Los medios rusos exponen sólo una parte del artículo: el fragmento sobre la resistencia de la economía rusa a las sanciones occidentales. En cambio, la idea principal de la publicación sigue sin ser abordada por los propagandistas, que es demostrar que la economía rusa está trabajando actualmente para hacer la guerra en Ucrania. Las publicaciones rusas también ignoran los problemas en el sector del consumo a los que se enfrentan actualmente los rusos.
Averigüemos qué significa realmente el artículo del NYT titulado La economía de Rusia está cada vez más estructurada en torno a la guerra en Ucrania (Russia’s Economy Is Increasingly Structured Around Its War in Ukraine), al que aluden los medios rusos.
“La producción total, que según las estimaciones del Banco Central ruso podría crecer un 2,5% este año, podría superar a la de la Unión Europea y posiblemente incluso a la de Estados Unidos”, esta es la cita utilizada por las páginas web rusas para sus manipulaciones.
Tengamos en cuenta que la previsión correspondiente pertenece al Banco Central de la Federación Rusa, y no directamente a la comentarista económica Patricia Cohen, como afirman los propagandistas rusos. En su artículo para The New York Times, ella utiliza esta información para confirmar la resistencia de la economía rusa. En efecto, la autora señala que, a pesar del gran número de sanciones, la economía rusa ha hecho frente a los retos planteados por la invasión de Ucrania por Rusia.
“Diecinueve meses después (del inicio de la invasión a gran escala), el panorama económico es claramente desigual. La economía rusa ha demostrado ser mucho más resistente de lo que muchos gobiernos occidentales habían previsto tras la imposición de una serie de duras sanciones”, afirma Patricia Cohen.
Sin embargo, esto es sólo una parte del análisis. El NYT cita a Laura Solanko, asesora principal del Instituto de Economías en Transición del Banco de Finlandia:
“Cuando un país está en guerra, el producto interior bruto (PIB) es un indicador bastante insignificante del bienestar”.
A través del prisma de esta afirmación, Patricia Cohen analiza más a fondo una serie de problemas que existen actualmente en Rusia, tanto a nivel estatal como doméstico. La observadora señala que la producción de armas puede contribuir al crecimiento económico del país, pero no tiene necesariamente un impacto positivo en la calidad de vida de la población.
El artículo del NYT trata, entre otras cosas, la caída del tipo de cambio del rublo y al aumento de la inflación:
“El aumento de la demanda de divisas para pagar bienes importados o garantizar inversiones seguras también ha provocado la caída en picado del rublo. La semana pasada cayó al simbólico nivel de 100 rublos por dólar, lo que alimentó aún más la inflación y aumentó la ansiedad de los consumidores.”
“El aumento del gasto público y del endeudamiento ha ejercido una gran presión sobre una economía ya sobrecargada. El banco central subió rápidamente los tipos de interés al 13% en verano, mientras la inflación anual seguía aumentando. Es probable que unos tipos más altos, que encarecen la expansión de las empresas y las compras a crédito de los consumidores, ralenticen el crecimiento (económico)”.
Los rusos ya han notado las consecuencias de estos retos económicos en su vida cotidiana. Se trata de la subida de los precios de los bienes de consumo.
“Unos pensionistas en la tienda también hablaron de la subida de los precios de la carne y las aves, que casi la mitad de los rusos han notado en el último mes, según una encuesta de la Fundación de Opinión Pública, con sede en Moscú. Los encuestados también señalaron el aumento de los precios de los medicamentos y los materiales de construcción”, escribe el NYT.
Además, los rusos pueden sufrir escasez de una serie de bienes.
“Dado que Rusia importa una amplia gama de bienes, desde teléfonos y lavadoras hasta automóviles, medicamentos y café, la devaluación del rublo dificulta a los consumidores comprar lo que solían comprar”, declaró Charles Lichfield, subdirector del Centro Geoeconómico del Atlantic Council.
Estos retos socioeconómicos están lógicamente provocados por la formación del presupuesto ruso en torno a la guerra de Ucrania, como señaló Patricia Cohen.
“Casi un tercio del gasto del país el próximo año —aproximadamente 109.000 millones de dólares— se destinará a la “defensa nacional”, tal como anunció el gobierno a finales del mes pasado, desviando dinero que podría haberse destinado a sanidad, educación, carreteras y otros sectores. Más revelador aún es que el 6% de la producción total del país se destine a la maquinaria bélica rusa, el doble que antes de la invasión”, señala la autora del artículo.
Es evidente que la producción de armas para la agresión ilegal contra Ucrania, así como la financiación de campañas de propaganda y de los llamados «referéndums» en los territorios ucranianos temporalmente ocupados, es de mayor importancia para las autoridades rusas que el bienestar de sus propios ciudadanos. Por ello, los medios de comunicación rusos prefieren ignorar los problemas existentes, cubriendo únicamente los dudosos logros de la Federación Rusa que les benefician.
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