Durante tres décadas, Occidente y la comunidad internacional vieron la idea de dos Estados (uno israelí y otro palestino) como la base para la paz en Oriente Medio. Incluso después de la masacre de Hamás del 7 de octubre y la abrumadora contraofensiva de Tel Aviv, muchos creen que sigue siendo el único camino a seguir.
Más de 1.200 personas murieron y 242 fueron secuestradas en el ataque a Israel por parte de Hamás, una organización designada como terrorista por Estados Unidos. La respuesta militar de Israel se ha cobrado más de 11.000 vidas, según el Ministerio de Salud de Gaza.
Sin embargo, el politólogo Uriel Abulof, de la Universidad de Tel Aviv, cree que la pérdida masiva de vidas en ambos lados no ha hecho que sea imposible la paz.
«Una solución de dos Estados todavía es posible, tal vez más que antes, porque existe la posibilidad de que ambas partes entiendan que este no es un conflicto entre la mayoría de israelíes y palestinos, y [ambos] quieren vivir en coexistencia, sin líderes radicales», dijo.
«De un lado está Hamás, con quien hay que lidiar militarmente, y del otro lado están Benjamín Netanyahu y su coalición, con quienes hay que lidiar políticamente», dijo a la Voz de América. «Si esto sucede -y pongo un gran signo de interrogación- hay mejores posibilidades de encontrar una solución».
Hussein Ibish, del Instituto de los Estados Árabes del Golfo, con sede en Washington, también cree que una solución permanente al conflicto que dura décadas sólo es posible con un modelo de dos Estados.
«Tal vez habrá que hacerlo por etapas, pero con dos estados como objetivo común, claramente definido desde el principio», dijo Ibish, que cree que incluso ese paso inicial tiene requisitos previos específicos.
«Israel debe aceptar final y formalmente la necesidad y el derecho palestino a un Estado. La construcción y el establecimiento de asentamientos deben detenerse por completo», afirmó.
Por el contrario, Ibish dijo a la VOA, que los palestinos deben condenar los ataques de Hamás del 7 de octubre y prometer el cese de las hostilidades, mientras que la Autoridad Palestina debe ser fortalecida políticamente.
¿Plan viable o un brindis al sol?
Otros expertos se muestran escépticos. Omer Bartov, profesor de estudios del Holocausto y genocidio en la Universidad de Brown, describe el plan de dos Estados como un proverbial brindis al sol.
«La gente habla de una solución de dos Estados porque tienen que hablar de algo, y ese es el único plan actualmente sobre la mesa», dijo a la VOA. «Sólo los palestinos vivirían en un Estado palestino, y sólo los judíos vivirían en Israel».
Bartov cree que el plan de dos Estados no es realista porque crearía una Palestina económicamente débil y dependiente de Israel, y «porque hay entre medio millón y 750.000 colonos judíos en Cisjordania, y su expulsión del territorio significaría una guerra civil».
Señala Bartov que también hay 2 millones de palestinos que ya viven en Israel.
Israel capturó Cisjordania, junto con Jerusalén Oriental, perteneciente a Jordania, en la Guerra de los Seis Días de 1967. Le arrebató Gaza a Egipto en la misma guerra, pero se retiró del territorio en 2005.
«Existe otra opción, y ya se hablaba de ella antes de que esto sucediera», afirmó Bartov. «No es algo que pueda suceder rápidamente, pero se debe considerar la posibilidad. Y se trata de una especie de confederación de Estados israelí y palestino, dentro de las fronteras [establecidas] en 1967».
Un Estado confederado único, dijo, permitiría el regreso de los refugiados palestinos cuyos antepasados abandonaron ciertos territorios en 1948, y «Jerusalén podría ser la capital común».
«Habría una diferencia entre ciudadanía y residencia», afirmó Bartov. «Los colonos judíos podrían seguir viviendo en el Estado palestino pero comportarse según sus normas. Y los palestinos podrían regresar del exilio y vivir, por ejemplo, en Haifa».
La solución de un solo Estado «actualmente parece una locura» dadas las actuales hostilidades, dijo, añadiendo que la violencia continua sólo conduce a «la erosión de la democracia en la sociedad israelí» junto con el surgimiento de «elementos autoritarios» e incluso «racistas».
El crucial papel de Estados Unidos
Ibish, del Instituto de los Estados Árabes del Golfo, dice que la participación de Estados Unidos sería crucial para cualquier solución permanente al conflicto.
«Estados Unidos es la única potencia extranjera que tiene la influencia y el poder para ser garante de un acuerdo de paz [de dos Estados]», dijo. «Desafortunadamente, la escena política interna de Estados Unidos socava su papel en este sentido porque es políticamente demasiado costoso ejercer una presión seria sobre Israel».
Abulof, de la Universidad de Tel Aviv, dice que el presidente Joe Biden debe tomar la iniciativa y utilizar el principio del «palo y zanahoria» para ambas partes.
«Puede decirle a Israel que los apoyará plenamente y les dará garantías de seguridad, y se ocupará de Irán y Hizbulá», explica Abulof, y agregó que Biden entonces tendría que prometer una «democratización a los palestinos» financiada por Estados Unidos.
Si Israel no acepta este plan, señala, Estados Unidos podría amenazar con no utilizar su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para detener las resoluciones antiisraelíes.
Bartov, de la Universidad de Brown, está de acuerdo en que ningún plan puede implementarse sin el apoyo de Estados Unidos, del que Israel depende política y militarmente.
Sin él, sugirió, la pesadilla de la guerra sin fin sólo continúa.
«Es una especie de sueño tanto para judíos como para palestinos; muchos esperan despertarse una mañana y descubrir que el otro lado ya no está», aseguró.
«Pero nadie se va. Todos están allí, haciéndose la vida imposible unos a otros y viviendo con miedo. Realmente no sienten que haya esperanza. Por eso es necesario cambiar la perspectiva: cómo hacer que estos dos grupos de personas vivan uno al lado del otro, no separados».