“Todos estábamos en shock, llorando y muy emocionados. Pero ella estaba calmada, tranquilizándonos a todos, consolándonos”, recuerda Adva Adar sobre el reencuentro en un hospital con su abuela Yaffa Adar.
Esta israelí de 85 años, secuestrada el 7 de octubre en su casa del kibutz de Nir Oz, fue liberada por el grupo islamista Hamás el pasado viernes, en la primera tanda de rehenes que salió de la Franja de Gaza en el primer día de tregua.
Adva y el resto de la familia recibieron la noticia de que su abuela sería liberada la noche del pasado jueves, pero prefirieron no hacerse ilusiones. “Teníamos que manejar las expectativas. Esperar a verla con nuestros propios ojos. Porque con los terroristas de Hamás, nunca se sabe”, afirma Adva en una entrevista en Tel Aviv.
Junto con otros 12 rehenes -todo mujeres y niños- Yaffa Adar pisó de nuevo suelo israelí finalmente la noche del pasado viernes, tras más de 24 agónicas horas de espera para la familia desde que recibió la noticia. Desde entonces han sido liberados 99 rehenes -incluidos 23 tailandeses y un filipino- a cambio de la excarcelación de 210 presos palestinos; pero se estima que todavía quedan dentro del enclave unos 140 cautivos.
“A pesar del infierno que ha vivido, ella no ha perdido su optimismo ni su sonrisa”, asegura la nieta de Yaffa, una mujer que se unió a los 18 años al movimiento kibutzim y siempre ha vivido en estas comunidades rurales al sur del Israel.
Una celebración interrumpida por disparos
Yaffa fue la protagonista de uno de los videos más virales del ataque sorpresa de Hamás del pasado 7 de octubre. En las imágenes que dieron la vuelta al mundo se veía a una anciana sentada en el asiento del copiloto de un carrito de golf, rodeada de milicianos palestinos armados, entrando a la Franja de Gaza.
Ese video fue la fatal confirmación para su familia de que Yaffa había sido secuestrada por el grupo extremista. Ese día, feriado en Israel, que conmemoraba el último día de la festividad judía de Sucot, la abuela tenía todo listo en su casa para celebrar una gran comida con sus tres hijos, siete nietos, ocho bisnietos, y el resto de sus amplia familia.
Sin embargo, el festín nunca se realizó. El kibutz donde vivía Yaffa amaneció bajo alarmas por cohetes, algo que no era raro en Nir Oz hasta ese fatídico sábado, que terminó con más de 1.200 muertos y 240 secuestrados por Hamás.
“En el último mensaje que mandó al chat familiar nos dijo que se oían disparos y gritos en árabe. Que había auténticas batallas en el mismo patio de su casa ¿Cómo puede alguien llevarse así casi de su cama a una mujer de 85 años?”, lamenta Adva, que todavía tiene a su primo Tamir, también nieto de Yaffa y residente en Nir Oz, secuestrado por Hamás.
En Nir Oz, una comunidad de menos de 400 habitantes, Hamás mató a una treintena de personas y secuestró a unas 80. Casi un tercio de su población son víctimas directas.
“Solo tenemos indicios de que puede estar secuestrado, pero no pruebas claras -como fotos o vídeos- como ocurrió con mi abuela u otros rehenes”, cuenta sobre la situación de Tamir Adar, de 38 años, que como hombre adulto israelí queda fuera, de momento, de las negociaciones entre Israel y Hamás para el canje de secuestrados por prisioneros. Hasta ahora, las liberaciones incluyen a mujeres y menores.
Con ese mismo anhelo, decenas de vecinos del kibutz de Kfar Aza, donde Hamás cometió una de sus peores masacres – un centenar de personas murieron en una comunidad de un millar- se congregaron en una céntrica plaza de Tel Aviv, rebautizada como la Plaza de los Secuestrados para recordar a los que todavía no han vuelto.
Familiares de vecinos de Kfar Aza aún cautivos quisieron recordar que todos, también los hombres adultos, alguna vez fueron niños y todos tienen una madre que los espera. Por ello los recordaron como si fueran niños, recreando su comida preferida -para algunos pollo empanado con patatas, para otros pizza, para otros hamburguesas-.
“Todos hemos sido niños y para cualquier madre, sus hijos siempre serán sus niños, independientemente de la edad. Por eso les recordamos con su comida favorita, la que sus madres les harían nada más regresar si fueran niños”, explicó Natan Siegel, que reclama el regreso de su tío Keith Siegel, de 64 años, aún cautivo después de que este fin de semana su esposa, la tía de Natan, fuera liberada.
La comunidad de Kfar Aza tiene muchos hombres adultos aún rehenes. “Casi todos los hijos de mis amigas están secuestrados”, asevera Debbi, una israelí-argentina, aliviada de que su hijo de 15 años y su marido, pudieron escapar de las garras de Hamás.
Un día más de tregua
Después de una pausa inicial pactada para cuatro días, la tregua en los cruentos combates entre Israel y Hamás continúa, después de que ambas partes anunciaran este jueves que acordaron ampliar otras 24 horas su cese al fuego temporal, apenas 15 minutos antes de que expirara el plazo anterior.
Tel Aviv y el grupo militante se encuentran bajo una creciente presión internacional para que la tregua se mantenga todo el tiempo posible. Estados Unidos, el principal aliado de Israel, también aboga por mantener la pausa en los combates, que además de incluir la liberación de rehenes por Hamás y la excarcelación de palestinos en prisiones israelíes, también garantiza la entrada de ayuda humanitaria a una devastada Gaza.
«Vamos a continuar nuestros esfuerzos con Israel, con Qatar, obviamente con Egipto, para apoyar y ampliar esta pausa tanto como podamos y ayudar a asegurar la liberación de todos los rehenes retenidos por los terroristas de Hamás», dijo este jueves el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby.
Con cada vez menos mujeres y niños israelíes en cautiverio, una extensión de la tregua requeriría el establecimiento de nuevos términos para la liberación de los hombres israelíes, incluidos los soldados.
Kirby insistió en que hacen todo lo posible por extender la tregua todo lo que puedan. «Estamos trabajando literalmente cada hora para ver si podemos convertir este séptimo día en un octavo, noveno, décimo y más, pero todo lo que puedo hacer es decirles dónde estamos ahora y estamos contentos de haberlo hecho, de haber sacado siete días de estas negociaciones», aseguró durante la habitual conferencia de prensa vespertina en la mansión presidencial.
El portavoz del Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca condenó además un atentado -reivindicado por Hamás- contra civiles en Jerusalén, que cobró la vida de tres personas y dejó varios heridos. Aunque este incidente no parece haber afectado las negociaciones del cese al fuego, el gobierno del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu reafirmó su intención de continuar la guerra hasta la «aniquilación» de Hamás.
Ante la intención de Tel Aviv de continuar con el conflicto, Kirby señaló que «Israel tiene el derecho y la responsabilidad de perseguir a Hamás» por las «atrocidades» cometidas el pasado 7 de octubre, y reafirmó una vez más el respaldo de la administración de Joe Biden al Estado judío.
Una tregua que no regresará miles de hogares devastados
Tras los sangrientos ataques del 7 de octubre, Israel libró una guerra sin cuartel contra Hamás. Bombas israelíes cayeron sin descanso por siente semanas sobre una Franja de Gaza, controlada por el grupo militante pero también hogar de unas 2,3 millones de personas.
Más de 15.000 personas han muerto en Gaza, alrededor del 40 % de ellos niños, según el Ministerio de Salud palestino, cifras consideradas confiables por las Naciones Unidas. Otras 6.500 personas siguen desaparecidas y se teme que muchas de ellas estén enterradas bajo edificios bombardeados.
La pausa ha servido a los habitantes de Gaza para retornar a sus hogares destruidos y sacar cuerpos de los escombros. De acuerdo con cifras de la ONU, cerca del 80 % de los palestinos residentes en el norte de la Franja han sido desplazados de sus residencias. Israel ordenó evacuar esta porción de Gaza y se espera que una vez acabe la tregua, retome las operaciones militares aéreas y terrestres y se dirija al sur.
Organismos internacionales aseguran que la ayuda que entra al enclave no es suficiente y resaltan que a quienes huyeron de sus hogares, sobre todo en la ciudad de Gaza, no se les ha permitido regresar. Miles de familias duermen en refugios improvisados.
«¿Qué es una tregua que no nos trae de vuelta a casa? Soldados israelíes en tanques nos dispararon cuando intentamos regresar para inspeccionar nuestras casas en la ciudad de Gaza después de enterarnos de que habían sido bombardeadas», dijo a Reuters Mohammad Joudat, un palestino graduado en administración de empresas de 25 años, que tuvo que huir a Deir al-Balah, en el sur de la Franja de Gaza.
[Con información de Reuters]
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