Los rebeldes sirios declararon el domingo el derrocamiento del presidente Bashar al-Assad tras hacerse con el control de Damasco, obligándole a huir y poniendo fin a décadas de gobierno de su familia tras más de 13 años de guerra civil, en un hito para Oriente Medio.
Los rebeldes islamistas también asestaron un duro golpe a la influencia de Rusia e Irán en el corazón de la región, aliados clave que apuntalaron a Assad durante periodos críticos del conflicto.
La embajada de Irán fue asaltada por los rebeldes sirios tras la toma de Damasco, informó el domingo la cadena iraní en lengua inglesa Press TV.
El mando del Ejército sirio notificó el domingo a los oficiales que el gobierno de Assad había terminado, dijo a Reuters un oficial sirio que fue informado de la medida.
Sin embargo, el Ejército dijo más tarde que continuaba las operaciones contra «grupos terroristas» en las ciudades clave de Hama y Homs y en lo alrededores de Deraa.
Assad, que no ha hablado en público desde el repentino avance rebelde de hace una semana, voló fuera de Damasco con destino desconocido a primera hora del domingo, según dijeron a Reuters dos oficiales de alto rango del Ejército, mientras los rebeldes decían que habían entrado en la capital sin señales de despliegue militar.
Su paradero ahora -y el de su esposa Asma y sus dos hijos- sigue siendo desconocido.
«Celebramos con el pueblo sirio la noticia de la liberación de nuestros prisioneros y la liberación de sus cadenas y el anuncio del fin de la era de la injusticia en la prisión de Sednaya», dijeron los rebeldes, en referencia a una gran cárcel en las afueras de Damasco donde el gobierno sirio detuvo a miles de personas.
La coalición rebelde siria dijo el domingo que sigue trabajando para completar la transferencia del poder en Siria a un órgano de gobierno de transición con plenos poderes ejecutivos.
«La gran revolución siria ha pasado de la etapa de lucha para derrocar al régimen de Assad a la lucha para construir juntos una Siria a la altura de los sacrificios de su pueblo», añadió en un comunicado.
Miles de personas en coches y a pie se congregaron en una plaza principal de Damasco coreando «Libertad» luego de medio siglo de gobierno de la familia Assad, según testigos.
El colapso del régimen de Assad se produjo tras un cambio en el equilibrio de poder en Oriente Medio después de que numerosos dirigentes del grupo libanés Hezbolá, respaldado por Irán y pieza clave de la fuerza de Assad en el campo de batalla, murieron a manos de Israel en los dos últimos meses. Rusia, el otro aliado clave de Assad, ha estado centrada en la guerra de Ucrania.
Las fuerzas sirias respaldadas por Turquía se han hecho con el control de alrededor del 80 % de la zona de Manbij, en el norte de Siria, y están cerca de la victoria contra las fuerzas kurdas allí presentes, según ha declarado una fuente de seguridad turca.
¿Transición ordenada?
La guerra civil de Siria, que estalló en 2011 como un levantamiento contra el gobierno de Assad, arrastró a esas y otras potencias exteriores, creó espacio para que militantes yihadistas urdieran atentados en todo el mundo y envió a millones de refugiados a los Estados vecinos.
Los frentes permanecieron inactivos durante años. De repente, los islamistas afiliados a Al Qaeda entraron en acción y se convirtieron en la mayor amenaza para Assad.
El ritmo de los acontecimientos ha dejado atónitas a las capitales árabes y ha hecho temer una nueva ola de inestabilidad regional.
Marca un punto de inflexión para Siria, destrozada por años de guerra que han convertido ciudades en escombros, matado a cientos de miles de personas y obligado a millones a salir al extranjero como refugiados.
La estabilización de las zonas occidentales de Siria capturadas en el avance de los rebeldes será clave. Los gobiernos occidentales, que han rechazado durante años al Estado dirigido por Assad, deben decidir cómo tratar con un nuevo gobierno en el que un grupo designado mundialmente como terrorista -Hayat Tahrir al-Sham (HTS)- parece que tendrá influencia.
Estados Unidos seguirá manteniendo su presencia en el este de Siria y tomará las medidas necesarias para impedir un resurgimiento del Estado Islámico, dijo el subsecretario adjunto de Defensa para Oriente Medio, Daniel Shapiro, en la conferencia de seguridad Diálogo de Manama, celebrada el domingo en la capital de Bahréin.
Antes de su derrota, el Estado Islámico impuso un reino de terror en amplias franjas de Siria e Irak.
En una conferencia en Doha, el ministro de Asuntos Exteriores turco, Hakan Fidan, afirmó que no se debe permitir que las «organizaciones terroristas» se aprovechen de la situación en Siria y pidió a todos que actúen con cautela.
HTS, que encabezó los avances rebeldes por el oeste de Siria, era antes una filial de Al Qaeda conocida como Frente al Nusra hasta que su líder, Abu Mohammed al-Golani, rompió lazos con el movimiento yihadista global en 2016.
«La verdadera pregunta es cuán ordenada será esta transición, y parece bastante claro que Golani está muy ansioso por que sea una transición ordenada», dijo Joshua Landis, experto en Siria y director del Centro de Estudios de Oriente Medio de la Universidad de Oklahoma.
Golani no quiere que se repita el caos que asoló Irak después de que las fuerzas lideradas por Estados Unidos derrocaron a Sadam Husein en 2003. «Van a tener que reconstruir (…) necesitarán que Europa y Estados Unidos levanten las sanciones», afirmó Landis.
HTS es el grupo rebelde más fuerte de Siria y algunos sirios siguen temiendo que imponga un gobierno islamista draconiano o instigue represalias.
Países como Emiratos Árabes Unidos y Egipto, ambos estrechos aliados de Estados Unidos, consideran a los grupos militantes islamistas como una amenaza existencial, por lo que HTS puede enfrentarse a la resistencia de las potencias regionales.
En una conferencia en Manama, Anwar Gargash, asesor diplomático del presidente de Emiratos Árabes Unidos, dijo que una de las principales preocupaciones de ese país es «el extremismo y el terrorismo».
Afirmó que Siria aún no está fuera de peligro, y añadió que no sabía si Assad se encontraba o no en EAU.
Gargash achacó la caída de Assad a un fracaso de la política y dijo que no había utilizado antes el «salvavidas» que le habían ofrecido varios países árabes, entre ellos los EAU.
Assad en paradero desconocido
Mientras los sirios expresaban su alegría, el primer ministro Mohammad Ghazi al Jalali pidió elecciones libres para que los sirios puedan elegir a quien quieran.
Pero eso requeriría una transición tranquila en un país con complejos intereses contrapuestos, desde islamistas a grupos vinculados a Estados Unidos, Rusia y Turquía.
Los rebeldes sirios, por ejemplo, dijeron haber iniciado un ataque contra las fuerzas dirigidas por kurdos respaldadas por Estados Unidos en la ciudad de Manbij, en el norte de Siria, según un comunicado publicado el domingo pero fechado el 7 de diciembre (sábado) en X por el Ministerio de Defensa del Gobierno Provisional sirio.
Jalali también dijo que había estado en contacto con el comandante rebelde Abu Mohammed al-Golani para discutir la gestión del período de transición, marcando un notable avance en los esfuerzos para dar forma al futuro político de Siria.
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