuswara, sobre lo que alega ser una falta de debate responsable sobre el suministro de armas a Israel para librar su guerra en Gaza y cómo cree que eso socava los intereses y valores estratégicos de Estados Unidos.
Esta transcripción ha sido editada para mayor claridad y brevedad.
VOA: ¿Por qué renunció?
Paul: Dimití porque sentí que estábamos en medio de importantes decisiones políticas relativas a las transferencias de armas a Israel, pero no estaban recibiendo la atención necesaria y normal en materia de derechos humanos, preocupaciones sobre las víctimas civiles en el contexto del conflicto que estamos viendo actualmente en Gaza.
VOA: ¿Qué pasó después del 7 de octubre?
Paul: Muy poco después del ataque del 7 de octubre por parte de Hamás (que, permítanme ser claro, fue una atrocidad absoluta y debe ser condenado e Israel tiene derecho a responder), comenzamos a recibir solicitudes de Israel para una gran variedad de pertrechos.
Normalmente, cuando recibimos este tipo de solicitudes de socios, habrá un proceso político en el que analizamos el historial del socio en materia de derechos humanos y otros factores, incluidos los riesgos de daño civil.
Existe una Política de Transferencia de Armas Convencionales que guía estas decisiones, que dice que las armas no se transferirán cuando exista un riesgo más probable que no de que se utilicen para violaciones de derechos humanos.
Cuando la operación israelí en Gaza comenzó con un bombardeo masivo, ya pudimos ver morir a cientos y luego miles de civiles palestinos. Y, sin embargo, no hubo debate político, ni preguntas sobre si íbamos a hacer una pausa y tomar en cuenta nuestras políticas habituales y requisitos legales. Fue simplemente: “enviemos estas armas a Israel lo más rápido que podamos y al diablo con las consecuencias”.
VOA: ¿Esa fue una directiva explícita? ¿Sus superiores en el Departamento de Estado dicen que no tenemos tiempo para debatir y que queremos que todos estén de acuerdo en esto?
Paul: Eso es correcto.
VOA: ¿Hubo una explicación cuando usted protestó?
Paul: No creo que fuera necesaria una explicación. El entendimiento era que esto es Israel. Este es un caso especial. Así lo aborda la administración. Esto se hizo evidente no sólo internamente sino también externamente con la reacción inmediata de la Casa Blanca hacia Israel y su respuesta a los ataques.
VOA: Usted trabajó en esa oficina durante 11 años. ¿Ha habido otros casos en los que la decisión de enviar armas se tomó sin debate?
Paul: No, siempre ha habido debates. Y permítanme ser claro: no me opongo inherentemente a la transferencia de armas estadounidenses. Hay casos en los que hacen mucho bien, en Ucrania, apoyando a otros aliados en Europa. Pero incluso en esas circunstancias, incluso para nuestros aliados más cercanos, si hay algún indicio de controversia, siempre se discute.
VOA: Incluso antes de este ataque de Hamás, enviábamos entre 3.000 y 4.000 millones de dólares (en ayuda militar) a Israel anualmente. ¿Ha ayudado a la seguridad israelí? ¿Ha ayudado a la estabilidad regional?
Paul: No creo que sea así. Estoy totalmente a favor de que los israelíes vivan en paz y seguridad, al igual que estoy a favor de que los palestinos vivan en paz y seguridad. El problema es que hemos asumido que el obstáculo para una solución política duradera al conflicto palestino-israelí es la falta de seguridad israelí, y que si Israel se siente más seguro entonces podrá hacer las concesiones necesarias para permitir la emergencia de un Estado palestino.
El problema con el manto de seguridad estadounidense y su naturaleza incuestionable es que Israel se siente libre de ir más allá, de ampliar los asentamientos en Cisjordania, de construir barreras de seguridad en toda Cisjordania y de continuar el asedio de Gaza. … Nuestros sistemas de seguridad, a largo plazo, no han hecho que Israel sea más seguro.
VOA: Muchos en el mundo árabe y en el sur global ven el respaldo de Estados Unidos a Israel como parte de esta idea de que Estados Unidos aplica un doble rasero en su política exterior. ¿Le importaría comentar sobre eso?
Paul: Ese es un punto realmente importante. Esta administración considera, con razón, que la competencia estratégica con la República Popular China es el aspecto impulsor y más preocupante de las relaciones internacionales. En ese conflicto, Estados Unidos tiene tres aristas: fuerza militar, nuestra red global de alianzas y asociaciones, y nuestros valores.
Nuestra postura respecto de Israel está socavando significativamente esa competencia estratégica al plantear dudas sobre nuestros valores. ¿En qué se diferencia Estados Unidos de cualquier otro país del mundo si está dispuesto a alejarse de sus valores cuando es políticamente conveniente? No sólo nos causa daño moral, creo que también nos causa daño estratégico.
VOA: La administración ahora está tratando de equilibrar el apoyo a Israel y las preocupaciones humanitarias, así como evitar que el conflicto se amplíe. Este es un difícil acto de equilibrio para el presidente. ¿Cuál es su mensaje para él?
Paul: Estoy totalmente de acuerdo en que ampliar el conflicto sería un desastre para todos los involucrados, y me alienta el enfoque que la administración ha puesto en eso, incluso mediante el despliegue de grupos de ataque con portaaviones en el Mediterráneo oriental. Envía un mensaje fuerte.
Creo que parte de evitar que el conflicto se amplíe es también minimizar las víctimas civiles en Gaza. Creo que cuantos más civiles palestinos mueran, más difícil será para la estabilidad en otros países, en otras partes de la región.
Entonces, si queremos estabilidad regional, si no queremos que este conflicto se expanda, debemos asegurarnos de que termine lo más rápido posible y que se lleve a cabo con el mayor cuidado posible en lo que respecta a los daños civiles.
VOA: ¿Está vinculando las víctimas civiles en Gaza con una inestabilidad regional más amplia debido a la ira de las poblaciones del mundo árabe?
Paul: Hemos visto el impacto en el daño a la reputación de Estados Unidos y en el daño diplomático que la respuesta de Israel ya nos ha costado en la región. Hay consecuencias para los intereses estratégicos de Estados Unidos tanto en la región como en todo el mundo. Y creo que debemos ser conscientes de ello.
Creo que existe una desconexión entre el nivel político en Estados Unidos y la administración pública y la población estadounidense. Espero que con el tiempo pueda haber un cambio radical a nivel político que lo alinee más con lo que el pueblo estadounidense puede esperar de nuestra política exterior.
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