Los rusos abarrotaron los centros electorales este domingo en el último de los tres días de elecciones presidenciales, lo que parecía responder a una convocatoria de la oposición a protestar contra el presidente, Vladímir Putin, que se encaminaba a ampliar su casi cuarto de siglo en el poder con otro mandato de seis años tras una dura persecución de la disidencia.
Las elecciones se celebraban en un entorno muy controlado en el que no se permitían las críticas públicas a Putin ni a su guerra en Ucrania. El rival político más acérrimo de Putin, Alexei Navalny, murió el mes pasado en una prisión del Ártico y otros críticos están en la cárcel o en el exilio.
Los colaboradores de Navalny instaron a los descontentos con Putin o con la guerra a expresar su protesta acudiendo a las urnas al mediodía este domingo, una estrategia respaldada por Navalny poco antes de su muerte. El equipo del fallecido líder dijo que había sido un éxito y publicaron fotos y videos de gente congregada cerca de centros electorales en varias ciudades de Rusia.
El líder ruso, de 71 años, enfrenta a tres rivales simbólicos de partidos afines al Kremlin que han evitado cualquier crítica a sus 24 años de gobierno o la invasión a Ucrania emprendida hace dos años. Putin ha proclamado los éxitos rusos en el campo de batalla antes de la votación, pero un enorme ataque de drones ucranianos en varios lugares de Rusia recordó el domingo los desafíos que enfrenta Moscú.
El Ministerio ruso de Defensa dijo haber derribado 35 drones ucranianos durante la noche, incluidos cuatro cerca de la capital rusa. El alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin, dijo que no había bajas ni daños.
La economía de guerra rusa ha demostrado su resiliencia y ha crecido pese a las duras sanciones occidentales. La industria defensiva rusa ha sido un motor crucial de crecimiento y funciona sin descanso para producir misiles, tanques y municiones.
La votación se celebraba a lo largo de las 11 zonas horarias del amplio país, en zonas de Ucrania ilegalmente anexadas y a través de internet. Para este domingo por la mañana había votado más del 60 % del electorado.
Dmitry Sergienko, que votó en Moscú, dijo que había votado a Putin: “Estoy contento con todo y quiero que todo siga como está ahora”.
Olga Dymova, que también apoyó a Putin “estoy segura de que nuestro país sólo avanzará hacia el éxito”.
Otro votante en Moscú, que sólo se identificó por su nombre, Vadim, dijo que deseaba un cambio, pero añadió que “por desgracia, es improbable”.
Los colaboradores de Navalny publicaron imágenes con comentarios de los que acudieron a las urnas a mediodía para protestar contra Putin, con sus rostros difuminados para proteger su identidad.
“La acción ha alcanzado sus objetivos”, dijo Ivan Zhdanov, jefe de la Fundación Anticorrupción de Navalny, en una retransmisión en YouTube. “La acción ha mostrado que hay otra Rusia, hay gente que se planta contra Putin”.
Otro aliado de Navalny, Leonid Volkov, dijo que la protesta pretendía ayudar a unificar y animar a los que se oponen a Putin.
No era posible confirmar si los votantes que aparecían haciendo fila en los centros de votación habían respondido a la convocatoria de los aliados de Navalny y algunos medios rusos o si las filas reflejaban simplemente una alta participación.
También se formaron largas filas al mediodía ante las delegaciones diplomáticas rusas en Berlín, París, Milán y otras ciudades con grandes comunidades rusas.
Boris Nadezhdin, un político progresista que intentó presentarse a las elecciones con una campaña contra la guerra pero fue rechazado por las autoridades electorales, expresó su esperanza de que muchos rusos votaran contra Putin.
“Creo que el pueblo ruso tiene hoy una oportunidad de mostrar su posición real sobre lo que ocurre al votar pero no a Putin, sino a otros candidatos o de otra manera, que es exactamente lo que hice yo”, dijo tras votar en Dolgorpudny, a las afueras de Moscú.
El grupo OVD-Info que monitorea las detenciones políticas dijo que más de 50 personas fueron detenidas en 14 ciudades en Rusia este domingo.
Pese a los estrechos controles, el viernes y el sábado se reportaron al menos media docena de casos de vandalismo el viernes y el sábado.
Una mujer fue detenida en San Petersburgo después de arrojar una bomba molotov contra la entrada de un centro electoral, y otras personas fueron detenidas en varias partes del país por arrojar antiséptico verde o tinta a las urnas.
Dmitry Medvedev, número dos del Consejo de Seguridad ruso que preside Putin, pidió que se endurezcan los castigos para el vandalismo contra centros de votación y alegó que los responsables debían enfrentar cargos de traición por tratar de descarrilar la votación durante los combates en Ucrania.
Algunos medios rusos publicaron imágenes de boletas inutilizadas por votantes con mensajes como “asesino y ladrón”, o “te espero en La Haya”, en una alusión a la orden de detención contra Putin por acusaciones de crímenes de guerra relacionadas con su supuesta responsabilidad con el secuestro de niños en Ucrania.
Antes de las elecciones, Putin describió su guerra en Ucrania, que ya está en su tercer año, como una batalla a vida o muerte contra Occidente, que intenta disolver a Rusia.
Los líderes occidentales han tachado las elecciones de perversión de la democracia.
Más allá de la falta de opciones para los votantes, las posibilidades de un control independiente son muy limitadas. No hay observadores internacionales relevantes. Solo los candidatos registrados y autorizados por el Kremlin — o por órganos consultivos respaldados por el Estado — pueden asignar observadores a los centros de votación, lo que reduce la posibilidad de observadores independientes.
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