Los desastres naturales que afectaron a Cuba en 2024, unido a varios colapsos de la red eléctrica nacional, golpearon aún más la economía de la isla, sumida desde hace más de cuatro años en una profunda crisis.
Dos huracanes azotaron con fuerza al país y tres terremoros afectaron la zona oriental, que este año reportó la mayor actividad sísmica en tres décadas, según los especialistas.
Huracán Oscar
A mediados de octubre el huracán Oscar, un organismo que tuvo apenas tres días de duración, golpeó el Oriente del país con vientos de 140 km/h por un punto cercano a la ciudad de Baracoa, Guantánamo, en medio de un apagón masivo. Vecinos de las zonas más afectadas dijeron a Martí Noticias que estaban desinformados cuando comenzaron a sentir la fuerza del fenómeno meteorológico.
De las más de 20 horas que se mantuvo transitando por el país, 18 fueron sobre la provincia de Guantánamo. Cifras oficiales indican que unas 12.180 viviendas reportaron daños en los municipios de Baracoa, Maisí, San Antonio del Sur e Imías, donde se concentraron las principales afectaciones. Unas 10.000 viviendas afectadas continúan sin solución.
Las intensas lluvias asociadas a Oscar produjeron severas inundaciones, dejando comunidades enteras incomunicadas y al menos ocho fallecidos.
Huracán Rafael
Dos semanas después de Oscar, Rafael impactó el occidente de Cuba por la provincia de Artemisa como un poderoso huracán de categoría 3, provocando severos daños en la agricultura, la red eléctrica, y el fondo habitacional.
De acuerdo a cifras oficiales, 1.500 casas quedaron afectadas en Mayabeque, otras 1.812 en La Habana y unas 19.30 en Artemisa.
Los vientos de la tormenta dejaron otra vez al país entero a oscuras con otro colpaso del Sistema Eléctrico Nacional.
Tres terremotos en menos de dos meses
La red de estaciones del Centro Nacional de Investigaciones (CENAIS) estuvo registrando pequeños movimientos telúricos en la zona oriental durante el año pero en noviembre dos fuertes terremotos se sintieron en varias provincias.
A inicios de noviembre un sismo de magnitud 6.7 en la escala Richter, sacudió el oriente de Cuba, a unos 40 kilómetros al sur de la localidad de Bartolomé Masó, en la provincia de Granma. Menos de una hora antes se había registrado otro con magnitud de 6 grados.
Los fuertes terremotos tuvieron su epicentro en el mar Caribe y se sintieron con fuerza en Granma y Santiago de Cuba, aunque también fueron perceptibles en Guantánamo, Holguín, Camagüey, Sancti Spíritus y Ciego de Ávila.
Los especialistas registraron más de 8.400 réplicas.
En la madrugada del 23 de diciembre otro sismo, de 6.1 grados, fue reportado a 35 kilómetros de Chivirico, en Santiago de Cuba.
«Hemos perdido las esperanzas de una recuperación»: Testimonios de cubanos
Aunque con menor fuerza, Cuba también sintió los embates del huracán Beryl, a finales de junio. A su paso por el sur de la isla, varias localidades del oriente reportaron tormentas severas e inundaciones.
En septiembre el huracán Helene pasó entre el cabo de San Antonio y la península de Yucatán provocando severos daños en Pinar del Río tanto en las viviendas como en el servicio eléctrico y la agricultura.
A inicios de octubre el huracán Milton también impactó el Cabo de San Antonio, con fuertes vientos e inundaciones en zonas como el Surgidero de Batabanó y Mayabeque, Isla de la Juventud, Pinar del Río y Artemisa.
Con una economía que se mantiene en recesión, las viviendas e infraestructuras estratégicas dañadas por los huracanes y terremotos que azotaron al país en los últimos meses podrían tardar años para recuperarse. Cubanos consultados por Martí Noticias dicen haber perdido las esperanzas.
«Muchas personas perdieron sus viviendas y en este momento están desprotegidas», dijo Anderlay Guerra Blanco, comunicador independiente que reside en la provincia de Guantánamo, sobre los damnificados por Oscar.
«La esperanza de poder recuperarse de esta situación es casi nula», agregó.
Esteban Ajete, un campesino de Pinar del Río, dice que la agricultura está seriamente dañada tras los desastres que afectaron la provincia este año. «Es un desastre. Con la siembra de tabaco y la cosecha no se sabe qué va a pasar», indicó.
En una situación crítica se encuentra también el poblado de Cabañas, en Mariel, en esa misma provincia. Moisés Leonardo Rodríguez, vecino del lugar, comentó que en la localidad tenían problemas con el abasto de agua potable y tras Rafael la situación empeoró.
«Ya son dos meses sin agua, antes incluso del paso del huracán. Ya una pipa de agua cuesta nada más y nada menos que 6 mil peso cubanos y con relación a la ayuda para la recuperación para los damnificados, me han vendido unas de esas tejas de fibrocemento que son malísimas, se les abren huecos, no sirve. Es todo lo que se ha visto hasta ahora».
«Nada de lo que prometen llega porque es que se vive en la mentira total», aseguró.
(Con reporte de Tomás Cardoso para Martí Noticias)
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