¿Un cambio real o más de lo mismo?

El reciente anuncio del gobierno cubano sobre un “nuevo sistema cambiario” ha suscitado una ola de críticas. 

Economistas Pedro Monreal, han señalado que este cambio no constituye una transformación estructural, sino más bien una modificación superficial que no soluciona los problemas fundamentales del sistema monetario cubano. 

Según Monreal, aunque las autoridades insisten en que este nuevo sistema implicará una “tasa flotante”, la realidad muestra que no existe un verdadero mercado cambiario en el que la oferta y demanda definan el valor de la moneda.  

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¿De qué se trata el nuevo sistema cambiario en Cuba? 

En esencia, el cambio es más una variación de la tasa de cambio para el sector no estatal y la población, con el Estado manteniendo el control centralizado sobre la compra y venta de divisas.  

En opinión de Monreal, el régimen cambiario de tipo fijo que comenzó a implementarse en 2021, con una tasa oficial de 1 USD por 24 CUP, sigue vigente, con apenas algunas modificaciones marginales. 

Este análisis revela que, a pesar del uso de términos como “flotante” o “flexible”, la estructura subyacente del sistema cambiario cubano sigue siendo la misma, con pocas posibilidades de generar un mercado competitivo y transparente.  

La tasa flexible, que en 2022 llegó a situarse en 120 CUP por dólar para el sector no estatal, representó un intento de ajustarse al mercado informal, pero, como reconoció el entonces ministro de Economía, Alejandro Gil Fernández, esa tasa no representaba un tipo de cambio de equilibrio. En el contexto actual, se repite el mismo esquema, lo que genera dudas sobre la eficacia del anuncio. 

1/15 No existen hoy fundamentos que validen que se pasaría a un anunciado “nuevo régimen cambiario” en Cuba. Esencialmente se mantendría el régimen cambiario de tipo fijo, con variación de su componente secundario de cambio para el “sector población y no estatal” pic.twitter.com/aI05iRY1Ih

— Pedro Monreal (@pmmonreal) December 19, 2024

¿Qué continúa y que cambia con el nuevo sistema cambiario en Cuba? 

Según ha explicado el experto en finanzas, el gobierno cubano continúa priorizando la captación de divisas mediante un sistema que favorece al Estado, en lugar de crear un mecanismo en el que los actores económicos, incluidos los privados, puedan participar activamente y de manera equitativa.  

El “nuevo sistema cambiario” no aborda las causas estructurales de la crisis económica que enfrenta el país, tales como la falta de confianza en el peso cubano, la escasez de divisas y la dependencia de un mercado informal que ya controla una parte significativa de las transacciones diarias. 

A esto se añade una crítica relevante: el anuncio no proporciona garantías claras sobre cómo se garantizará un acceso justo a las divisas ni cómo se evitará que las disparidades económicas se sigan ampliando.  

Al no implementar un sistema verdaderamente flexible y al continuar con un esquema de control centralizado, el gobierno refuerza la informalidad del mercado cambiario, lo que termina perjudicando a la población más vulnerable. La falta de un mercado cambiario equilibrado perpetúa las desigualdades, obliga a los ciudadanos a recurrir al mercado negro para obtener divisas, y limita las posibilidades de crecimiento para el sector privado. 

Consecuencias a largo plazo 

Monreal también subraya que este tipo de medidas podrían seguir ahuyentando a los inversores, ya que el modelo propuesto no genera confianza en un mercado competitivo y transparente.  

Sin un verdadero cambio en la política monetaria, el flujo de capitales hacia Cuba se mantendrá muy limitado, y el desarrollo de un sector privado dinámico se mantendrá como una tarea pendiente para el gobierno.  

Además, el control centralizado de las divisas, al no permitir que la oferta y demanda determinen las tasas, limita la competitividad y la estabilidad económica. 

En conclusión, las nuevas medidas tomadas por el gobierno cubano no parecen ser más que una reformulación de un sistema que ha demostrado ser ineficaz. Como señala Monreal.  Más que un cambio real, se trata de una estrategia de modificación marginal que no enfrenta los problemas estructurales de la economía cubana.  

La falta de un mercado libre, el control centralizado de las divisas y la dependencia de un mercado informal seguirán marcando la pauta en el futuro cercano, a menos que el gobierno implemente cambios sustanciales y genuinos que apunten a una verdadera reforma económica.